Prólogo - Introducción.

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- Estás expulsado. - Decretó con voz hostil colocando fuertemente sus manos sobre el escritorio.

Desde que dos profesores me había tomando por la fuerza, obligándome y arrastrándome por toda la institución para entrar en el despacho del director como la semana pasada, me había mantenido despectivo, ignorante y hasta calmado. Estaba acostumbrado a esto, saldría rápido de este lugar y luego me iría a mi siguiente clase seguramente con una suspensión de una semana y depende de qué haya hecho, llamarían a mi madre. 
Pero, esta vez no contaba con esta sorpresa por parte de mi ya tan conocido director.

- ¿Qué?- Pregunté en un tono medianamente sarcástico e incrédulo, terminando por expulsar una leve risa cargada de ironía. Los ojos del mayor estaban clavados en mí, como si fueran rayos que trataban de traspasar mi cuerpo, inspeccioné con mi mirada el rostro del hombre cincuentón frente a mi, dándome cuenta de que no había ni una pizca de gracia o broma en él. Mi sonrisa se esfumó tan rápido como mis ánimos, arrugué mi rostro como un limón cuando entré en sintonía
- Debe ser una broma.- Concluí sentándome mejor en la silla. 

- Créalo joven Jeon, te estoy expulsando definitivamente de mi escuela. - Repitió fatigante mientras colocaba su ancha espalda en el respaldo de su silla, aún mirándome duramente, tragué saliva.

- Pero, ¿por qué? - Interrogué en un hilo de voz, el director me observó inquisitivo a la vez que alzaba una de sus cejas, continué.
- No hice nada nuevo, deberíamos hacer lo de siempre ya sabes; tú dándome el mismo sermón de cada semana diciéndome que debía controlar mis impulsos y acciones, yo te escucharía. Luego escribirías en tu libretita de reportes que me suspenderías por una semana o más y también llamarías a mi madre, al final yo me disculparía y luego me iría por donde entré. - Concluí simplón, tratando de alguna forma salir mejor parado y convencer al adulto, el antes mencionado suspiró con auténtico agotamiento y desesperación pasando sus manos arrugadas a sus sienes dando leves masajes.    

Yo también estoy cansado de esta situación, viejo. Lo único que tienes que hacer es decirme que todo esto es un jodido teatro para tocarme las pelotas y darme un escarmiento, luego yo me iría con la lección aprendida y asunto resuelto, todos felices. Bueno, excepto una persona...  

-¿No hiciste nada nuevo? - Cuestionó, sus ojos ardiendo en llamas.       
-¿¡No hiciste nada nuevo!? - Se levantó súbitamente de la silla, exclamando nuevamente la pregunta pero esta vez con un tono de voz alto e histérico. Me removí incómodo en mi lugar aún con mis ojos expectantes en la complexión del hombre frente mío que estaba comenzando a perder la cabeza, el director había comenzado a caminar de derecha a izquierda detrás de su grande escritorio, de repente detuvo sus pasos alzando la mirada al cielo, inhaló y exhaló para después regalarme otra vez su mirada pesada. - Dime, Jungkook... ¿Te parece poco o nada nuevo tumbarle un diente de un sólo puñetazo a uno de tus compañero de clase? - En su voz se notaba claramente lo paciente que estaba tratando de ser conmigo, mis labios se transformaron en una línea recta.

- Bueno, no hay nada que un dentista no pueda arreglar. - Traté de bromear y calmar la tensión que se sentía dentro del despacho, el dueño de la habitación me observó con cara de pocos amigos. Carraspeo colocándome serio nuevamente. 
 - Él se lo buscó y yo no me iba a quedar con los brazos cruzados. - Sentencié con una mueca dibujada en mi rostro al igual que me cruzaba de brazos, el hombre se mofó deliberadamente delante de mis narices.

¿Recuerdan cuando mencioné que todos saldríamos bien parados excepto una persona? Pues esa persona es el ahora molacho de mi compañero, cómico e irónico.
Ahora gracias a mi tendría una nueva reconstrucción facial y un nuevo diente, espero que de oro, quien sabe capaz y lo dejaban guapo y ahora las chicas sí comenzaría a notar su presencia, o tal vez se convertiría en rapero.

𝐹𝑜𝓇 𝒴𝑜𝓊 - 𝙹𝚎𝚘𝚗 𝙹𝚞𝚗𝚐𝚔𝚘𝚘𝚔 - 𝐑𝐄𝐒𝐔𝐁𝐈𝐄𝐍𝐃𝐎.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora