Scarlett no pegó ojo en toda la noche. Se sentía extraña tumbada en aquella cama, sin hacer nada, sin poder comenzar con la misión. No obstante, sabía que debía ser paciente o todo se iría al garete. La misión se basaba en los pequeños detalles, en esperar los momentos oportunos, en hacer incluso el menor número de movimientos posibles. Al más mínimo error, podían descubrirle y entonces también peligraría su vida.
Ansiosa, se desarropó y se puso en pie. Caminó sobre la moqueta hasta el ventanal tintado, corrió las cortinas y la luz del sol entró a raudales en la habitación. Desde aquella distancia, nada parecía haber cambiado en las calles. Daba igual si esas gentes que vivían allí se encontraban bajo el yugo del gobierno o de los rebeldes, Scarlett consideraba que el único favor que podían hacerles era acabar con sus miserables vidas.
Más de una vez le había tentado la idea de huir. De marcharse bien lejos, a la otra punta del mundo. De comenzar una nueva vida y descubrir si en algún otro lugar del planeta había más supervivientes. Pero ya tendría tiempo para eso. Antes quería aprovechar aquella oportunidad para cobrarse su venganza particular.
Un zumbido suave la sacó de sus cavilaciones. Scarlett se giró y se acercó a uno de los cajones donde su clon guardaba la ropa interior. Debajo de los calcetines y ropa interior, había un microtransmisor, no más grande que su dedo meñique, con un destello rojo intermitente.
-Maldita sea...--masculló para sí.
Le habían prometido que no lo llamarían durante el tiempo que durase la misión. ¿Y si no hubiera estado sola? ¿Y si alguien hubiera escuchado la vibración o visto la luz?
Molesta, pero sabiendo que debía tomarlo, mantuvo presionada la parte superior del invento y dijo:
-¿Qué quieres?
Pasaron unos instantes antes de escuchar la voz de Kurtzman desde el diminuto altavoz que llevaba incorporada la máquina.
-¿Situación de la misión?
-Estoy dentro. Mañana iremos a buscar placas solares al norte.--añadió, caminando hasta la ventana y dejando que el vaho de las palabras susurradas empañara el cristal.--No se pongan en contacto conmigo. Es peligroso. Como quedamos, confirmaré que sigo viva avisándoles cada doce horas o si hay alguna novedad particular. Cambio y corto.
Ella no podía desconectar el aparato. La única manera que tenía de evitar que volvieran a llamarle era aplastando la máquina con la suela del zapato, pero necesitaba un modo de mantenerse en contacto con el complejo y, al mismo tiempo, era un salvoconducto por si los rebeldes la descubrían.
Como sabía que le sería imposible dormirse, decidió hacer algo de ejercicio y darse una ducha mientras esperaba a que fueran a buscarla. Frente al espejo del baño comprobó que los arañazos de Kurtzman tenían mejor aspecto y que las horas de gimnasio durante las pasadas semanas habían dado sus frutos, marcando con claridad el contorno de sus músculos.
Por lo poco que había podido observar a Billie cuando la atraparon, le dio la sensación de que su clon estaba mucho más escuálida que la última vez que se vieron. Por suerte, dudaba que alguno de los rebeldes la hubiera visto desnuda en los pasados días o que aquel detalle se notara con la ropa puesta. Mientras se duchaba, estuvo valorando las opciones que tenía para llevar a cabo la misión que le habían impuesto. En cuanto lo lograra, Bloodworth ejecutaría a Billie, como le había prometido, y la única posible amenaza de Scarlett en aquel mundo desaparecería.
Ella, y solo ella, sería la criatura más poderosa por el mero hecho de poder sobrevivir en el exterior.
Pasado un rato, Finneas llamó a la puerta de su cuarto para avisarle de que iban a bajar a comer algo antes de ponerse en marcha. Scarlett guardó algunas pertenencias de Billie en la desgastada mochila y lo siguió hasta el comedor lleno de gente.
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REVENGE
FanfictionDesde la desaparición de ______, Billie no ha vuelto a ser la misma y la sed de venganza es lo único que la motiva a seguir adelante. Encerrada en lo alto de la Torre, observa cómo la Ciudadela se desmorona mientras los rebeldes intentan controlar...