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Las paredes de la habitaciones eran blancas, al igual que todo lo demás. Y eso que no hay muchas cosas además del pequeño cuarto de baño en una esquina y la cama individual dónde Yoongi estaba acostado mirando el techo.

De hecho lo único de color venía siendo el cabello negro y corto de Yoongi, y sus labios color rosa bajo, porque incluso el cuerpo de aquel chico era de tez blanca, tanto así que podrías confundirlo con las paredes del cuarto.

Yoongi tenía una apariencia aburrida, pero ¿Qué otra expresiones debería tener si estaba ahí dentro de un hospital psiquiátrico? El hospital psiquiátrico de Seúl para ser exactos. El traje que los “internados” ahí usaban, el pantalón holgado y la sudadera blanca le ajustaba muy bien. Resaltaba su figura esbelta pero bien trabajada. Yoongi estaba metido es sus pensamientos cuando la puerta de la habitación fue abierta, dejando a ver a uno de los enfermeros, vestido con su uniforme azul.

—Es último viernes del mes, sabes lo que significa chico— Yoongi le dedicó una molesta mirada, penetrándolo con sus ojos filosos, rasgados y negros como los de un gato. Un gato enojado.

Yoongi si sabia a que se refería, con fastidio rodó los ojos levantándose de la cama, se colocó las pantuflas y se encamino a salir de la habitación pasando al lado del enfermero.

—No se porque debo salir, a mi no me visitan nunca— dijo el chico con una expresión de dolor mientras avanzaba al centro del hospital.

—Son las reglas chico, aunque no te visiten debes salir con los otros— le informo el enfermero con pena en la voz, ya que a él tampoco le agradaba esa regla. Solo hacían sentir mal a aquellos que no tenían alguien que fuera a verlos.

Sin protestar Yoongi siguió caminando por los pasillos del lugar hasta llegar a una  sala de espera, dónde había adultos emocionados esperando por hablar con sus familiares. El chico muchas veces pensó que era algo parecido a una cárcel, pero la gente de ahí no estaba cuerda, a excepción de unos; porque había gente como el que no estaba enferma ni loca, que no merecían estar en ese lugar.

—Quita esa cara, recuerda que en una semana te vas, soporta estos días chico— el enfermero se retiró después de decirle aquellas palabras.

Yoongi sonrió, solo una semana más y saldría, tenía ya casi dos años que había llegado y lo que más quería era irse. Tampoco es como si tuviera muchas opciones de que hacer al salir, no tenía amigos o familia, no ahora. Lo único que quería era poder ver la plena luz del sol todos los días y a cualquier hora, no solo cuando los enfermeros se lo ordenasen.
Observo a los demás pacientes platicando con las personas que los venían a visitar, tal vez eran sus madres, o novias. Lo que sea, Yoongi no quería ver más.

Aburrido recorrió con la mirada un lugar donde sentarse y esperar que las visitas acabaran. Su vista choco con la de un joven aparentemente de su edad, estaba sentado en una mesa para dos personas apartado de los demás, al ver que Yoongi lo había visto mirándole desvío la vista hacia la ventana de enfrente, entrecerrado sus ojos cuando el sol choco con su cara.

Yoongi había visto a ese chico antes, muchas veces a decir verdad. Cada viernes último del mes ese chico estaba apartado de todos, con una mirada triste, igual que él nadie lo visitaba, eso pensó. A sus ojos ese chico delgado y de expresión cansada era muy hermoso; a diferencia de él, el traje de los internos le quedaba grande, lo cual lo hacía ver adorable, sus mangas le colgaban por debajo de las manos, sus pequeñas y un poco huesudas manos.

Creyó que tenía el cabello castaño, pero al acercarse noto que solo era el efecto del sol, su cabello era gris, y vaya que le favorecía. También noto que sus labios eran muy rosas, casi rojos, y se veían muy resecos; y que sus ojos profundos lo miraban con temor. Eso lo notó cuando volteo a verlo de nuevo.

—Perdón si mi mirada te incómodo— se notaba muy apenado. Yoongi con delicadeza tomo asiento a su lado y le sonrió tranquilizándolo.

—No te preocupes, no me incomodo— él chico lindo ante estás palabras le respondió la sonrisa. Y Yoongi parecía que le iba a dar un paro por tan hermosa imagen. Al sonreír sus ojos se cerraban en forma de media luna.

—Me llamo Jimin. Park Jimin— le saludo, Yoongi pensó que el nombre era muy bonito, igual que él.

—Mucho gusto Jimin— tendió su mano esperando que Jimin la tomara, un poco dudoso el lo hizo. El tacto de Jimin cálido choco con el suyo frío.—Yo soy Yoongi. Min Yoongi.

Por unos momentos se quedaron en silencio, los dos viendo el patio de afuera del hospital. Yoongi se atrevió a hacerle una pregunta.

—¿No tendrás visita Jimin?— él chico lindo apenado, negó.

—No vienen a visitarme nunca. En un principio creía que mi madre lo haría, pero después de varios meses dejé de esperarla— conforme contaba los ojos de Jimin fueron perdiendo el poco color que tenían— ¿Y tu? ¿No te visitan?

Al igual que Jimin, Yoongi negó. Pero a diferencia de él no lo hizo con pena, más bien con algo de rencor.

—Mis padres me metieron aquí en un principio, sería algo absurdo que vinieran a visitarme, pero estoy mejor así.— Jimin pareció compadecerse ante sus palabras.

—Tenemos algo en común entonces, Yoongi—. El nombrado lo miro sin entender—Mi madre me metió aquí también. ¿Será algo que se está volviendo común?

Yoongi soltó una carcajada ante lo dicho, y Jimin pensó que tenía una risa hermosa.

—No creo que los padres hagan eso.

—Tienes razón— la mirada de Jimin se volvió a la ventana, nuevamente los rayos del sol iluminaron sus delicadas facciones. Yoongi tuvo de repente el presentimiento de que lo había visto antes.

—¿Jimin, te he visto antes de llegar aquí? Te me haces familiar.

Jimin negó repetidas veces mientras hacía un puchero, lo cual enterneció a Yoongi.

—No te visto antes del hospital, pero me parezco mucho a mi madre, y ella es conocida. Tal ves por eso te resultó familiar.

—¿Quién es tu madre?—preguntó con curiosidad.

—Park Shin hye— los ojos de Yoongi se abrieron de la sorpresa. Su mente retrocedió hasta llegar con la imagen de Shin hye, la guapa actriz y modelo, claro que se parecían. ¿Cómo no lo noto? Aunque Jimin era aún más lindo.

—¿Y dices que ella te metió aquí?
— Jimin asintió— ¿Por qué?

—¿Debe haber un porque? Si estoy aquí es por algo, estoy enfermo.

Yoongi frunció el seño ante las palabras del chico, el no se veía enfermo. Pero no quería presionarlo a decir porque estaba ahí, prefirió no decir nada.

—¿Y tú por qué estás aquí?— cuestionó está vez Jimin.

—Mi familia pensó que era un buen lugar para corregirme, porque no estoy bien. Hay algo malo en mi— Yoongi se mordió la lengua antes de decir “y lo malo es ser gay según ellos”.

—Yo saldré en un mes, me dieron dos años. ¿Y a ti?

Yoongi rio cuando se dio cuenta que estaban haciendo un tipo preguntas y respuestas, era lo que generalmente hacen los niños de primaria al conocer a alguien nuevo. Pero era eso prácticamente, se estaban conociendo. Eran la primera persona con la que el otro hablaba en ese hospital que no fueran enfermeros.

—Igual me dieron dos años, pero salgo en una semana— Jimin pareció feliz por él— entonces tal vez puede que nos veamos cuando seamos libres.

—Ojalá sea así Yoongi. Disfruta tu libertad, yo esperaré un poco más por mía.


"No estamos enfermos Jimin" (Y.M)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora