Destino

2

Estoy sacando cuentas, estoy tan concentrada en mi trabajo que no me di cuenta cuando el jefe entró. Nos dio la orden de que todos los empleados de la oficina nos dirigiremos al primer piso, que fuéramos decentes y que debemos de tener un buen comportamiento.
Suponía que era por lo que me había mencionado Aina en el baño ésta mañana. En esos momentos maldije el no estar al pendiente de mi celular ya que nos habían informando por G-mail lo de la reunión de empresarios.
Tal vez les cueste creer que no uso el teléfono, es solo que se me hace aburrido, mi mamá me acostumbró a no usarlo por lo que se me quedó esa costumbre. Estoy empezando a considerar el ser una chica actualizada.

Me levante de la silla lentamente suspirando, me resigne de mi imagen y camine hacia el elevador. En ese momento Aina se metió al elevador y sonrió enormemente (hablando de la reina, la burra que se asoma). Ella empezó a hablar sobre la llegada del nuevo jefe, que habría tantos fotógrafos grabando en vivo. La deje de escuchar ya que en mi mente se repetían sus última palabras... ¿Tan importante es esa persona? Pues para que hagan tanto escándalo es porque sí. Me dio más vergüenza saber que mi aspecto no es el mejor, mi blusa tiene la horrible mancha al igual que mi pantalón, que tiempo después de llegar a mi escritorio me di cuenta de que estaba manchado. Aina intentaba darme ánimos para que me sienta bien, ella no entiende. Como ella es linda y se ve perfecta con su vestido no tiene de que preocuparse, en cambio una...

Juntas llegamos a donde estaban todos reunidos y cuando digo todos es porque están todos, literalmente está toda la planta baja llena de gente, aunque sé que en su mayoría son los empleados del edificio. Hasta los de limpieza están aquí presentes y hasta siento que se ven más presentables que yo. ¿Será muy tarde para pedir permiso e irme?
Aina me arrastro por todo el lugar hasta que estuvimos en primera fila, el jefe empezó a explicar que le estábamos dando la bienvenida a uno de los nuevos socios de la empresa y que era un gusto que estuviera con nosotros, que todos fuéramos profesionales, que debíamos de mostrar el amor que le tenemos a nuestro trabajo y blah, blah, blah.

En realidad no decía eso, solo que dejé de prestarle atención cuando lo vi a él. Entraba con una sonrisa encantadora y un caminar perfecto, era él, el mismo idiota que me tiro café encima en la mañana y del cuál quede en ridículo. Aunque de cierta forma no es su culpa el que tenga café encima, aún así se le quedó el "idiota".
Hizo una entrada triunfal que hasta lo sentí de película o algo por el estilo.

Se presentó con mucha educación cuando él habló todos guardaron silencio como una muestra de respeto, aunque sé que las viejas chismosas solo lo hicieron para escuchar su maravillosa voz.
Su nombre es Abdel, un lindo nombre, nunca había escuchado ese nombre lo que lo hizo más interesante, es como si todo él fuera un enigma. Nos contó el porqué de su llegada que solo por motivos de trabajo está aquí, vino solo de paso y que se quedaría un tiempo con nosotros para verificar nuestro trabajo y eficacia. Un buen jefe al parecer.
Cuando se terminó la reunión algunos se acercaron para saludar a Abdel y poco a poco el lugar se fue desocupando. Ya no estaban lo fotógrafos ni los de limpieza.
Yo no lo dejé de ver en ningún momento y por el rabillo del ojo vi que Aina lo volteaba a ver a él y luego dirigía su mirada a mi. Sé que se muere por preguntar y solo se está conteniendo, es normal que esté así yo no suelo hacer esto. Le dejé de prestar atención para seguir observándolo hasta que dirigió su mirada a mi, y juro que sentí que mi mundo se paralizó cuando nuestras miradas se conectaron. Tal vez debí de ser un poco disimulada y no observarlo como si fuera la última coca-cola en el mundo.

—Te está observando —me dijo Aina mientras me dio un codazo en mi costilla, él bajo su mirada así que supongo que miro lo que hizo Aina. Si no es nada discreta mi amiga.

—No, no es así —dije mientras volteaba a ver hacia otro lado para que no viera el sonrojo en mis mejillas. Mientras decía eso él empezó a caminar hacia a nosotras.

—Si es así y viene hacia acá —exclamó emocionada mientras aplaude como una niña pequeña cuando le van a comprar un dulce.

—Ya guarda silencio —susurre cuando la mire a los ojos.

—Me voy —dijo mientras dio un apretón en mi mano derecha y se fue rápidamente. La seguí con la mirada hasta que perdí de vista su silueta.

¡Pendeja! ni tiempo de decir algo me dio porque él llego a mi lado.

—No creí que fuera a verte de nuevo, de verdad lo lamento —dijo cuando voltee a verlo. Cuando nuestros ojos se encontraron de nuevo él volvio a sonreír.

—Uhm, no te preocupes, en realidad no fue nada —eso no fue lo que dijiste cuando no sabías de él. Ay mi linda conciencia, siempre de metiche.

—Claro que si, mira nada más como está tu blusa —señalo discretamente mi blusa—. Seguramente no se va a quitar fácilmente esa mancha.

—No hay problema con ello, tengo más blusas —dirigí mi vista hacia los lados por nerviosismo y me di cuenta que eramos el centro de atención.

Rayos, lo que me faltaba... Ser el tema principal de todos los chismosos de la empresa, ahora me criticarán todo el tiempo.

—Supongo que tienes que trabajar —hablo luego de unos segundos de silencio. Supongo que notó que todos nos estaban observando. Y quien no lo notaría, se siente horrible ser observado y que muchas personas lo hagan no es lindo, al menos para mi. Como dije soy muy reservada.

—Por supuesto —solté un pequeña risa nerviosa. Me pone nerviosa el hecho de que me esté observando, su mirada intimida, todo él lo hace.

—Nos vemos entonces —volvió a sonreír enormemente. ¿Por qué tiene que sonreír así? Mi pobre corazón no puede con tanto.

—Hasta luego —sonreí débilmente mientras me alejaba rápidamente de ahí.
Justo lo que me faltaba, ahora resultaba que el "idiota" era uno de mis jefes. Para el colmo es muy guapo y me ha gustado. 

Estoy perdida.