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Soojin se había puesto mala de un día para otro. Probablemente de la noche que pasó en el parque... Se había puesto tan mala que no había podido atender a sus clases de taekwondo ni al trabajo. Pero ya estaba totalmente recuperada, después de una semana de reposo que se le había hecho eterna, pues ella odiaba estar en su casa sin hacer nada. Necesitaba salir, bailar y ver a gente. Ver a Shuhua... Con la cual, por cierto, había quedado después del trabajo. Ahora Shuhua sabía donde trabajaban Soojin y Miyeon porque también era amiga de la última. Soojin se alegraba de que ambas se llevasen bien, pero se sintió un poco rara al enterarse de todo el tiempo que habían pasado juntas. Shuhua le contó a Soojin por teléfono que habían estado quedando todos los días desde que se puso mala, y Soojin no podía evitar pensar que debería haber sido ella la que estaba con Shuhua todo ese rato. Aún así, Miyeon y Shuhua eran prácticamente sus mejores amigas en ese momento, por lo que Soojin estaba feliz de que se llevasen tan bien.

Por fin dieron las seis de la tarde, y por tanto vería ya a Shuhua. Soojin le había ofrecido a Miyeon ir con ellas también, pero ella tenía algo que hacer. Realmente Soojin solo se lo ofreció por educación, porque ella quería estar a solas con Shuhua. La taiwanesa le había dicho a Soojin que quería llevarla a un sitio especial, y tenía muchas ganas de verlo. Salió del restaurante y allí vio a Shuhua, que parecía estar más guapa que nunca. Toda la espera había merecido la pena. Shuhua llevaba una falda a cuadros con una camiseta tipo crop top negra, muy ajustada, marcando así su figura a la perfección. Al verla, se formó una sonrisa en la cara de Soojin. No se podía alegrar más de ver a nadie. Solo había pasado una semana, pero sentía que habían sido siglos. Miyeon salió también y casi se tropieza con la puerta por mirar a Shuhua. A Soojin le habría gustado decirle  "No mires así a mi Shuhua". Pero desgraciadamente Shuhua no era suya. Se acercaron, y se saludaron con un abrazo.

- ¿Ya estás bien? – Preguntó Shuhua mientras todavía estaban abrazadas.

- Sí. Estoy mejor que nunca. – Decía eso por estar en los brazos de Shuhua, no por estar curada.

- Te he echado de menos, Jinjin. – Soojin asintió, con una sonrisa. Ella también la había echado de menos. – Bueno, ¿vamos yendo a ese sitio? – Preguntó Shuhua separándose de Soojin. La coreana habría deseado que ese abrazo hubiese durado un poco más de tiempo, pero no lo iba a decir en voz alta.

- Claro. – Se pusieron en marcha.

Recorrieron un montón de calles. Todas ellas eran bonitas. Pero no tanto como Shuhua. Estuvieron charlando sobre muchas cosas, mientras andaban muy cerca la una de la otra. Sus manos se rozaron varias veces, y ambas podían sentir esa tensión. Querían estar incluso más cerca.

- ¿Puedo cogerte de la mano? – Preguntó Shuhua, con su cara de ángel. Soojin se sonrojó. Luego asintió levemente. No quería decirlo en voz alta. Le daba demasiada vergüenza. Shuhua sonrió y agarró la mano de Soojin. Fue la sensación más agradable que había experimentado. Era indescriptible, pero se sentía tan feliz de estar así...

Al principio Shuhua solo había cogido la mano de Soojin como cualquier otra persona haría. Pero luego empezó a juguetear con esta, pasando su mano, que era bastante pequeña en comparación a la de la coreana, por todos sus dedos.

- ¿Qué estás haciendo? – Preguntó Soojin con una pequeña risa. Todavía le daba vergüenza estar cogidas de la mano.

- Quiero conocer tu mano. – Respondió Shuhua con simpleza. Soojin sonrió y se volvió a sonrojar de la vergüenza. Shuhua parecía tan inocente... Encontró ese gesto demasiado adorable.

Anduvieron bastante hasta llegar al lugar que Shuhua quería enseñarle a Soojin. No es que estuviera muy lejos, era más bien que habían andado muy lento, disfrutando de cada segundo que pasaban con la otra. Ya iba a ponerse el Sol.

- Es aquí. – Dijo Shuhua mirando a su compañera con una sonrisa, y a continuación mirando al edificio que estaba delante de ellas. – Vamos a subir ahí arriba. Las vistas son maravillosas, te lo prometo. – Soojin sonrió. Le gustaba ese plan. Subieron las escaleras cogidas de la mano y abrieron la puerta de arriba juntas. Shuhua dejó salir a Soojin primero, y esta se fue hacia adelante, arrimándose a la barandilla para admirar las preciosas vistas.

- Wow... Es precioso... - Dijo Soojin admirando el horizonte. Una preciosa puesta de Sol estaba delante suya. Shuhua se acercó y no miró al paisaje que las rodeaba, pues su compañera era más bella. Soojin se giró y sus miradas se cruzaron. Era un momento realmente mágico. Sobre todo, para Soojin. Shuhua se acercó a su mayor para besarla. Y la otra no se apartó. Ya lo había admitido, realmente le gustaba la taiwanesa. Desde el primer momento en el que la vio. Cerraron los ojos y sus labios se juntaron en un hermoso beso. Ese momento no podía ser más bonito a los ojos de Soojin. Era incluso mejor que lo que se había imaginado que podría ser. Las mariposas eran reales. Nunca antes las había sentido. Se separaron para mirarse. Soojin se sonrojó al ver a Shuhua. Todavía no se podía creer que eso fuese real.

- Soojin yo... Me gustas. Mucho. Desde hace ya tiempo. Desde el primer momento en que te vi. Solo quiero pasar tiempo contigo...– Soojin miró a la taiwanesa, todavía con vergüenza, pero con una sonrisa.

- Yo también... - No sabía explicarlo. Supuso que eso era suficiente. Shuhua sonrió y se volvió a acercar para besar de nuevo a Soojin. Esta le correspondió el beso. La coreana todavía no se creía que esto fuese real. Intentó disfrutar el momento todo lo posible. Este no era su primer beso, pero estaba segura de que lo recordaría para siempre.

Thank God [SooShu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora