7. Una mañana diferente

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Al día siguiente, Harry despertó temprano. El niño estaba acostumbrado a ello ya que siempre tenía que levantarse a las seis de la mañana para preparar el desayuno a sus tíos y primo. Al abrir los ojos, se dio cuenta de que estaba siendo abrazado por sus padres. Sin poder evitarlo, sonrió. Le encantaba tener a sus padres y ver cómo lo amaban. Aunque él no entendía por qué lo hacían. Harry todavía no conocía la vida en familia, de hecho, no sabía qué se esperaba de él. Era verdad que sus padres y su tío no le pidieron hacer nada pero él no se sentía bien así. Quería hacer algo por ellos para agradecerles su amabilidad. Temía que ellos descubrieran que no era más que un monstruo y lo devolvieran con sus tíos.

Decidido, se levantó a preparar el desayuno. Tenía que agradar a sus padres y demostrarles que él no era solo un desperdicio de espacio y un inútil para nada. Se dirigió al baño donde se aseó. Suspiró aliviado. Menos mal que ayer su madre no le bañó. Odiaba que alguien lo bañara. Su tía cada vez que lo hacía lo golpeaba, le quemaba con agua caliente y le frotaba con una algo parecido a una esponja pero su tacto no era ni suave ni delicado sino más bien todo lo contrario. Aquella cosa hacía que Harry sangrara y sufriera de horribles dolores por la noche a causa de aquellas heridas. Afortunadamente, Petunia pocas veces le bañaba y era Harry quien se encargaba de su higiene y limpieza. Desde muy pequeño aprendió de encargarse él solito de sus necesidades.

Después, se fue a su habitación y buscó algo que pudiera ponerse. Cogió una camiseta, una sudadera y un pantalón y se cambió de ropa. Amaba la ropa que sus papás le habían comprado, era de su talla, calentita y muy suave. Además, tenía dibujitos muy monos.

Una vez que Harry ha terminado de vestirse, bajó a la cocina. Sacó los ingredientes que necesitaba para hacer el desayuno. Había tocino, jamón, tostadas, mantequilla y mermelada. Calentó la leche y preparó el café. Harry tuvo que subirse a una silla para poder llegar a los fogones.

Mientras que Harry estaba sumergido en su tarea, Lily se despertó. Al girarse para abrazar a su hijo, se encontró con James quien seguía dormido. Al no ver a su pequeño bebé, Lily entró en pánico. ¿Dónde estaba su hijo?

Rápidamente, Lily se puso su bata y salió corriendo en busca de su hijo. Temía que alguien se lo hubiera llevado o que le haya pasado algo. Primero buscó en el baño, luego en la habitación de Harry donde parecía que todo estaba en orden. Lily pudo fijarse en que el pijama que le puso ayer a su hijo estaba doblado y dejado cuidadosamente encima de la cama. Entonces, se le ocurrió una idea. Harry se había despertado temprano como siempre hacía con los Dursley. Seguramente, estaría en la cocina haciendo alguna de las tareas que se le encomendaban.

Cuando Lily salió de la habitación de Harry, se encontró con James que parecía alterado.

- ¿Dónde está, Harry? - Preguntó el azabache.

- Creo que está en la cocina. - Justo cuando Lily dijo eso, el aroma del café y del tocino frito empezó a inundar la casa.

- Está cocinando - Dijo James.

- Lo obligaban a cocinar. Ya has visto sus quemaduras. Vayamos para allá antes de que se haga daño. ¿Sabes? Si cocinara porque le gustara no me quejaría, sin embargo, lo hace porque para él es una tarea obligatoria. Eso significa que todavía no confía en que lo queramos. Teme que lo dejemos o que no lo queramos - Dijo Lily con lágrimas. James suspiró y abrazó a su mujer. Le dolía saber que su hijo podría pensar que ellos no lo querrían y que tiene que pagar el amor y los cuidados que le dan.

- Vamos, amor, haremos que entienda que lo amamos sin necesidad de darnos algo a cambio. - Le tranquilizó James.

La pareja se dirigió a la cocina. Ahí encontraron a Harry llevando la comida a la mesa donde desayunarían. El pequeño estaba muy concentrado en su tarea por lo que no se dio cuenta de la presencia de sus padres. James y Lily lo miraron atentamente. Ellos no recordaban haber cocinado y limpiado a la edad de cinco años. ¿Qué clase de monstruo obligaba a un niño a trabajar? James y Lily se miraron sabiendo que los pensamientos de los dos iban por el mismo camino. Tenían mucho trabajo por hacer para que su hijo se sintiera completamente cómodo con ellos. Lily entró a la cocina seguida de James.

El retorno de los Potter PAUSADA TEMPORALMENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora