Pelea final

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Goku tomaba la mano de la azabache, parecía que todo estaba bien, pues la fiebre que había tenido hace unos momentos se había disipado por completo y también había dejado de sangrar. Cariñosamente acarició el dorso de su mano con el pulgar. Era incapaz de despegar los ojos de ella. Sinceramente jamás pensó que podría conocer a alguien así y menos que esa persona, en tan poco tiempo, se volvería tan importante para él, tanto que cuando la vio tirada entre los arbustos pensó que le arrancarian el corazón del pecho de la angustia y el miedo que sentía, jamás había sentido tanto miedo por algo... Al menos por el momento podían estar tranquilos y descansar un poco, los cuatro se lo merecían.

Con un zumbido apenas percibible dos cuerpos aparecieron en la misma sala donde se encontraban los saiyans.

-Vaya vaya, conque aquí estabais? No pensé que seriais capaces de escaparos así y menos por estas chicas-

Si ver a las figuras que menos deseaban ver les había horrorizado, escuchar el tono de voz con el que Whis había hablado les había helado la sangre.

-Aun no se han muerto? Si que son resistentes, deberíamos ayudarlas?-

Dijo esta vez el dios intentando hacerse el desinteresado mientras se rascaba el oído con la uña.

-Ni se os ocurra ponerles un dedo encima u os aniquilaremos, insectos-

Toda la paciencia y respeto que Vegeta había tenido frente al dios y su ángel había desaparecido, ya no aguantaba mas tener que someterse a ellos.

Goku se paró a su lado con una mirada decidida, también pelearia si fuese necesario.

-Vais a pelear, acaso creeis que podeis contra nosotros?-

-Señor Bills, no se altere, siempre están a tiempo de recibir un escarmiento para llevarles por el buen camino-

-Como querais, pero me gustaría que nos fuesemos a otro lado a pelear-

-Hmp, como quieras, de todas formas acabarán muriendo igual-

Con una mirada a su sirviente todos fueron teletransportados a una llanura a varios kilómetros de la casa.

-Contentos?-

El mas alto de los saiyans asintió para después ponerse en posición de batalla.

La tensión se palpaba en el aire, nadie hacía un solo movimiento. Goku analizaba a Whis, intentando ver si tenía alguna apertura por la cual poder empezar a atacar, este, sin embargo estaba en una pose bastante relajada, impaciente por ver al saiyan moverse. Por otro lado Vegeta tenía el ceño fruncido, ya había peleado contra Bills y sabía que podía ser capaz de golpearle, pero también sabía que debía tener mucho cuidado, pues este era muy rápido y ágil, Bills por su parte tenía una sonrisa socarrona mientras meneaba su cola de un lado a otro, esperando a que el azabache frente a el empezara a moverse para asi poder empezar a divertirse.

Varios segundos que se sintieron como minutos e incluso horas pasaron, hasta que el dios felino no pudo aguantar mas y empezó con el primer movimiento, ocasionando que la pelea comenzara.

Los dos saiyans se habían transformado en blue, puesto que sino no podrían durar nada. Vegeta hacía el esfuerzo por bloquear y esquivar los ataques del dios, el cual animado no dejaba de atacar. Si seguía asi debia de tener una apertura, solo debía esperar hasta el momento adecuado...

Goku por otra parte también estaba concentrado, Whis era sumamente rápido a pesar de que sabía que estaba siendo suave con él. Intentaba concentrarse en sus cinco sentidos intentando predecir hacia que dirección se moveria o por donde atacaria y aunque no lo dijera, Whis disfrutaba ver esa faceta seria del saiyajin.

Los minutos pasaban, el dios había recibido ya varios golpes del saiyan, quien a pesar de todo se estaba llevando la mayor parte y lo peor, notaba como Bills lo disfrutaba, rajando su ropa cuando podía o haciendo que cayera quedando inferior a él, pero no podía ni iba a rendirse por lo que se concentraba en seguir adelante, intentando darle la vuelta a la tortilla.

Goku también notaba el desgaste, apenas había podido rozar a Whis, quién no dejaba de darle golpecitos con el bastón, diciendole cosas para "mejorar" y hablando de temas varios, como si la pelea apenas le interesara.

La frustración y el cansancio se hacían cada vez mas presentes en los cuerpos de los peliazules y sus contrincantes apenas daban tregua.

Llegaron a pasar un par de horas, el sol casi se ocultaba y allí estaban ellos, con la ropa destrozada y sangre de las heridas que tenían, sus pelos azabaches de nuevo y sus musculos casi entumecidos. Las piernas les temblaban, anunciando de que pronto no serían capaces de mantenerles en pie, pero aun asi, haciendo caso omiso a su cuerpo, seguían moviendose con la esperanza de asestar aunque fuera un solo golpe.

-Deberias rendirte, sabes que es inutil- dijo el dios parando el puñetazo del saiyan sin esfuerzo alguno.

-No puedes mas, deberiamos volver a casa- decía Whis apenas moviendose para esquivar los ataques del menor.

A pesar de que sus cuerpos estuvieran débiles y maltratados, su mirada demostraba determinación. Esto aún no había acabado, aún podían hacer algo, no sabían el que, pero no se rendirian.

Minutos mas tarde ya no eran capaces ni de sostenerse.

-Eso es todo, se acabó-

-Jamás... aún no ha terminado...- la rabia en las palabras murmuradas del príncipe de los saiyans era palpable y con todo el esfuerzo del mundo se apoyó en sus brazos intentando levantarse una vez mas.

-No nos vamos a rendir, aún es pronto para ello, no crees?- su mirada le decía al ángel que el saiyan mas jóven lo creía enserio y que haría lo que fuese necesario para volverse a levantar.

Pero ninguno de los dos fue capaz de levantarse...

Al otro lado del planetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora