Se despertó de golpe. No estaba segura de si solo estaba sudando, o si también estaba llorando. Tomó aire profundamente para tranquilizarse. Por segunda noche consecutiva había soñado con el accidente. Miró su reloj. Este tenía el cristal roto, pero seguía funcionando. Con la poca luz que entraba por la ventana pudo ver que eran las tres de la mañana. Besó el reloj con sumo cuidado y a continuación miró alrededor, inquieta. Parecía que esta vez nadie la había oído. Respiró aliviada. Ella solía tener ese tipo de pesadillas, y (cómo no) las otras chicas se aprovechaban de estas para meterse con Shuhua. Realmente usaban cualquier cosa, por pequeña que fuese para meterse con la pelinegra. La pequeña taiwanesa no tenía amigos en ese horrible orfanato. Todos parecían ser muy crueles con ella. Incluso los adultos.
Pero pronto Shuhua cumpliría la mayoría de edad y podría irse de aquel sitio tan cruel. Shuhua pensaba convertirse en una actriz de éxito para probar su valía a todas esas personas que no creían en ella. Aunque realmente tenía miedo. Mucho miedo. No tenía estudios más allá de los básicos. Ni si quiera le dieron opciones a elegir respecto a estos, por lo que no está especializada en nada. Ya se le haría difícil encontrar un trabajo normal, imagínate un trabajo como actriz sin siquiera haber estudiado eso. Pero eso es lo que ella quería hacer. Esa fue la razón por la que fue con su familia a Corea. Esa fue la razón por la que su familia murió. Tenía que conseguirlo, costase lo que costase. Se empezó a agobiar pensando en estas cosas. Todavía no tenía superada la muerte de su familia. Nunca ha tenido siquiera la oportunidad de hablar con alguien sobre eso. Lleva sola desde el accidente, en un país que ni si quiera es el suyo.
Ya está. Shuhua se levantó de su cama, con cuidado de no despertar a sus compañeras de habitación. Abrió la puerta y miró alrededor, con precaución. No había nadie. Empezó a caminar por el pasillo principal. Todas las habitaciones estaban a los lados de ese pasillo, un lado era para habitaciones de chicas, y otro para habitaciones de chicos. Al final del pasillo estaban los baños, el comedor y las escaleras. Siguió caminando y recordando todos los momentos que había pasado en ese orfanato. Pero ningún recuerdo era agradable. Cuando llegó por primera vez hace seis años estaba llorando tanto que ni si quiera podía ver por dónde iba. Tras un pequeño rato de caminar que a Shuhua se le hizo eterno, llegó a la puerta principal. El portero estaba dormido, así que pudo salir como si nada. Siempre pasaba eso. Los adultos hacían como si lo dedicaran su vida a cuidarles, pero realmente no les importa nada lo que les pase a esos pobres niños. En especial, lo que le pase a la taiwanesa.
Shuhua se puso a andar en cualquier dirección. Seguía dándole vueltas al tema, no estaba pensando en a dónde iba. Anduvo durante más o menos una hora sin darse cuenta del pasar del tiempo. Entonces escuchó una melodía conocida. Le encantaba esa canción. Era Señorita de Shawn Mendes y Camila Cabello. La canción la sacó de sus pensamientos. Gracias a eso, se dio cuenta de que estaba llorando. Probablemente había estado llorando mucho tiempo, y ni si quiera se había dado cuenta. Miró al rededor. ¿Un parque? No tenía ni idea de dónde estaba. Se secó las lágrimas. Decidió seguir el sonido de la música. No supo muy bien por qué, pero quería descubrir quién era responsable. ¿A quién se le ocurre poner música tan alta en un parque a las cuatro de la madrugada? No hizo falta andar mucho para hallar al culpable. Una chica con un altavoz en la mano, iluminada por una la luz de una fuente que se situaba atrás suya y la leve luz de la luna. Su pelo parecía muy sedoso, con ligeras ondas. Era castaño, con las puntas más claras y bastante largo. Casi tanto como el suyo propio. Estaba de espaldas, pero era hermosa incluso así. Estaba bailando la canción, de forma muy sexy... Demasiado sexy, en opinión de Shuhua. Si esa chica fuera suya, no le permitiría bailar de esa forma. Aunque era hermoso, a decir verdad. Toda la escena lo era, y ella bailaba muy bien. Sin darse cuenta, Shuhua se quedó embobada mirando a la desconocida bailar. De repente la desconocida se giró y vio a Shuhua ahí parada, mirándola. Paró la música y empezó a gritarle que qué se creía que estaba haciendo. Pero la atención de Shuhua no estaba en las palabras. Esa señorita era la persona más bella que sus ojos habían visto. Sus labios eran de un tono rojo muy intenso. Sus ojos negros parecían infinitos. Tenía un lunar debajo de uno de ellos. Normalmente no le gustaban los lunares, pero este le resultaba especialmente atractivo. Sin darse cuenta, Shuhua empezó a andar hacia la chica. Esta se asustó. Incluso asustada era hermosa. La chica estaba diciendo cosas como "no des ni un paso más", pero Shuhua no escuchaba. Estaba muy ocupada admirando la belleza de la desconocida. Ahora parecía más bien enfadada. Aun así, hermosa. De repente, Shuhua cruzó la línea y en cuestión de segundos Shuhua se encontró a si misma en el suelo. La desconocida la había tirado. Gracias a esto Shuhua empezó a prestar atención a lo que decía.
- ¡TE HE PREGUNTADO ALGO!
- ¿Ah s-sí?- Sus palabras habían salido temblorosas. Ahora tenía algo de miedo. Nunca habría pensado que alguien con ese aspecto sería capaz de tirar a una chica al suelo tan rápido. Se preguntó si practicaría algún arte marcial o algo por el estilo.
- TE ESTÁS QUEDANDO CONMIGO, ¿NO? ¿QUÉ QUIERES DE MÍ?
-Yo... No tenía intenciones de enfadarte... Pero ahora sí que quiero algo... Tu número. – Shuhua seguía en el suelo, pero aún así le pidió el número a la chica.
- ¿Cómo que quieres mi número? ¿Acaso estás loca? - Al menos había dejado de gritar...
- No te voy a hacer nada, te lo prometo. No pretendía asustarte... ¿Podrías soltarme?
- Pero ¿quién eres? ¿Por qué me estabas espiando de esa forma? Esta situación no tiene ningún sentido...
- Mi nombre es Yeh Shuhua. Solo andaba por aquí y te vi bailando... Bailas muy bien. L-lo siento mucho, no debería... – Tras un pequeño rato de silencio, la desconocida quitó la pierna de encima de Shuhua, dejándola levantarse. Se había llenado de tierra toda la ropa. A saber cómo explicaría eso en el orfanato. Se miraron cara a cara. Esta vez, la desconocida no tenía miedo o enfado, sino más bien preocupación.
- Eh... ¿e-estás bien? – Preguntó la desconocida. En la cara de Shuhua apareció una enorme sonrisa. Parecía que la chica estaba realmente preocupada.
- ¡Sí! Siento mucho esto... A veces me quedo embobada pensando en mis cosas, y no me doy cuenta de lo que pasa a mi alrededor... Esto ha sido completamente mi culpa... - Dejó de hablar para ver si la otra respondía algo como "oh no, yo también lo siento." "te invitaré a algo para compensártelo" o "quieres venir a mi casa, quizás pueda ayudarte a limpiar ese desastre que he causado" ... Pero no dijo nada. Así que Shuhua dio el paso.
-Quizás te pueda invitar a algo en compensación, señorita... - Esperaba que dijera su nombre. Pero no dijo nada. Esa chica era un poco rara. Pero Shuhua también lo es.
- No gracias. Siento mucho lo ocurrido, pero... Me tengo que ir. – Se dio la vuelta y comenzó a andar a un ritmo tranquilo. Shuhua volvió a descentrarse, admirando cómo andaba. No sabía que incluso la forma de andar de una persona podía resultar atractiva. Pero no quería que la conversación acabase ahí.
- ¡Espera! ¿Estás segura? Ehh... Yo... No pretendía ser una molestia – La chica empezó a caminar más rápido.
- lo siento... - Esto fue lo único que Shuhua pudo decir. Y otra vez, empezó a llorar. ¿¡Por qué siempre tenían que pasar las cosas así!? Todo el mundo se alejaba de ella. Se sentó en el sucio suelo y abrazó sus piernas. Si hubiera prestado más atención a lo que decía la desconocida, a lo mejor podría no ser una solo una desconocida. De repente, algo le dio una patada, desequilibrando a la pelinegra. Se levantó para ver qué había pasado, confundida. No era la desconocida. Era un desconocido que llevaba una máscara. Shuhua se asustó y gritó. El hombre también gritó.
- ¡DAME EL MOVIL JODER!
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Thank God [SooShu]
FanfictionShuhua x Soojin (con mucho drama) Shuhua es una huérfana que además sufre bullying en el orfanato. El padre de Soojin maltrataba a su mujer y a su hija. Obligaba a Soojin a dedicar su vida a la cocina, a pesar de que ella quería bailar. Una noche...