7. Letargo

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Todo empezó cuando mi cuerpo empezó a doler de una forma horrible y cada extremidad me sonaba estrepitosamente. La cabeza giraba de una manera incontrolable, era una locura volverla a su posición original. Mi espalda dolía tanto que la única forma de alivianar el dolor era golpearme la espalda con los puños hasta que no sintiera nada más que mis manos arder.

No era para nada una agradable mañana.

Y así me mantuve varios días, los moretones se volvieron arcoíris en mi cuerpo, rojo, verde, café, amarrilo y volvíamos al piel claro. Mis brazos se volvieron más elásticos de tanto estirarlos alrededor de mi espalda.

Pero no era suficiente.

Los dolores persistieron por semanas, meses, y empecé a sentir que se me caían las manos. Era desesperante ver como la piel desencajaba, y se tornaba roja de tantos rasguños que me propinaba.
Ese ya no era mi cuerpo, no era yo la que lo manejaba. Eras tú.

Comencé a sentir cosquilleo en mis manos denuevo.
Las sentí.
Luego mis brazos,mi espalda y al final, mis piernas. Mis ojos de par en par de a poco se abrieron y admiraron la luz reluciente de una noche a las 4 de la mañana.

Esperando que mi corazón se tranquilizara de aquel episodio repetitivo, volví al sueño profundo.

- Junio, 2020 -

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