Capitulo 7

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Liam disfrutaba de una taza de chocolate caliente sentado en el sofá mirando por la ventana como la nieve caía. En los parlantes sonaba la dulce y potente voz de Mariah Carey cantando villancicos y su hermana estaba con sus muñecas a su lado, cantando distraídamente la canción de Rodolfo el reno.  

Parecía un 24 de Diciembre cualquiera, su madre había salido a hacer compras para la cena de navidad y él se había quedado cuidando a Mia. Pero algo rondaba en su mente, algo fuera de lo usual...  

Nuestro ultimo beso. 

¿Qué diablos se suponía que había querido decir con eso? Habían pasado dos días y seguía sin entenderlo, ¿Había sido una despedida adecuada? No, él solo no podía sentirlo como eso.  

Había llegado a su casa tambaleándose, desorientado y sintiéndose enfermo. Había regurgitado todo el liquido ingerido del día anterior como diez veces a lo largo del día, se había dado una ducha y había recibido gustoso el sermón de su madre.  

Mierda... podía tener veintiún años, pero ella iba a seguir tratándolo como un bebe  

Sus amigos habían llamado, él les pidió que no vinieran a verlo en ese estado mierda en el que se encontraba -psicológica y físicamente-  

Solo quería estar solo pensando en ese moreno de ojos mieles que lo tenía malditamente cautivado. Era como una puta adicción de la que no estaba dispuesto a renunciar.  

–¿Li? -preguntó su hermana pequeña. Su voz era dulce y un aura de inocencia la cubría.  

–¿Si? -preguntó, su Mia era la niña más dulce que él conocía y estaba dispuesto a cortar cabezas si alguien le hacía algo.  

–¿Crees que santa venga este año? –Sus ojos marrones lo observaban con atención.  

–Si fuiste una niña buena, y te portaste bien con tu hermano mayor. Si, entonces el si vendrá 

Ella le dio una sonrisa con un diente faltante, y Liam sonrió con algo de nostalgia. Él apenas podía recordar esos tiempos donde era un niño tierno e inocente. Lo único que le venía a la cabeza eran las discusiones y gritos de sus padres. En especial en estas épocas, donde el dinero faltaba. Gracias al cielo su hermana era una bebe cuando sus padres decidieron firmar el divorcio. Había sido un gran alivio para todos. Ahora las cosas por lo menos estaban bien, no odiaba a su padre ni nada por él estilo, de hecho, lo amaba mucho y era un gran tipo, mientras él y su madre no estuvieran en el mismo cuarto, las cosas estarían bien.  

–¿Liam? -preguntó su madre, entrando a la sala. –¿Podrías ayudarme?  

El castaño se levantó del pequeño sofá y camino a ayudarla. Llevaba por lo menos tres bolsas y el paraguas. Tomo las bolsas cargadas de comida y las dejo en la encimera de la cocina.   

Su casa no era grande, solo lo suficiente para tres personas. Vivian casi a las afueras de Londres en un punto medio entre Londres y Brentford, pero mucho más cerca de Londres, por supuesto.  

Liam no se quejaba, le gustaba, se habían mudado ahí después del divorcio con los ahorros de su madre. Era cálido, acogedor y eso era más que suficiente. Tenían techo y comida para sobrevivir, y el amor y dedicación de su madre. 

 Eso era todo, y para Liam estaba bien.  

–¿Vendrá alguien mañana? -preguntó mientras la ayudaba a desempaquetar.  

–La abuela. -respondió en un susurró. 

–¿La abuela vendrá? -chilló Mia, prácticamente reventándole los tímpanos.  

Bitter&Sassy //ziam// Book #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora