capítulo 15.

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-¡Scarlett!

Tardó unos segundos en asimilar que alguien la acababa de llamar por su verdadero nombre. De hecho, pronunció varias frases más de su discurso antes de que su voz se convirtiera en un susurro inaudible. Para cuando esto sucedió y su mente fue consciente de lo que sus ojos veían, tan solo tuvo tiempo de saltar del escenario y echar a correr. Los rebeldes no supieron reaccionar hasta que se encontró lo suficientemente lejos como para que le dieran alcance.

«No puede ser», se decía mientras se alejaba de la Torre por el primer callejón colindante que encontró. Billie estaba allí. Y ______. ¿Cómo habían logrado escapar? ¿Un error del gobierno? ¡¿Tan grave? ! ¿O una trampa preparada para ella?

A los pocos segundos de entrar en el callejón, Scarlett escuchó cómo alguien también se internaba en ella y gritaba en su dirección. Estaba atrapado. La Ciudadela se había convertido en una maldita ratonera y Scarlett estaba sola. No podía confiar en nadie, ni siquiera en los supuestos espías del gobierno. ¿Por qué no la protegían? ¿Dónde estaban? Eran preguntas para las que no tenía respuesta.

Al cabo de un rato, creyó haber dado esquinazo a sus perseguidores. Volvió a salir a una de las avenidas principales para dirigirse a un portón de la muralla y se mezcló entre la muchedumbre. Pensó que la noticia de que ella no era la verdadera Billie tardaría en correrse y mientras tanto para la mayoría de aquellas personas ella seguía siendo como un mesías. Sin embargo, esa era también un arma de doble filo, como descubrió unos instantes después.

-¡Es Billie!.--fue un adolescente quien advirtió su presencia, y al segundo siguiente, varias decenas de ojos se volvieron hacia ella.

-¡¿Dónde están nuestros brazaletes?!.--le increpó una mujer con un bebé en brazos en ese instante.--¡Nos los prometieron!

-¡Oye! ¡Si hay guerra, yo también quiero luchar!.--exclamó un hombre que arrastraba una carreta llena de artilugios desvencijados.--¡Cuenten con mi mercancía!

Allá donde mirase, había alguien exigiéndole o suplicándole algo. La gente alternaba la mirada entre ella y las pantallas holográficas que había en las paredes de los edificios y en las que, hasta hacía unos segundos, ella misma había estado dando su discurso.

De repente éstas volvieron a encenderse y en ellas apareció una imagen suya y un comunicado urgente desvelando que era una impostora y anunciando una recompensa para quien la atrapase.

Poco a poco el desconcierto se apoderó de la gente, que se volvía para mirarla de una manera distinta. Scarlett comenzó a retroceder lentamente, intentando mantener la cara de extrañeza, pero la palabra ''recompensa'' parecía hacerse más grande a cada segundo que pasaba. Era un reclamo demasiado fuerte y sabía que no tardarían en abalanzarse sobre ella.

-¿Qué estupidez es esa?.--preguntó en voz alta una mujer que Scarlett recordaba haber visto alguna vez con Chapel.--¿Una impostora? ¡Los impostores son ellos!

-¡Intentan distraer nuestra atención de la verdad!.--contestó otro, junto a ella, y antes de seguir hablando, se volvió hacia Scarlett y le guiñó un ojo tan deprisa que la chica creyó haberlo imaginado.--¡El nuevo gobierno es peor que el anterior!

Scarlett lo comprendió al instante. Los espías del gobierno le estaban ofreciendo la ventaja que necesitaba. Así que, sin esperar más, le dio un empujón a un tipo que le cerraba el paso y echó a correr. Antes de llegar al callejón, ya sintió un par de manos intentando sujetarla, pero sin tan siquiera girarse, se deshizo de ellas con un golpe y siguió corriendo. Los gritos de amenaza se multiplicaron y Scarlett tuvo que acelerar. Sentía el corazón latiéndole en las sienes, pero su vida dependía de aquella carrera. Imaginaba perfectamente lo que ocurriría si la atrapaban los rebeldes.

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