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Estando en el lago negro, Hope se había encontrado con un perro de pelaje negro. Al principio se espantó un poco porque si mirabas al animal de lejos lucía bastante atemorizante; pero el perro se acercó a ella y la olfateó por un breve momento para después comenzar a moverle la cola emocionado y darle un lengüetazo en la mejilla. Desde ese día, al ver lo flaco que el perro estaba se tomaba un tiempo para llevarle agua y algo de comer, incluso jugaban juntos con una especie de esfera que la niña se había encontrado en su sala común y que usaba como pelota. El día de la primera salida a Hogsmade quiso ir a visitarlo luego de terminar de hablar con Harry.
—Ya tengo que irme, pulgoso.
En cuanto la niña dijo aquello las orejas del cachorro se alzaron y dejó de prestarle atención a la esfera para acercarse a ella y morderle la túnica.
—Oh, vamos. Sabes que no puedo quedarme. —Le acarició la cabeza y tomó la esfera para guardarla en su mochila junto con sus cosas de dibujo.
El perro parecía no querer soltarla, incluso se tiró al suelo de panza; lo cual la hizo reír pues sabía que quería que lo rascara.
—Prometo que vendré mañana y me quedaré más tiempo; te traeré algo rico de comer.
El cachorro le ladró en respuesta y ella volvió a acariciarle la cabeza. Después de eso se alejó un poco y lo miró correr en dirección contraria a ella; parecía haberse resignado a que Hope tenía que irse.
Caminó de vuelta al castillo y se adentró por los largos pasillos de este, le regresó el saludo a un par de alumnos que la saludaban en el camino. Estuvo un par de horas en la biblioteca terminando los trabajos pendientes de sus clases. Ya estaba oscuro cuando salió de ahí, ni siquiera sabía si se había perdido la cena. Camino a su sala común logró escuchar a lo lejos un alboroto en las escaleras; no es que fuese entrometida, pero también comenzó a escuchar las voces de las brujas y por alguna razón terminó en camino a la torre donde se encontraba la sala común de los leones. Todos estaban en un solo lugar, le parecía extraño que no entraran.
—¿Sucedió algo?
Preguntó llegando al lado de Harry, pero antes de que pudiera obtener respuesta llegó el premio anual a hacerlos a un lado a todos. De una forma que a Hope le pareció un tanto grosera y arrogante.
—La señora gorda, se fue. —Le explicó Ginny a su amiga.
—¿Cómo es eso posible?
El retrato de la mujer parecía estar rasgado por garras.
—Se lo merece, era una cantante espantosa.
—No es gracioso, Ron. —Lo regañó Hermione.
Los demás retratos alrededor estaban haciendo demasiado ruido y entre aquello y las voces de las brujas queriendo hablarle a Hope le había comenzado a doler la cabeza; haciendo que cerrara los ojos y una mueca se instalara en su rostro. El de anteojos al notar aquello se acercó a ella colocándole una mano en el hombro.
