—Esta es la peor idea de todas— Jimin miro a Yoongi que estaba al lado de él viendo fijamente la casa de enfrente.
—No, si lo piensas hay muchas ideas peores— se defendió.
—Cuando me dijiste que querías que te acompañará a un lugar especial para celebrar que ahora nuestros turnos de trabajo son más accesibles, no creía que me trajeras aquí.
Para ambos había sido sorpresa cuando se enteraron que los dos ahora entraban a trabajar a las 8 de la mañana y salían a las 2 de la tarde. Esto porque requerían a Jimin unas horas más en la escuela de música y porque debido a los preparativos de la boda de Jin, la cafetería cerraba más temprano.Ahora acababan de salir de sus respectivos trabajos, y Yoongi le había dicho al chico lindo que lo debía llevar a un lugar especial aprovechando que estaban libres por el resto del día.
—¿Bromeas? ¿Que lugar es más especial que este?— cuando Jimin soltó un ligero golpe en su hombro, subió su mano hasta el lugar afectado para sobarse mientras miraba al chico con un gesto de dolor exagerado.
—Yoongi, es la casa de tus padres.
Estaban fuera de la gran casa de los señores Min, un lugar que Yoongi nunca creyó volver a tener que ver o pisar. Pero ahora estaba ahí, por elección propia.Desde que lo mandaron al hospital psiquiátrico les tenía rencor, y odio también. Pero eso no quitaba que seguían siendo sus padres, y no es que los fuera a perdonar pero después de haber vivido dos años en ese lugar creyó que su vida iba a ser horrible. Pero conoció a Jimin, y se sentía feliz a su lado.
Así que después de pensarlo mucho llegó a la conclusión de que la vida era bella, y el a pesar de su sufrimiento tenía una buena vida por delante, y si quería seguir con ella debía afrontar su pasado.
—Solo entraré a decirles todo lo que me he guardado— sostuvo a Jimin de las manos y lo miro a los ojos— tu espérame aquí, solo te necesitaba a mi lado para no echarme atrás, no mereces oír la discusión que posiblemente se desate.
Sin darle tiempo de contestar lo soltó de las manos y deposito un beso en su mejilla.
—Suerte Suga…— susurró.Por dentro sentía gran admiración por ese chico que estaba apunto de enfrentar su pasado, el también debía hacerlo algún día.
Yoongi avanzaba con pasado decidido hacia la puerta de la casa. La que hace tiempo había sido su casa pero ahora ya no lo consideraba un hogar. Sabía que sus padres estarían dentro, eran las tres de la tarde de un jueves, sus padres debían de estar arreglándose para ir a la iglesia.Soltó un fuerte suspiro y se obligó a si mismo a no retroceder. Tocó el timbre de la entrada.
Un ligero “Ya voy” se escuchó en el dónde de la casa. Espero pacientemente a que la puerta fuera abierta, tal ves tardó solo segundos pero a él se le hizo eterno.Cuando finalmente sintió a una persona del otro lado sus nervios se dispararon, apretó sus manos y evito ponerse débil en ese momento.
La puerta se abrió. Su madre estaba frente a él viéndolo estupefacta, su padre estaba atrás de ella. Ambos estaban vestidos formalmente, su madre con un vestido largo hasta más debajo de las rodillas y su padre con traje y corbata. Tal y como siempre iban a la iglesia, aún recordaba cuando lo obligaban a ponerse esos trajes que nunca le gustaron. Hizo un intento por sonreí, pero lo único que salió fue una mueca amarga.
—Yoongi…— susurro se padre no tan bajo ya que el lo alcanzó a escuchar.
—Hola padre— contesto fríamente, dirigió su mirada a su mamá frente a el, que aun sostenía la puerta. —Hola madre.
En silencio entro al interior de la casa, seguía como la recordaba; con muebles color café en la sala, un pequeño televisor en el centro. Una figura de Cristo colgada en la pared. Al lado de ella había antes una fotografía enmarcada de él con sus padres, ya no estaba. Eso le hizo sentir una gran punzada en el pecho.
—¿Qué? ¿Debo pedir permiso para entrar a mi casa?— pregunto al ver que ambos señores estaban congelados en su lugar viéndolo.
—No, claro que no… es solo que no lo esperábamos— dijo su madre con calma, cerró por fin la puerta y se apresuró a llegar al lado de su hijo y abrazarlo.
—Sabíamos que ya habías salido pero no creímos que vendrías a vernos— dijo está ves su padre.Con dolor sostuvo a su madre entre sus brazos, y luego la aparto.
—Pero si estás aquí es porque ya cambiaste de opinión sobre tus…. Bueno, tus “gustos”— menciono su mamá haciendo que sus últimas esperanzas de ser aceptado en su propia familia se estimaran. —¿No es así, hijo?
Sus manos volvieron a apretarse en puños, sus venas se marcaron por su brazo debido al fuerza que aplicó. Con la mirada sombría miro a sus padres.
—No. Y no son solo “gustos” mamá. Se llama orientación y es algo normal en muchas personas. ¿Por qué no lo dices por su nombre? ¿Preguntas si ya cambio mi homosexualidad y soy hetero? Lamento decepcionarte, pero no es así. Soy gay, lo fui, lo soy y lo seré porque es algo que nadie puede cambiar, no fue mi decisión; pero no me avergüenzo de decirlo.
Su madre dio unos pasos hacia atrás casi tropezándose al hacerlo, mirándolo con incredulidad. Pudo notar como la mandíbula de su padre se tenso y camino hacia el, levantó el brazo con la mano abierta listo para soltar un gran golpe en su mejilla.
Pero no pasó, porque la mano de Yoongi se movió rápidamente sosteniendo y parando en el aire el brazo de su padre. Con el seño fruncido y aplicando fuerza la hizo aún lado. Dejando al señor Min conmocionado.
—Esta vez no volveré a permitir que me hagan menos solo por ser mi familia, ni por mi forma de ser. — con toda la paciencia del mundo se sentó en uno de los sillones, bajo la atenta mirada de sus padres.
—¿A qué viniste entonces?— la voz de su padre era dura. Su madre mantenía la mirada hacia abajo.
—Estoy por empezar una nueva vida, quiero dejar atrás todo lo malo que he pasado. Incluido el gran dolor que me causaron ustedes al rechazarme, humillarme, y destruirme mandándome al psiquiatra. Por eso vine, se que no me quieren ver ni en pintura mientras siga siendo gay. Y lamento mucho eso, porque no dejaré de serlo. No dejaré de serlo porque ustedes lo quieran, porque la sociedad lo quiera. Así soy, así nací. Y si estoy hoy aquí es porque necesitaba dejar eso en claro antes de sacarlos de mi vida.
Su voz se estaba empezando a quebrar, pero se regaño internamente para no mostrarse débil en ese momento.Se levantó del sofá dónde estaba sentado, fue hacia su madre que levantó la mirada al tenerlo de frente y tiernamente colocó su mano en su mejilla.
—Te amo mamá— una lágrima resbaló por la mejilla de la señora Min— a ti también te amo padre. A pesar de todo siguen siendo mis padres y los amo— ahora estaba caminado hacia la puerta, el mismo la abrió y se paró en el marco de esta viendo a sus padres antes de salir— si algún día llegan a aceptarme o me quieren ver sin criticar mi forma de ser, serán bienvenidos en mi vida.
Cerro la puerta teniendo una última visita de sus padres. Una vez ellos ya no lo podían ver dejo caer las lágrimas de sus ojos. Se encaminó a dónde estaba Jimin.
El chico lindo estaba nervioso sostenido el celular en su oído, una llamada le había entrado y aunque no reconoció el número contesto por educación.
—¿Bueno?— dijo con temor, del otro lado no se oía nada, solo el sonido de la estatica. Después de unos segundos y cuando estaba a punto de colgar, hablaron:
—Hola, precioso— le dijo Jungkook. Y esas palabras fueron más que suficiente para hacer a Jimin colgar la llamada a toda prisa.
Se puso muy nervioso y las manos comenzaron a sudarle, justo en ese momento y como caído del cielo vio Yoongi salir de la casa y caminar hacia el.Iba a correr y contarle lo que había pasado, pero alcanzo a ver qué venía llorando, comprendiendo que las cosas no habían salido bien decidió contarle lo de Jungkook después.
—¿Estás bien?— le pregunto al tenerlo frente a él. Con sus manos seco las lágrimas de sus ojos.
—Si Jimin, estoy bien— le contesto, sintiéndose por fin, libre.
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"No estamos enfermos Jimin" (Y.M)
FanfictionHay un montón de lugares románticos dónde se puede comenzar una historia de amor: el parque, el cine, la escuela... Pero para Jimin y Yoongi fue distinto. Ellos se conocieron en el hospital psiquiátrico de Seúl, desde ese momento sus vidas se entre...