(二) DÍAS TRANQUILOS

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No supo en qué momento Fengxin abandonó su casa, solo sintió un gran alivio al regresar horas más tarde y encontrar su sala de estar tan sola como al comienzo.

Pasó saliva y prefirió quedarse de pie antes que tomar asiento en un lugar donde el otro Dios se hubiese sentado antes. Ahora que XieLian finalmente estaba en una relación con Lluvia Carmesí, no tenía razón para seguirse relacionando con Fengxin. La relación entre ambos nunca fue buena y como Dioses siempre evitaron dirigirse la palabra, si alguna vez lo hicieron fue por motivos estrictamente laborales y no siempre salió bien.

La única vez que trabajaron juntos luego de su ascenso como Dioses fue durante el tercer y último ascenso de XieLian. Dentro de ellos aún quedaba un lazo hacia quien fuese su Alteza Real el Príncipe Heredero de Xian Le y claro que iban a ayudarle con su misión, solo que eran lo suficientemente orgullosos como para no decirlo abiertamente.

Tenían una reputación por cuidar.

Pero ahora XieLian estaba bien, tenía a un odioso Demonio que le seguía a todas partes y que le ayudaba en absolutamente todo. ¡Ya no los necesita! Entonces, ¿por qué Fengxin había estado en su casa?

Ya habían pasado tres días desde aquel extraño incidente y gracias a todo lo Celestial no habían coincidido de nueva cuenta. MuQing recogió su largo cabello blanco en una alta coleta atada con una delgada cinta negra, la cual anudó en forma de moño. Se miró apenas un momento en el espejo y tras acomodar su sable se dirigió al Salón Marcial de los Cielos.

En el transcurso se encontró a unos cuantos Dioses que apenas y le saludaron con secas y amables cabezadas a la distancia. DanXia presidió una larga, pero agradable junta. Definitivamente las cosas habían cambiado para bien desde la muerte de JunWu.

Lo único malo era que desde que XieLian había tomado el poder de los Cielos, tanto él como Fengxin tenían cargos importantes y trataban, junto a PeiMing, de ayudar a XieLian a sobrellevar todas sus responsabilidades.

Durante toda la junta estuvo sentado a la izquierda de XieLian, mientras que Fenxin se quedó a su lado derecho.

Terminando la junta se paró de inmediato y caminó hacia la salida, el General Pei le alcanzó.

—General Xuan Zhen.

—¿Sí?

—¿A dónde va con tanta prisa?

—Tengo cosas por hacer.

—Ya veo, ya veo. Solo le noté algo tenso —sonrió de lado.

Desde todo lo que había ocurrido en el último año y medio, PeiMing guardaba una buena relación consigo y con XieLian. Quizá debido, también, a la ausencia de ShiWu Du, su mejor amigo.

—Estoy bien.

—No parece. ¿Le gustaría ir conmigo a la Tierra? Tengo unas cuantas cosas por hacer.

—¿Es una invitación sincera o necesita llevar a alguien consigo?

PeMing apretó la mandíbula y carraspeó al verse atrapado por el Dios del Suroeste. Decidió permanecer callado y tras sonreír rápidamente se alejó. MuQing resopló.

—¿Una semana difícil? —Preguntó amablemente DianXia apareciendo detrás con una de sus más sinceras sonrisas.

MuQing resopló una vez más y terminó por escapar de allí.

¡Estaba perfectamente bien!

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