capítulo 28.

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A pesar de no haber estado nunca en aquel complejo y de haber abandonado el anterior hacía años, Shawn recordaba la estructura del edificio subterráneo con todo lujo de detalles.

De camino a los pisos inferiores, su memoria sacó a flote decenas y decenas de momentos vividos en aquel pasado tan lejano: las tardes bajo la cúpula con Sarah y Billie, las interminables horas de estudio en la biblioteca, los primeros pasos de Finneas por aquellos pasillos... o unos idénticos. No, su vida cuidando a Finneas no había sido fácil, pero sabía que no se habría convertido en el hombre que era si no hubiera aprendido a tan temprana edad el significado de la responsabilidad.

Por Finneas habían nacido los Hijos del Ocaso; por Finneas había provocado las revueltas; por Finneas, las horas dedicadas a los experimentos habían sido un poco menos duras... Por su hermano, la palabra sacrificio adquiría un significado más dulce, menos doloroso.

Por eso, cuando apareció en las pantallas del complejo y lo escuchó hablar con aquella seguridad, Shawn tembló de emoción y de orgullo. Él les había quitado la venda de los ojos a muchas personas en el pasado y su hermano lo estaba haciendo en el presente.

Finneas merecía una vida tranquila, tal vez con Carla, sin tener que preocuparse por sobrevivir. Merecía tener la oportunidad que él no había tenido de luchar por sus sueños y hacerlos realidad; de ser quien quisiera y no quien le impusiese nadie. Por eso Shawn se dirigía a toda prisa a los laboratorios: para acabar con el verdadero enemigo; el artífice de aquel mundo que tanto les había arrebatado.

El repiqueteo de unos tacones vino seguido de su nombre.

-¡Shawn!

El hombre se dio la vuelta al identificar la voz de Madame Battery.

-¿Qué haces aún aquí? ¡Deberías estar fuera!.--le dijo mientras ella se acercaba.

-Lo mismo podría decirte a ti. Yo al menos he ayudado a tu hermano y a Carla a que no los encontrasen. De nada por echarles una mano.

-Dudo mucho que te necesitaran.--replicó él, poniéndose de nuevo en marcha.

-No, desde luego que no. Prácticamente han reunido a todos los habitantes del complejo en los jardines de la cúpula.

-Parece que le viene de familia...--comentó él, sin dejar de caminar.

-¡Shawn, por Dios! ¡Son solo unos niños!

-¡¿Qué es lo que quieres, Úrsula?!.--exclamó Shawn, deteniéndose en seco y girándose para mirarla.--¿Por qué sigues aquí?

Battery le miró con preocupación antes de suspirar.

-Sé lo que piensas hacer y entiendo que creas que tienes que hacerlo, pero no es así, Shawn. La guerra ha acabado.

-No. No hasta que ella muera.

-Shawn, por favor...

-¡No!.--exclamó con furia, agarrándola del brazo.--¡La dejé escapar una vez y mira! ¡Mira lo que ha ocurrido! No parará hasta que consiga lo que quiere, Úrsula. ¿No lo entiendes? Ella es la culpable de todo esto.

-Lo es. Pero gracias a ella existo yo, Shawn. Y tú también. Y Carla. Y Diego. Y ______. Y...

-¡BASTA!

El eco del grito de Shawn reverberó por todo el pasillo.

-No le debo nada.--añadió.--Y ustedes tampoco. Si por ella fuera, estarían todos muertos.

-Vas a hacer lo que te dé la gana, como siempre. Y una vez más, te apoyaré.--confesó ella.--Pero quiero que sepas que esos chicos te necesitan.

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