3. Una larga espera

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Una semana pasó desde que Harry fue rescatado de las garras de aquellos monstruos que se hacían llamar sus tíos. 

Durante ese tiempo, estuvo en la enfermería. El pequeño no despertaba todavía. Sus padres estaban muy preocupados por él, de hecho, en ningún momento se separaron de su lado, a menos que alguien les obligara a ir a la cama de al lado para descansar o para comer algo. Ninguno de ellos quería ni comer ni dormir. Lo único que deseaban era ver despierto a su hijo.

Una semana antes, la llegada de Harry a la enfermería

- Vamos a Hogwarts, ahí, Poppy y Severus lo podrán atender.

El grupo se dirigió directamente a la casa del profesor Dumbledore ya que con su chimenea se podía viajar hasta el colegio. Era imposible esperar el tiempo que duraba el viaje por tren ya que Harry estaba en estado crítico. Cuando llegaron, fueron directamente a la enfermería. Corrieron como si los perros del infierno les persiguieran atrayendo así las miradas de los alumnos que celebraban el banquete de Halloween.

- Poppy, ayuda por favor.

La enfermera fue corriendo al oír los gritos de Severus. Lo que se encontró la dejó sin habla.

- ¿Qué ha pasado? ¿Quién le ha hecho esto? – Preguntó Poppy espantada al ver el estado del niño que yacía dormido en una de las camas de la enfermería.

- Por favor, Poppy, sálvalo, por favor – Sollozó Lily abrazando a su hijo.

- Tranquila, Lily, haré lo que pueda por ayudarle, pero quítate para que pueda hacer mi trabajo, por favor.

James abrazó a su mujer y la llevó a uno de los sofás de la sala de espera de la enfermería donde aguardarían para saber el estado de su pequeño. Los dos no podían dejar de llorar. Sabían que debían calmarse y ser fuertes pero, ver a su hijo en aquella tesitura acabó con toda su fuerza. Remus se quedó junto a la pareja. Estaba muerto de los nervios. Los profesores mandaron a los niños a dormir. Luego, ellos pasarían por la enfermería para comprobar el estado del niño y apoyar a los Potter.

Dos horas después, una Poppy exhausta salió de la enfermería junto a Albus y Severus. Estos últimos se veían furiosos. Albus tenía el ceño fruncido y su mirada tranquila brilló por su ausencia mientras que Severus parecía estar dispuesto a cruciar a cualquiera que le dirigiera la palabra.

- ¿Cómo está mi hijo? ¿Despertó? – Preguntó Lily con desesperación.

- He hecho todas las analíticas y estudios que puedo hacer. Los resultados son muy malos. Harry está desnutrido, muy lesionado, tiene varias costillas rotas, su cuerpo está lleno de contusiones, heridas sin cicatrizar que se infectaron, fiebre y quemaduras. – Anunció la mujer tristemente para horror de los presentes.

Lily se derrumbó. Estaba aterrada. Temía que su hijo no sobreviviera. James intentaba ser fuerte por su mujer pero no sabía hasta cuando podría aguantar sin venirse abajo.

- ¡Dios! Esto es horrible. – Lamentó Sprout mientras acariciaba los cabellos de Lily intentando tranquilizarla. Flitwick intentaba tranquilizar a Remus que no dejaba de llorar. Mientras tanto, Minerva miraba furiosa a Albus.

- Te dije que no debíamos dejar a Harry ahí. Te lo dije. – Le reprochó al director.

- Lo sé, no sabes cuánto me arrepiento pero no imaginé que alguien podría ser tan cruel.

- Señores, creo que ahora no es momento de reproches – Dijo Filius – Poppy, ¿qué pasará ahora con el pequeño Potter?

- Le he curado sus lesiones, le he aplicado una crema que curará sus quemaduras y por último le suministré un tratamiento que le hará dormir durante un tiempo mientras que su cuerpo se va curando. Es posible que quede inconsciente durante una semana. No os preocupéis, le administré por vía intravenosa vitaminas nutritivas que sustituirán el alimento. Pienso que de esta forma, su curación será más rápida y eficaz. Ahora creo que no tenéis nada que hacer aquí. Él estará descansando y vosotros necesitáis hacerlo también.

- No pienso separarme de mi hijo. Jamás. – Declaró Lily en un tono que no admitía ninguna réplica. James también estaba determinado a quedarse con su mujer e hijo. 

Ellos no se separarían de su bebé hasta que este despertara.

- No puedo creer que mi propia hermana haya maltratado de esa manera a mi hijo, si le pasa algo yo muero. 

James se limitó a abrazarla. Él tampoco entendía como podía haber alguien con tanta crueldad en su corazón.

- Tranquila, Lily, él saldrá adelante, estoy seguro. Tú y James le criarán y le darán una familia cariñosa y una infancia tranquila– Consoló Severus a su mejor amiga.

Presente

Durante todos esos días, los Potter estuvieron cuidando de su hijo, administrándole sus medicinas, aplicándole sus cremas, cantándole, diciéndole lo mucho que lo amaban y lo necesitados que estaban de tenerle despierto a su lado para darle la felicidad que se merecía.

- Chicos, creo que tenéis que descansar un poco. – Les propuso Severus. – Os he traído un poco de comida.

- Gracias, Severus – Agradeció James quien tenía en sus brazos a Lily dormida. Llevaba varias noches sin dormir y estaba a punto de colapsar por lo que Poppy le puso un somnífero en su agua para que descansara.

- ¿Cómo te encuentras?

- ¿Cómo me voy a encontrar? – Empezó a decir antes de salir al balcón para tomar el aire. - Mi hijo ha sido maltratado de la peor manera, no supe protegerle, no pude evitar que mi pequeño sufriera.

- No es tu culpa. ¿Cómo lo ibas a evitar? Estuviste en coma porque intentaste salvar su vida. – Le intentó consolar el pelinegro. – No seas tan duro contigo mismo. Ahora tenemos que ser fuertes por Harry. Cuando se despierte ya arreglaremos cuentas con aquellos indeseables.

Los dos se dirigieron al interior de la enfermería. James se volvió a tumbar junto a Lily. Acercó la cama de ellos a la de su pequeño para estar atento a cualquier detalle o cambio que se produjera. 

De repente, Lily abrió sus ojos. Al darse cuenta de que se había quedado dormida, se levantó de forma brusca lo que le causó un mareo.

- Lily, tranquila, Harry está a nuestro lado. Tranquila, mi amor. – Le calmó James mientras le tendía un vaso de agua para que refrescara su garganta.

Mientras Severus y James comprobaban que Lily estaba bien, en la cama de al lado, un pequeño luchaba por abrir sus ojos. Al conseguirlo, la luz del lugar le deslumbró haciendo que soltara un pequeño gemido que llamó la atención de los tres adultos quienes corrieron a ver cómo estaba. 

El retorno de los Potter PAUSADA TEMPORALMENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora