Luego de aquel día Beomgyu había faltado a clases durante casi una semana.
¿Su excusa? Estaba enfermo.
Y bueno, la ansiedad y estabilidad emocional nula que tenía lo hacía parecer enfermo así que no fue complicado para él conseguir una forma de mantenerse todo el día bajo sus mantas con una larga reproducción en bucle de su mismo álbum favorito en su computador.
Sus profesores llamaron varias veces preguntando por su estado de salud, su madre se lo notificó en cada ocasión a pesar de no estar a su lado, pero ninguno era el rubio por el cuál parecía más patético de lo usual así que continuaba bastante mal.
Sin embargo ya había llegado el día del martirio.
A diferencia de otras ocasiones no fue un lunes, en su lugar fue obligado a volver a clases un martes, el clima combinaba con su ánimo y la pesadez en el ambiente era el toque perfecto para una nostálgica película rusa.
Cuando llegó a su conocido lugar de estudio no sintió mucho más allá de una que otra mirada o comentario malogrado de sus compañeros de clase quienes preferían entrometerse en asuntos ajenos a resolver sus propios problemas.
Y aunque Beomgyu lo sintiera así, no todos los comentarios era sobre él, no todas las miradas estaban dirigidas hacia su persona, muchos estudiantes ni siquiera estaban al tanto de su presencia.
Pero él se sentía de esa manera, ¿Que se supone que hiciera?
Ah, si tan solo supiera que el escándalo del momento estaba relacionado al rubio que no salía de su mente.
Era cierto que muchos estudiantes estaban al tanto sobre el gran chisme entre el azabache y el docente pero no era nada tan relevante como él creía, era un revuelo más del rubio así que fácilmente pasaba desapercibido luego de poco más de una semana y otros rumores de por medio.
Llegó a su salón correspondiente con prisa, solo habían dos estudiantes, uno de cabellera roja y otro azabache pero Beomgyu no les presto suficiente atención para reconocerlos. Al sentarse en su puesto tomó su libreta y un lápiz, fue hasta la página final y comenzó a dibujar círculos, uno sobre otro, para calmar la ansiedad que lo recorría antes de tiempo. La primera clase era matemáticas, lo sabía porque era la materia que se hallaba resaltada brillante en su horario, con colores y pequeños corazones que antes dibujaba en cada ocasión.
Y era divertido porque, en ese momento, quería lanzarle una botella en la cabeza al imbécil de su profesor.
Se sentía tan triste, derrotado, humillado incluso, la rabia, las ganas de golpear a alguien también estaban allí, consumiéndolo, y eso lo convertía en una montaña rusa de emociones negativas con la que lo único que lograría sería vomitar al final del juego.
Si alguien en el pasado le hubiese dicho que al meterse con Choi Yeonjun iba a terminar en una crisis existencial potencialmente mortal probablemente se hubiese reído mientras decía que él no sería esa clase de persona.
Ah, esperen, eso hizo.
La hoja trasera de su cuaderno estaba garabateada hasta no tener un mísero espacio en blanco, pero él no detenía por nada los movimientos circulares de su mano, hacer aquello le relajaba de alguna manera, lo obligaba a concentrarse en algo diferente a lo que había a su alrededor.
Al menos lo suficiente para no notar como el muchacho azabache de antes se sentaba en el asiento frente a él, con el espaldar del mismo convirtiéndose en su posa-brazos para apreciar con mayor comodidad lo que el más bajo hacía en su cuaderno, y el pelirrojo tomaba lugar en el escritorio a su lado, sus presencias siendo notables cuando finalmente uno de ellos habló:
一¿Choi Beomgyu?
El mencionado levantó la cabeza mirando así al pelirrojo que le observaba curioso, tardando unos pocos segundos en reconocerlo como el chico del baño una semana antes.
¿Cómo era que se llamaba?
一¿Necesitas algo? -Preguntó Beomgyu de inmediato, según su memoria ni él ni el otro pelinegro estudiaban en con él.
一¿Qué haces? -Interrogó el muchacho frente a él, alzando un poco su cabeza para observar el cuaderno de Beomgyu.
Mismo cuaderno el cual el posiblemente mayor cubrió con sus brazos.
一Ah, yo hacía eso... Garabatos, ya sabes. -Afirmó el desconocido a lo que Beom frunció su ceño con confusión.
一¿Quienes son ustedes?
一Él es Kai. -Presentó el pelirrojo por el azabache más alto.
一Hyuka para mis amigos. -Aseguró el mención mientras que movía ligero su mano de lado a lado.- Hello.
Beomgyu correspondió el gesto con lentitud.
一Yo soy Taehyun, nos conocimos antes, ¿Recuerdas? -Interrogó el más bajo a los que Beom asintió lento.
No podía evitar pensar que aquellos dos muchachos se habían acercado por interés, de alguna manera.
Y no estaba del todo errado.
一¿Necesitan algo?
一Más o menos. -Contestó Taehyun, balanceando sus pies de atrás hacia adelante y distrayendo por unos segundos al más alto con eso.- Venimos con una propuesta.
一¿Una propuesta? -Taehyun asiente.- ¿De qué trata?
一¿Te interesaría estar en un club?
一¿Un club de qué? -Preguntó Beomgyu, abriéndose solo un poco a la propuesta de los muchachos.
Kai y Taehyun se miraron entre sí antes de decir al unísono:
一El Club de los amantes de Choi.
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「 𝗖𝗵𝗼𝗶 𝗟𝗼𝘃𝗲𝗿𝘀 𝗖𝗹𝘂𝗯 」
Fanfiction❝¿Yeonjun te dejó? Oh, cariño, bienvenido al club❞. Estaba claro que Choi Yeonjun era un adúltero de primera mano, empedernido, compulsivo o como quisieran decirle, todos los términos serían correctos de cualquier manera. Era descarado, un estafador...