{Narrador Omnisciente}
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Como siempre la mañana se despertaba ofreciendo un hermoso espectáculo de colores naranja, rojo y rosa a los madrugadores de Shibuya. Yumi cogió un taxi, esa noche durmió mejor, no miraba los mensajes que el "anónimo" le mandaba cuando trabajaba con Izaya, se prometió a sí misma no volver a hacerlo.
Miraba por la ventana del taxi el hermoso regalo de la naturaleza que pasa desapercibido por muchos, algo que todos acostumbramos a ver y pasamos porque pensamos que lo volveremos a ver al día siguiente, algo que solo los ancianos se dignan a apreciar y se toman tiempo para valorarlo, el amanecer... al cielo le gusta llamar la atención, lloviendo, regalando fenómenos naturales como los rayos, la lluvia, los amaneceres... y aún así las personas no se sorprenden ni prestan un minuto de su tiempo a algo tan fantástico y habitual como lo es un amanecer. Se dan cuenta de la importancia de las cosas pequeñas cuando algo amenaza a su existencia, su vida, como los ancianos que se dan cuenta de que su muerte está cerca y valoran las pequeñas cosas que quizás el año pasado, no les importaba. Si hacerse sabio es apreciar la normalidad entonces Yumi ya lo era, porque apreciaba saber que tenía un día más para ver el amanecer y quizás una puesta de sol.Había pasado una semana después de lo ocurrido con las gemelas, ella intentaba disculparse con Kururi, pero ella se iba, al parecer ese ramo les había costado 15¥ y como dijo Mairu no se lo iba a poner fácil. Durante esa semana hubo solo un incidente como el del bolso, pero iba aumentando en peligrosidad cada vez más. Yumi planeó una disculpa para que por lo menos sus nuevos documentos no terminaran quemados. Mairu por su parte no había hecho nada, pero se veía el resentimiento en su mirada al verla. Hace 2 días Izaya intervino porque Kururi tiró a la basura informes periodísticos supuestamente de la pelicobre cuando en realidad era información que Izaya tenía que presentar. Desde ese día Izaya sufrió "una broma" de parte de las gemelas, si, esta vez Mairu quiso participar para fastidiar a su hermano.
Se notaba el interés del pelinegro por el "anónimo" que le escribía a su secretaria, Yumi no hablaba del tema por más que Izaya indagara en el asunto.
Tenía la ojiazul mas energía esa semana, se planificó e hizo un horario mucho mejor que el de la semana pasada, gracias a eso llegaba a tiempo a su otro trabajo y aunque Tageshi no le felicitara, estaba orgulloso de su esfuerzo.
-Yumi(sonriendo): Necesitaba un empujón ¿Verdad Tageshi?
-Conductor: ¿Me está hablando a mi señorita
--Yumi: ¡No no no! Estaba hablando conmigo misma y ...
-Conductor: Ya hemos llegadoYumi estaba a punto de salir cuando el hombre carraspeó, entendió enseguida y le dió los 6¥ por el viaje. Dejó de tomar el transporte público cuando escuchó las muertes recientes de varios conocidos suyos, gente con la que había hablado o había preguntado una dirección cuando se perdía. Bajó del vehículo y se dirigió al edificio donde residía Izaya, en el camino se cruzó con una señora mayor que llevaba en su espalda una bolsa de compra. Yumi dudo en ayudarla, podría llegar tarde si la ayudaba, decidió seguir con su camino hasta que escuchó un ruido, se dió la vuelta y observó como la señora recogía los productos del suelo, no pensó dos veces para ayudarla. La señora le agradeció el detalle de gastar su tiempo para ayudarla (lo dijo con estas palabras) y prosiguió su marcha. Yumi vió su reloj y al ver que tenía tiempo de sobra se ofreció a ayudarla, pero la señora se negó agradeciendo el gesto. La pelicobre subió las escaleras que llevaban hasta el último piso, al llegar se percató de que no se escuchaba ningún ruido, abrió con la llave y entró en el apartamento. No se había fijado en las hermosas vistas que se podían apreciar mediante los enormes ventanales, se podía ver toda la ciudad y sentirse la absoluta dueña del lugar. Buscó un rastro de vida en las habitaciones, no había nadie, en la cama de Izaya había una carta escrita a ordenador que resumiendo decía que fuera a un almacén llamado Sonetera para que alguien le entregue un paquete. Volvió a salir de la casa, cerrando con llave la puerta y se dirigió al lugar señalado. Le sorprendió saber que era un almacén de congelados, era un lugar raro para quedar pero pensó que era para no llamar la atención, no podía acceder dentro porque había una contraseña, inmediatamente "Izaya" le mandó la contraseña para acceder por el chat. Al entrar la ojiazul exploró la zona comprobando que no había nadie, hacía un frío bestial y era pequeño, una nube de vaho salió de los labios de la pelicobre. Se alarmó al escuchar como alguien cerraba la puerta y más cuando vió a Izaya correr hacia la puerta ,que cuando llegó ya estaba cerrada.
-Izaya: ¡Kururi, Mairu! ¡Abrid la puerta!
-Yumi: ¡Oye abrid! ¡Ya sé que me he portado mal con vosotras pero no tenéis derecho a encerrarnos! Joder...pero qué frío hace.
-Izaya(rascándose la nuca): ¿Qué te esperabas ? ¿Qué esto iba a ser cálido y con la temperatura tropical del Caribe?
-Yumi: De saber que iba a pasar esto me traía el abrigo como tenía planeado
-Izaya: Yo estoy con el abrigo y aún así me muero de frío.
-Yumi: ¿Cuánto tiempo estás aquí?
-Izaya: Me desperté aquí.
-Yumi: ¿Y cómo no te has dado cuenta?
-Izaya: Lo único que recuerdo es que tú te fuiste y me tome un... ¡Maldita sea kururi y Mairu!
-Yumi: ¡¿Te han drogado?!
-Izaya: Es lo más lógico ¿No crees?
-Yumi: O sea...que ellas me han escrito la nota y me han mandado la contraseña.
-Izaya: ¿Pero no te disculpaste?
-Yumi: Si pero al parecer con eso no basta. Dios voy a morir congelada aquí...
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Sakura
FanfictionLa vida de Izaya da un giro de 180°grados cuando recibe una amenaza de un anónimo que le exige verse para ajustar cuentas en el puente «Yotsuya Mitsuke ».Allí conoce a Yumi, una joven de 21 años a la cual el pasado atormenta desde su tierna infanc...