Capítulo 16

1.6K 159 30
                                    

Kim Namjoon había comenzado, hacía una semana, una rutina de ejercicios que realizaba única y exclusivamente en su habitación. Últimamente le había dado por querer ponerse en forma y finalmente se había decidido a hacerlo.

El chico de veintiún años y pelo morado, abrió la puerta de su cuarto, notando un aire más puro que el que había allí dentro. El aire del largo pasillo era incluso fresco comparándolo al del interior del dormitorio, donde el calor corporal de Namjoon había logrado hacer de él una sauna.

Él ya se encontraba sacándose la camiseta, sin detener su paso en dirección al baño más cercano a su habitación, mientras las gotas de sudor caían por todo su rostro, cuello y abdomen, terminando por su espalda baja, donde aquella sensación de humedad se hacía más incómoda.

Era temprano, tanto que Jeongguk acababa de despertarse y caminaba a lo largo del pasillo, en sentido contrario que el mayor.

— Buenos días, Jeongguk —Saludó el de mayor edad fijándose en los ojitos de cansancio del contrario—. Se te ve agotado. ¿No dormiste bien?

— Bueno días, Namjoon hyung —contestó cordialmente al saludo—. No mucho...

Eso último lo dijo en un tono de voz más bajo. Vivir en aquella casa comenzaba a cambiar bastantes cosas de su día a día, y la gran mayoría eran aspectos negativos.

— Pues deberías descansar más. Vas a acabar reventado si sigues así.

Le dio un ligero toque en el hombro y pasó de largo, para luego girarse y observar al pequeño de espalda reparando en aquel culito que el niño tenía. Era verdad lo que le había comentado su hermano Yoongi, cuando le había dicho que nunca había visto a un chico con un trasero tan nalgueable.

Jeon, a pesar de todo, se encontraba feliz, al menos esa mañana. Había llegado el día en el que hablaría con su madre, después de varios días sin verla, y sentía que lo necesitaba más que nada en el mundo.

Así que trataría de llevar ese nuevo día lo mejor posible, porque cuando terminara con su trabajo y se fuera de vuelta a la cama, se llevaría gran parte de la noche conversando con la persona a la que más quería en todo el mundo.

Como cada mañana, buscó ingredientes en la cocina para preparar un buen desayuno a los siete hombres de la casa, logrando mantener la mente un poco ocupada al hacerlo. En cierto modo estaba animado. Ninguno de los salvajes que vivían allí iba a lograr arrebatarle la felicidad de pasar al menos un par de horas al teléfono con su madre.

— Buenas, mocoso —Oyó la tranquila voz de Yoongi justo detrás de él. Casi se le salió el corazón de su pecho—. ¿Estás muy ocupado? —preguntó sin estar muy interesado en su respuesta, colocándose a un lado del castaño.

El más joven lo miró con cautela, saludándolo también y escuchándolo seguir hablando sin dejarle tiempo para contestar a lo último.

— ¿Has vuelto a tener problemas con mi hermano Jimin? —habló sin problemas, sentándose sobre una de las encimeras sin despegar la vista del menor— Dije que iba a ayudarte un poco a cambio de ese gran favor que me hiciste, ¿no?

— Uhm. —Emitió el menor al mismo tiempo sus manos iban preparando varias porciones de tofu.

— ¿Y bien? —Yoongi quería una respuesta a la pregunta que había hecho y a Jeongguk eso lo estaba atacando de los nervios. Recordaba perfectamente aquel pacto que fue un poco forzado.

— No volvió a hacerme nada, hyung... —habló no muy seguro de ello, su voz tembló y aquella acción no pasó desapercibida para el mayor.

— ¿Estás seguro? Me da a mí que me estás ocultando algo. —Kim Yoongi se bajó de su asiento provisional y volvió a ponerse en pie para acercarse a Gguk— No seas idiota y aprovecha que estoy de buen humor y me apetece cumplir con mi parte del trato.

— Es que Jimin no me hizo nada, hyung.

Los filosos ojos de gato con mal genio del mayor se entrecerraron, mirando mal al más joven sin poder creer que aquel niño fuese tan tonto, ¿o es que acaso su hermano lo tenía amenazado con algo gordo?

— ¿Sabes? —Volvió a insistir— Conozco a mi hermano y no es del tipo de persona que se rinde y deja de insistirte. —Tocó su hombro, levemente, y lo hizo girar para que dejase un momento de preparar el desayuno y lo mirase a los ojos— ¿Te está chantajeando con algo? Si es así, puedes decirme. Como has podido comprobar, todos en esta casa me temen.

— Gracias, de verdad —sonrió forzadamente el menor de edad—, pero no es necesario. Supongo que ya tuvo lo que quiso y me dejó en paz...

Finalmente, al menor se le ocurrió la brillante idea de soltar aquello con la esperanza de que eso sonase convincente para el contrario y dejara de bombardearlo con preguntas.

— Oh, así que te lo has tirado —Yoongi pareció quedarse más contento ahora que le había dicho eso—. Entonces, ¿no me necesitas?

Los cabellos castaños se removieron en aquella cabecita que negaba a la pregunta de su mayor.

— Está bien —respondió el otro—, pero eso no significa que lo de follarte no siga en pie.

Aquello último lo dijo en un tono de voz más bajo para que nadie más allí pudiera oír la conversación de ambos.

— Yo te ofrecí un trato y tú aceptaste. Si ahora no quieres mi parte de él, es tu problema. Tú sigues teniendo la opción de pedirme ayuda.

El de más edad desapareció de allí sin decir nada más, dejando al pequeño más calmado ahora mientras en su mente se debatía entre si había hecho bien o no. Jimin le ofrecía dinero, una cantidad que le vendría bien para irse cuanto antes de allí y poder ayudar a la buena de su madre. No, no había hecho mal. Él debía pensar únicamente en la mujer que le dio la vida y lo que ella necesitaba para volver a estar sana.

«❦ ❦ ❦»

Jeon no podía creer aún que el día que había empezado con cierta normalidad, se hubiese tornado una locura de ataques provenientes de los mayores. Hasta Taehyung, el chico que más le agradaba de los presentes comenzaba a comportarse como un maldito bastardo y eso lo estaba desanimando bastante. No quería que lo tratasen así, quería al menos que no hicieran burla de todo lo que decía para después oír las miles de risas por parte de los hermanos.

Y Jimin, ese era un maldito que bien que le reía las gracias a los demás, aunque a veces él comenzaba los insultos y muestras de desprecio, mientras que a escondida de los otros le dedicaba miradas lascivas, relamiéndose o mordiendo su labio inferior con cada gesto que el menor hacía, no dejando nada a la imaginación del más pequeño.

Por suerte, el chico ya había terminado su jornada por hoy y podría pasar una noche tranquila en la que se pasaría todo el tiempo que pudiese hablando con su madre a la que amaba con todo su corazón. Sin embargo, como un chico pobre que era, las desgracias nunca le llovían solas, ni en su único momento de paz, podía deshacerse de aquellos hermanos llegados del mismísimo infierno. Kim Namjoon y Kim Yoongi se encontraban en el interior de la habitación en la que él dormía y sentados sobre el colchón sobre el que él dormía.

— ¿Hyungs? ¿Qué hacéis aquí?

— Jeongguk —El mayor habló—. Le he hablado a mi hermano sobre ti y tiene cierta curiosidad. —rió el de ojos más pequeños, apreciando el miedo en los orbes del chico.

— ¿C-curiosidad? ¿S-sobre qué? —preguntó sin saber si adentrarse del todo en el cuarto o salir huyendo a donde sea.

— Cierra la puerta y ven aquí con nosotros. Te contaré a qué me refiero.

—————————————////—————

¡Hola a todos los que seguís leyéndome a día de hoy!
Finalmente, os vuelvo a traer nuevo capítulo. Sé que me está llevando bastante en ponerme al día y es que entre mis ocupaciones, la pereza y la falta de sueño, me impiden venir por aquí más a menudo, pero bueno, al fin y al cabo los que me seguís leyendo me dais la fuerza suficiente para seguir por aquí y traeros un nuevo capítulo para vuestro disfrute. 🥰💙🖤

Mil gracias y os estaré esperando por aquí.
¡Os adoro!

Living in a beautiful sin [Gguk Harem]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora