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Snape y Miverna se preocuparon al no encontrar a Hope en el castillo luego de que Ares les informara que creía haber visto a Sirius por los terrenos del castillo. Snape como jefe de casa decidió ir a la sala común para ver si estaba ahí pues la última vez que la vieron fue con Leo, pero solo se encontró al chico en su habitación durmiendo. No había rastro de ella.
¿Qué tal que había salido a buscar a Sirius Black por su cuenta?
Que efectivamente, era lo que había hecho. Pero por el momento nadie sabía eso, solo podían imaginarse lo sucedido.
Mientras en el castillo Hope era buscada, en una profundidad considerable en el bosque se encontraba ella frente a Sirius Black en su forma humana. Se veía... asquerosamente terrible. Tenía algunos tatuajes en el cuerpo, su ropa estaba gastada y sucia, su cabello lucía espantoso, su piel estaba pálida y las ojeras que tenía debajo de sus ojos eran difíciles de ignorar.
—Te ves del asco. —Fue lo primero que soltó la niña, haciendo al prófugo reír. — Comienzo a pensar que sí estás pulgoso.
—Para ser una Slytherin eres muy valiente en seguirme... —La voz del hombre se escuchaba profunda. — ¿Cómo lo supiste?
—Hice un hechizo de rastreo usando la sangre de Leo.
A Sirius le brillaron los ojos al escuchar el nombre de su hijo, pero evidentemente trató de ocultarlo.
—N-no sabía que podías hacer eso...
—Mi madre me enseñó.
¿Su madre? Sirius aún tenía esa duda, por lo que la chica le había contado sus padres eran Talia y Jordan, pero ¿Cómo era eso siquiera posible? Él no recordaba que Talia estuviese embarazada aquella noche que arruinó su vida, las cuentas simplemente no daban. Solo hacía falta ver a la niña para darse cuenta del parecido tremendo que tenía con Lily Evans, incluso podía ver algo de su mejor amigo en ella. Además de que claramente tenía la valentía de un Gryffindor.
—¿Por qué no debería decir que estás aquí?
Hope mantenía su varita alzada en todo momento, pese a que las brujas le habían dado indicaciones positivas de que lo siguiera y que lo escuchara, ella no podía descartar que se estuvieran equivocando, tenía que estar atenta a cualquier cosa sospechosa. Aunque extrañamente dentro de ella, sus sentidos le decían que no había nada que temer.
—Es una larga historia... Lily.
(...)
—¡Hope!
Escuchó a su abuela gritar detrás de ella. Tenía que ser discreta, no podían enterarse del lugar en el que había estado. Así que se giró con total tranquilidad mostrándole una sonrisa a su abuela, antes de volver al castillo había pasado a la cabaña de Hagrid por unas hierbas para hacerle un té a Leo. Porque aquello le podía servir como excusa de por qué no la encontraban y porque su amigo sí necesitaba tomar un té para estar más tranquilo.
