capítulo 30: final.

164 19 27
                                    

Cuando ______ volvió a mirar por el agujero que había abierto entre las rocas sintió que le faltaba el aire.

-No..., no, por favor... ¡No!.--chilló, apartando las últimas piedras que le impedían pasar.

Una vez logró que el hueco fuera lo suficientemente grande, se escurrió entre ellas y, antes incluso de haberse levantado del todo, echó a correr hacia Billie, se arrodilló a su lado y le zarandeó de los hombros.

-Billie, por favor, despierta... ¡Billie!.--exclamó, desesperada.

La cueva volvía a estar sumida en la oscuridad a excepción de los rayos de luz que se filtraban a través del techo y de las chispas que desprendían los Detonadores. Como pudo, ______ tomó el cuerpo inerte de Billie en brazos y la arrastró hasta el foco natural para verla mejor.

Tenía el rostro y la ropa cubiertos de arena y sangre. La máquina de su brazo había quedado destrozada y los hierros se perdían entre el amasijo de hueso, sangre y piel en el que se había convertido la mano de la chica. ______ tuvo que controlar las ganas de llorar cuando acercó sus dedos temblorosos al cuello de Billie en busca de su pulso.

-No, Billie, por favor...--susurró, incapaz de encontrarlo.--Despierta. ¡No puedes hacerme esto!

Le sujetó entonces del cuello con una mano mientras con la otra le pellizcaba la nariz. A continuación, ______ tomó aire y se acercó a ella para insuflárselo por la boca. Una, dos, tres, cuatro veces. A continuación, presionó el pecho con todas sus fuerzas para reanimarla. Al ver que no reaccionaba, volvió a repetir el proceso sintiendo cómo las lágrimas se le escurrían hasta sus labios y, de ellos, a los de Billie.

-¡Ayuda!.--gritó desesperada al cielo al ver que la reanimación no funcionaba, pero su voz quedó atrapada en aquella cueva.--¡Por favor! ¡Que alguien me ayude!

Pero no sirvió de nada. Sabía que los demás estaban demasiado lejos como para escucharla.

-No puedes hacerme esto...--la regañó mientras le acariciaba el rostro.--¿Me entiendes? No puedes.

Después de todo lo que habían pasado, de todo lo que habían peleado, no merecían acabar así. Eran tantos los sacrificios que Billie había hecho por ella que, sencillamente, le resultaba inconcebible una injusticia como aquella..., tanto como un futuro sin ella a su lado.

Impotente, volvió a insuflarle aire en los pulmones y a repetir las presiones sobre el pecho.

-¡Vamos, Duracell!.--exclamó, confiada.--¡Vamos!

La chica estalló en lágrimas cuando comprendió que Billie se había ido y que no existía manera de hacerla volver. De haberse producido aquella pelea en cualquier otro lugar, probablemente hubieran encontrado algún desfibrilador con el que reanimarle, pero en aquella cueva no quedaba nada...

Excepto ella.

______ recordó entonces cómo la Billie original se había referido siempre a los electros como simples baterías humanas. Cuerpos que guardaban la energía eléctrica que su corazón iba consumiendo poco a poco para mantenerse con vida. Si aquello era cierto, solo necesitaba encontrar la manera de cederle a Billie parte de su energía para que su corazón continuara latiendo. Al fin y al cabo, su corazón humano solo necesitaría una leve descarga para arrancar.

¿Pero cómo podría...?

El Detonador volvió a soltar un par de chispas en ese instante y ______ tuvo una idea.

-El amplificador.--masculló para sí.

Se trataba del complemento del Detonador que permitía extraer la energía de las baterías y transportarla hasta el núcleo del arma, en la palma de la mano.

REVENGEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora