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Después de un largo rato caminando concordamos que era mejor ir al parque que nos queda cerca. Estamos platicando en el camino de nuestra cena y del lugar. Parece que se le pasó el pequeño berrinche a Abdel que ahora está como si nada.

—Es hermoso —dijo mientras veía las luces que le pusieron a los árboles como decoración. Se ve muy lindo el parque con esos pequeños detalles.

—Si, lo es —concorde aunque en realidad yo a quien veía era él, y por más que quisiera no podía dejar de mirarlo.

—No había venido de noche por aquí —siguiendo viendo los árboles. Parece un niño chiquito que viene por primera vez.

—Siempre que quiero despejar mi mente suelo venir aquí, es bastante tranquilo —hable sin dejar de mirarlo.

—Creo empezaré a hacer lo mismo —me miro sonriendo ampliamente.

—Te lo diré de una vez —solté luego de unos segundos mirándonos.

—¿Qué cosa? —ladeó su cabeza.

—Me gustas y mucho —cerré los ojos suspirando. Tengo miedo de ver su reacción.

Silencio.

No me gustaba el silencio para nada, en mi vida siempre tenía que haber ruido. Hasta sentí que las personas del planeta dejaron de hacer ruido, que los coches se callaron. Todo quedó en absoluto silencio, lo que hizo que me arrepienta de inmediato. Fue un error hablar tan pronto.

Abrí los ojos lentamente, él está mirando los árboles y por más que trate de buscar alguna reacción, algo que me indicara algo, tal vez una mueca sin embargo no fue así. No hizo nada. Está serio mirando los árboles. Ya no sonríe, creo que si he cometido un gran error.

—Joder —solté inconscientemente—. Perdón, no debí haber dicho eso es demasiado pronto, pero es que suelo ser directa con las personas y no pude callar. Solo lo siento —hablé demasiado rápido, me entró la desesperación, tengo miedo de perderlo, no quiero que se aleje de mi por mi idiotez.

—Tranquila —solto luego de unos segundos que sentí eternos—. Todo está bien.

Me sentí muy mal, la cagaste, me dijo mi conciencia, como molesta cuando pasaba eso. Lo que más me molesta es que siempre tiene la razón, si la cagué con él.

—Es solo que no esperaba que lo dijeras así de la nada, hace poco que nos conocemos y no lo sé solo me dejaste sorprendido —me miro de nuevo. Su mirada es tranquila, eso me calmó un poco.

—Lo sé —le di la razón—. No debí de decirlo pero es que suelo ser así, si me gusta una persona se lo tengo que decir o no estaré tranquila —volví a suspirar—. Solo olvídalo ¿si?

—Está todo bien, de igual manera eres linda no podría olvidar algo como eso.

—¿Yo te gusto? —la pregunta salió de mi boca sin pensarlo. Ahora me siento peor porque si me dice que no voy a llorar mucho. Nunca me han rechazado, igual no es como que hubiera estado con muchas personas. A lo largo de mi vida solo he estado con dos personas.

—Puede ser —eso es algo. Me conformo con eso... Por ahora.

—¿Puede ser? —repetí mientras me acerco lentamente.

—Eso es lo que he dicho —asintió lentamente.

—Uhm me agrada —una vez que estuve lo suficientemente cerca lo besé. Me alegre tanto cuando correspondió el beso.

Nunca en mi vida un beso había significado tanto para mi. Me sentí bien, completa, muy feliz.

El beso es lento y suave, como si tuviéramos todo el tiempo. Él es el ideal. Todo en ésta noche es perfecto.

Nos separamos luego de un largo rato besándonos, nos quedamos viendo a los ojos, mi sonrisa no tardó en aparecer. Sus ojos me encantan, podría mirarlo todo el día sin chistar. Rearme me gusta demasiado.

—No sé qué decir —hablo mirando el suelo.

—No tienes que decir algo —agarre su quijada con mi mano derecha y lo volví a besar. Sonreí en medio del beso.

Cuando nos separamos lo abrace por la vergüenza que siento en estos momentos el puso sus manos en mi cintura y recargo su cabeza en mi hombre, cuando logré calmarme puse mis brazos alrededor de su cuello y le susurre al oído un gracias.

—No es nada —dejo un beso en mi cabello—. Vamos te llevo a tu casa que ya es tarde.

—Me parece genial —conteste al soltarlo. Sentí frío al hacerlo, él transmite calor, en sus brazos me siento cálida.

Íbamos caminando en silencio, para mi no es un silencio incómodo. En mi mente sólo se repite lo que acaba de suceder, estoy analizando lo que había sucedido, hasta que llegamos a mi humilde hogar.

—Nos vemos —dije abriendo la puerta de mi casa, él miro el interior.

—Claro, nos mantendremos en contacto —sonrió de nuevo. El que sonría es buena señal.

—Así será —me acerqué de nuevo a él para darle un beso corto en los labios

—Buenas noches —dijo cuando me separe.

—Ten lindos sueños —contesté entrando a mi casa.

Al cerrar la puerta corrí para ver por la ventana, vi cómo se iba alejando, me dieron ganas de hablarle y pedirle que se quedara quedarme toda la noche con él. Solo para dormir, no para otra cosa. Pero sé que no sería lo correcto, mucho hice hoy como para seguir haciendo de las mías.
Cuando ya desapareció de mi vista me aleje de la ventana. Camine al baño para ponerme mi preciada bata, me quite todo rastro de maquillaje. Cuando termine me tiré a mi cama y me cobije bien. Sonreí de nuevo.
Si le hubiera pedido algún consejo a mi hermana sobre la cita que tuve con Abdel ella probablemente me hubiera dicho que lo dejara entrar a mi casa y que me lo follara como si no hubiera mañana. Es lo que siempre me dice cuando le pido algún consejo cuando a chicos se refiere. Por eso ya ni lo hago, sé como me responderá.
Aunque a mi hermana siempre le cuento todo, es inevitable no contarle nada porque somos muy unidas, y aunque ella me diga que soy muy aburrida con los chicos sé que le gusta que le gusta que le cuente mis cosas.
En definitiva mañana le contaré todo a Laia, a mi linda hermana.
Ahora sé que tendré muy lindos sueños.

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