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A la mañans siguiente renuncié al trabajo. Al parecer la noticia se expandió y ya todos sabían lo mi dolor, que raro.
Que pena y vergüenza siento porque todos se enteraron de que Abdel "me botó".
Mi ex jefe entendió así que no hubo ningún inconveniente, él me mandaría la carta de recomendación por correo electrónico porque no quiero ni ir a la oficina.

Cuando le conté a Aina que me iría ella se puso a llorar y me dijo "eres como la hermana que nunca tuve". Ella tiene 3 hermanos por lo tanto era la única mujer y siempre me dijo que yo soy su hermana. Me duele mucho tener que dejarla, me había acostumbrado a ella pero nada dura para siempre. Aina entendió que era lo mejor para mi cuando le conté lo que pasó.
Ella me confesó que Laia nunca le cayó bien y que solo la trataba por mi, eso me sorprendió mucho porque nunca pareció que se cayeran mal, pero al parecer nunca me doy cuenta de las cosas hasta que lo dicen o, como en éste caso, que las veo.

Antes de irme decidí que tenía que reunirme con Abdel y Laia para dejar todo arreglado e irme sin ninguna carga. Así que les mandé un mensaje a Laia citándolos hoy en la cafetería a las 2 de la tarde, como era de esperarse me mandó muchos mensajes ni siquiera hice por ver los mensajes.

Aún es mediodía por lo que tengo tiempo de sobra. Me duché con toda la calma posible, disfrute mucho la ducha y al salir me aliste. Me puse lo primero que encontré que fue una blusa rosada y un jean blanco.

Al mirar por el espejo me di cuenta de que me encuentro más delgada, ni apetito tengo. Creo que si estoy entrando en la depresión cuando me juré a mi misma que nunca me permitiría entrar en ella.
No quiero eso, por eso mismo necesito irme cuanto antes y rehacer mi vida de nuevo.

Me puse a ver televisión para matar el tiempo en lo que llega la hora para verlos.

De cierta forma me pone muy mal el reunirme con ellos, aunque trato de evitar todos esos pensamientos porque sé que volveré a llorar, todo esto me tiene muy mal.

Cuándo dieron la 1:30 de la tarde me quité de la casa para salir de una vez, aprovecharía a comer las deliciosas donas una última vez antes de que ellos lleguen y mi tranquilidad termine.

Cuando llegué pedí lo mismo de siempre, café capuchino acompañado de las deliciosas donas de chocolate, deguste el saber de las maravillosas donas por última vez, si que las extrañare fueron mi compañía desde que llegué aquí. Al terminar de comer miré para afuera por inercia en ese preciso momento ellos estaban entrando, ¿es en serio? ¿Justo en el momento que volteé? Ese dolor en el corazón se intensificó al verlos entrar. Laia lleva un pantalón negro, una blusa roja que dice "muere" y su típica chaqueta de cuero con sus botas y sus lentes negros. Abdel lleva pantalones negros y una camisa de botones color roja, igual lleva lentes.
Hacen linda pareja, no puedo negarlo. Nunca me di cuenta que hasta su forma de vestir es similar.

—Hola —saludó Laia mientras tomaba asiento junto con Abdel. Los dos se sentaron enfrente de donde me encuentro.

—Hola —respondí indiferente—. Antes de que digan necesito decirles que me voy, Laia me voy con mamá y Abdel te lo devuelvo —dejé el anillo de compromiso en la mesa, no creí que doliera tanto el dejar el anillo pero está bien, eso significa que estoy rompiendo todo tipo de compromiso con ellos y que hago lo correcto—. No quiero tener nada tuyo, necesito estar en paz y el anillo solo significa que traerá recuerdos y entonces no funcionará mi plan de iniciar de nuevo.

—¿Le dijiste a mamá? —preguntó Laia con dolor, alzo sus lentes dejándolos sobre su cabeza y vi que tiene los ojos hinchados, ahora parece que va a llorar.

—No Laia —volteé los ojos—. Dije que me voy con mamá, no que le conté a mamá —contesté con fastidio.

—Gemma, lo siento —dijo Abdel mirándome serio, lo mire. A diferencia de otras veces no lo observo con amor, creo que mis ojos se ven vacíos.

—Yo lo siento más —respondí levantandome de la silla para salir del lugar. No le pedí que hablará, no quería que hablara ¿por qué hacen eso?

Al salir permití que mis lágrimas salieran, no iba a llorar frente de ellos, las personas solo me veían como un bicho raro pero no me importó. No me importa nada más que mis padres.
Lo que menos quería que dijera, era eso, ni siquiera quería que hablara. Me duele todo esto, no estoy bien. Definitivamente no estoy bien.

No fue nada lindo verlo con ella. Me duele saber que en lugar de ella sería yo. Yo podría estar ahí con él, haciéndole compañía pero no, yo soy la que sobra.
Yo llegué primero, yo lo conocí primero, a mi me costó enamorarlo. Pero nada de eso importa, nunca me escogerá a mi. Siempre será ella. Siempre fue así.

Cuando llegué a casa me senté y lloré por su culpa otra vez. Hubiera dolido menos que me ignorara a que me hablara, pero no fue así. Prefiero abrir más la herida ¿qué le costaba quedarse callado? ¿Tan difícil era? Sabe que no quiero saber nada de él y todavía me dice "lo siento" ¿qué siente? ¿El haberme roto el corazón en mil pedazos?

Entonces ¿sí me agarró amor? ¿O solo soy yo imaginando cosas que no son?

Creo que la segunda opción tiene más lógica.

Observé mi casa con nostalgia, Aina se iba a quedar con mi casa, se la iba a rentar. Me quedaba tranquila al saber que mi casa no se iba a quedar sola. Yo le dije que no era necesario que me pagara pero como ella sabe que el dinero para mi es preciado insistió que debía de hacer lo correcto, de hecho hasta adelantado me pagó eso si lo recibí porque con eso me voy de aquí. Dejaré los muebles, la cama, todo intacto. Me costó tanto trabajo tener todo y ahora me duele tanto tener que dejar todo aquí, sé que ella cuidará todo.

Ya tenía hechas las maletas en la noche que me dio insomnio aproveché para empacar mis cosas y ropa, las agarré y salí de la casa. De Aina me despedí ayer que la fui a ver a su casa, fue que me dio el dinero. Las dos lloramos tanto que se me hizo difícil irme de su casa, creo que esa fue la causa de que me diera insomnio o al menos eso quiero creer.

Espero estar tomando la decisión correcta y no equivocarme en lo que hago.

Porque al fin y al cabo es mi destino.

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