Capítulo 10: ¡Ojalá te pudras...!

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{Narrador Omnisciente}
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Yumi estaba trabajando en el apartamento de Izaya. Eran las 19:30 y habían estado en completo silencio. El tic tac del reloj inundaba el ambiente junto con el sonido de las teclas del ordenador. Izaya se moría por hablar con ella pero no encontraba las palabras adecuadas para disculparse, durante todo ese tiempo en el que él estaba herido ella le cuidaba a pesar de haberla hecho daño y engañado, tenía un buen corazón.
Izaya: Yumi-san

Yumi seguía cocinando el estofado sin apartar la vista de la cacerola, sin mirarle, sin hablarle.
Izaya: Gomen...'nasai
-—Yumi: ...
Izaya: Tú sueles decirlo cuándo te equivocas, cuando tienes miedo de hacer daño a los demás y estás arrepentida...
-—Yumi: ...
Izaya: Solo quería saber que era lo que te volvía débil, aunque no es para tanto...
Yumi: Si que se te dan mal las disculpas
Izaya: ¡Genial! ¡Ya estamos hablando!
-—Yumi: ...

Izaya suspira, era difícil pedir perdón sin dañar su orgullo (¡Pero si de eso se trata Izaya!). No solía arrepentirse de los daños que hacía pero en el caso de Yumi era diferente, no solo había cogido su teléfono y cotillearlo sin permiso, también había traicionado su confianza y no era de extrañar que quisiera ocultar aquellas fotos, eran realmente horribles.
Omnisciente: ¡Adiós orgullo de Izaya!
Orgullo: ¡Adiós!-(Se va en la lejanía acomodándose su sombrero )
Autora: ¡Omnisciente!

Izaya: Las fotos... yo no se las enseñaré a nadie.
-—Yumi: No se trata de las fotos Izaya-sama, se trata de que era algo privado muy peligroso... Scorpio se habrá dado cuenta. Tiene ojos en todas partes. Yo solo quería que nadie supiera nada... solo eso... pero aún así lo descubriste y ahora me castigará.
Izaya: Yumi-san es mi culpa, Scorpio debería hacerme daño a mi, es mi culpa ¿Te ha hecho daño?
-—Yumi: No, pero... aún así me preocupo de lo que pueda hacer ese hombre. Yo te di mi confianza y te presté mi casa porque quería ayudarte, pero me engañaste... aunque no me sorprende, haces eso a todas las personas. Estoy decepcionada contigo y lo peor... conmigo misma por no poder ayudarte.
Izaya: No deberías olvidarte el móvil despistada-san~
-—Yumi: Lo hice a propósito, no quería ver los mensajes. Ya sabes todo, así que me da igual hablar contigo de ese tema.
Izaya: ¿Quiénes eran los de las fotos y vídeos que te mandaba?
-—Yumi: Gente con la que había hablado o conocido superficialmente.

El silencio volvió a aparecer. Los segundos se hacían eternos y lo peor era que la próxima foto podría ser de Izaya muerto. Ambos se quedaron en silencio, Izaya dejó de teclear e intentó no darle vueltas al asunto. La pelicobre no podía estar más asustada y nerviosa. Sin previo aviso la ojiazul fué a abrazar al pelinegro asustada, con miedo a su reacción pero no dejaba de apretar.
Izaya: Yumi-san, suéltame...
-—Yumi: Te fastidias
Izaya: ¿Por qué haces esto? ¡Ay!
-—Yumi: ¡Porqué tengo miedo! ¿Vale?¡Miedo a volver a perder a alguien por mi culpa otra vez! No te perdono pero tampoco quiero que te pase nada malo. Ni a tí ni a Kururi, ni a Mairu, ni a Tageshi ni siquiera a la pesada de Yatziri... no quiero que nadie vuelva a morir por mi culpa. Ha sido horrible enterarme de la muerte de Kasumi en directo ¡Delante de las cámaras! No me había enterado y... y... tiene razón, solo destrozó la vida de los demás. Probablemente también la tuya

El pelinegro no supo que hacer en ese momento, estaba confundido, no se esperaba aquella reacción de la pelicobre. Se esperaba un "te odio" o un  "Te has burlado y no quiero saber nada de tí", no una muestra de preocupación por su parte. Deseó conocer todas sus reacciones a partir de Scorpio y que se convirtiera en una humana a la que podría predecir. Acarició su espalda y una corriente eléctrica sacudió a la ojiazul. Esta se separó y miró el reloj, eran las 20:05 y cómo había terminado su trabajo le avisó de que se iría antes.

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