Media Luna (One Direction Y TU) La mansión y el bosque Sawortt

Cap 59: Correo recibido

Cap 59: Correo recibido 

Narra Zayn:

Estaba sentado en mi despacho. Con la vista pegada a las hojas que hallaban en mi escritorio, con una vieja pluma de Faisán, no acostumbraba a las nuevas tecnologías, seguía con mi extrañeza anticuada. No usaba celulares, ni lapiceras, ni ropas actuales. Yo me manejaba con unas hojas de papel o pergamino, mi pluma de faisán que mojaba en el tintero para poder seguir con mi escritura, y una simple lámpara que iluminaba mi escritorio.

      Estaba asombrado y con los nervios a mil, la cantidad de barriles se había reducido en un 45%. Y si la sangre no fermenta, entonces se convierte en una bebida intomable, o al menos eso era los que degustaba mi paladar. Debía recibir esa carta pronto, y Lucifer quiera que la carta diga que ___ quiere volver a comenzar, para deshacerme de todos los individuos que yacían en mi casa. Cada día y cada noche que pasaba, mi hogar y mi negocio más se derrumbaba, me estaba impacientando. Los pergaminos y cartas no eran más que pedidos del exterior. Otros vampiros que esperaban comprar una reserva de 2 o 3 barriles, y yo rellenaba las hojas con cálculos a lápiz esperando que pudiera venderles al menos un cuarto litro. No, imposible, debía enviarles respuestas disculpándome, ya que no podía venderles nada por el momento. No podía aguantar las ansias de sacarlos a todos de mi casa, a patadas y puñetazos, por que ahora mi casa no parecía más que una pocilga por dentro. Pero un hombre educado debe hacer lo que se la enseñado a un hombre educado. Pero si no reciben barriles pronto, cambiarían de compañía, una compañía que no tenga mis problemas y mi negocio de “Riquezas Malik” desaparecerá del mapa.

      Unos golpes en la ventana me despertaron de mis pensamientos, me giré y mi cuervo yacía impaciente por poder entrar, estaba mojado por la lluvia torrencial, y golpeaba el vidrio de la ventana con su pico renegrido. Me levanté de mi silla con desgano y resoplando, abrí la ventana y una ráfaga de viento y agua entró como un tornado. Este mismo graznó y con su pata izquierda me tendió el pergamino arrugado y enrollado.

Zayn: -Tonto, lo has mojado todo- Dije molesto, le di un golpe en el pico y este cayó tendido a al marco de la ventana, graznó nuevamente, pero esta vez de dolor, e intentó acariciárselo con su garra derecha incorporándose un poco. –Te tardaste demasiado, ¿Dónde estabas?- Cierto, el no podía hablar, pero yo podía entenderle. Así que graznido tras otro pude identificar algunos significados de su “Cra, cra” .Que no eran tan iguales. –Esa no es escusa. Mira lo que me has traído, no sirves de nada- Le cerré la ventana fuertemente y lo dejé allí bajo la lluvia. Gritando y tambaleándose de un lado a otro, rasguñándola con sus uñas o simplemente haciendo ruido con sus alas pesadamente mojadas. De un gruñido me levanté nuevamente de mi asiento y cubrí estas con la cortina, así al menos no podría verlo -¡No voy a escucharte!- Le grité nuevamente incorporándome a mi escritorio. Con cierta tranquilidad y cansancio me derrumbé en la silla y abrí el ajado pergamino mojado. Estaba arrugado, parecía más una pasta que un rollo de papel. Lo abrí con satisfacción y me quedé impactado ante la desgraciada respuesta, lo releí una y otra vez, esperando que el agua no hubiera borroneado las letras. Es decir, estaba algo ilegible, pero podía entender perfectamente el mensaje y era exactamente lo contradictorio a mi idea. Me repetía “No, no, no. No puede pasarme esto”.

Fue la primera vez en mi vida como vampiro que sentí la asquerosa gana de llorar. Y esa gana se hizo real, una insignificante lágrima helada rodó por mi mejilla derecha y terminó por caer en el escritorio. Me sentí sin vida, a pesar de que yo no tenía una verdadera vida, esa vez sentí que algo había muerto dentro de mi. Me levanté y corrí dónde yacía Niall, en su habitación tocando canciones serenas de la lluvia, el sol, la tierra, el espacio y toda esa memez sin sentido ni utilidad alguna para mi. Sin espera abrí su puerta de un golpe, desesperado y fatigado. Me miró desilusionado, cómo si esto fuera cosa de todos los días.