08

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Lo primero que hizo Jimin al despertar aquella mañana fue buscar desesperadamente una ropa adecuada para presentarse en su prueba de trabajo.

La ropa salía volando de su maleta, de dónde no la había sacado aún. Sabía que su ropa iba a consistir en algo ligero, que le permitiera bailar libremente.

Busco por unos diez minutos hasta que al fondo de aquella maleta encontró un pantalón de licra negro, una playera de tirantes y encima un chaleco de tela blanca casi transparente. Se puso sus tenis, y la gorra negra, nervioso salió de su departamento.

Al salir, tuvo la vista más hermosa. Yoongi estaba parado delante de él. Se había ofrecido a acompañarlo hasta la escuela, ya que él no sabría dónde quedaba. Encantado Jimin acepto, ese día Yoongi entraría tarde a su trabajo. Al parecer Jin le iba a hacer el favor a su novio de acompañar a Tae a un evento de la escuela. Por lo que la cafetería abriría más tarde. Yoongi le sonrió a Jimin en cuanto lo vio salir de su departamento.

—Buenos días Suga— le saludo alegremente, Yoongi lo miro divertido. No tenía sentido pelear por el apodo, se había rendido.

—¿Ya nos vamos?— Jimin asintió y salieron del lugar. Yoongi conocía bien a dónde iban. Lo más probable es que Nam se lo haya dicho, o que con más tiempo libre que el conociera más los alrededores de la ciudad.

—¿Estás seguro que no te vas a retrasar para él trabajo?— preguntó dudoso.

—Te dije ya que no Jimin. Cómo Namjoon va a estar en tu prueba no puede acompañar a Taehyung a su evento, y es obligatorio que alguien vaya con cada alumno. A Jin no le molestó acompañarlo, se está ganando al cuñado.

Los dos siguieron su plática divertidos, Jimin se entera de cosas. Cómo que Hoseok sentía algo especial por Tae, pero no sabía como acercarse a él. Le contó varias de las cosas que recordaba le gustaban a su amigo a Yoongi. Para que el se las pudiera hacer saber a Hoseok. Sabía totalmente que el amigo del pelinegro era el tipo ideal de su amigo. Ojalá los dos se animarán a darse una oportunidad.

La plática de ambos fue de risas y cosas sobre sus amigos. Fue algo muy agradable hasta el momento que se detuvieron frente a un gran lugar. La construcción parecía una especie de cine, por su apariencia desde afuera, pero en el letrero de la entrada se leía: “Escuela de música Seúl” había silencio, entre más se acercaban se oían voces. Antes de dar un paso al frente la figura de un hombre alto conocido se hizo ver. Namjoon avanzaba hacia ellos con una gran sonrisa.

—Hola Jimin, me alegra que seas puntual. Te están esperando.

Yoongi noto como los nervios de Jimin se dispararon, sin pensarlo mucho, o por instinto tal ves; le tomo la mano que estaba empezando a temblar ligeramente. Ante el tacto Jimin se estremeció y miro a Yoongi.

—Seguro los vas a sorprender Jimin, confío en ti. 

Y esas palabras relajaron a Jimin, no sabía si era solo porque alguien confiera en el, o porque esa persona fuera Yoongi.

—Te lo encargo Namjoon— le dijo al moreno— Y a ti te veo después Jimin. ¿sabes cómo regresar? — el chico lindo dudo al responder, él habia puesto atención en el camino, confiando en si mismo le respondió:

—Si, memorice el camino.

Yoongi se alejo de ellos. Mientras él se iba Jimin se volvió hacia Namjoon, aunque no le daba la misma tranquilidad que estar con Yoongi, le agradaba su compañía.

—¿Esperan mucho de mi presentación?— Namjoon negó, avanzaron por el pasillo entrando a la escuela. No había gente en los pasillos, pero podía ver salones a los lados, con adolescentes dentro en sus clases.

—No en realidad— le dijo mientras caminaban— solo quieren una presentación en la que demuestres que te apasiona bailar. Darás clase a niños chiquitos, ellos necesitan a alguien que baile por placer, no por obligación.

Las palabras tranquilizaban a Jimin, cada paso que daba veía el lugar. Unas aulas tenían instrumentos, otros tenían escenarios y tarimas. Otra estaba vacía, era amplia y con un gran espejo, se detuvo ante ella.

—¿Es la de baile?— pregunto, la respuesta de Namjoon fue afirmativa.

—Como no hay maestro los niños no vienen, si te aceptan probablemente se les avisará y a partir de la próxima semana podrás trabajar.

Siguieron caminando hasta llegar a una aula más grande que las demás, tenía una puerta grande negra, Namjoon la abrió y Jimin sintió nuevamente los nervios al ver la gente dentro de ella. Eran un hombre, de unos cuarenta años y tenía el cabello canoso. Otra era una mujer más joven, vestía elegantemente. Por un momento sintió miedo de que lo reconocieran, pero no parecían el tipo de personas que están pendientes de los famosos, con temor se quitó la gorra.

Dejo escapar un buen de aire retenido cuando aún con su rostro libre no cambiaron su expresión.

—Es un gusto, soy Jimin— se presentó ante ellos haciendo una reverencia.

—Un gusto Jimin— le dijo el señor— Soy el director de la escuela y la señorita a mi lado es la subdirectora. Nosotros y Namjoon que es uno de nuestros mejores maestros evaluaremos tu baile.

—No te presiones— le dijo esta ves la mujer— solo baila con el corazón Jimin, seguro eres muy bueno. Nam nos hablo de ti.

Sin saber cómo responder a aquello solo asintió y dio las gracias.  Aquellos dos se sentaron frente al escenario del lugar. Seguro era la aula de teatro, pensó. Namjoon se acercó a él y le susurró:

—Hazlo— después se alejo y tomo asiento con los otros dos.

Pocas veces Jimin había pisado un escenario, cuando su madre lo llevaba a clases de pequeño eran al aire libre y aunque él sabía que tenía un talento para bailar le daba un poco de miedo que sus nervios le traicionaron y lo hiciera mal. El necesitaba ese trabajo en serio.

Subió al escenario, las miradas de aquellos tres estaban sobre él, desde ahí todo se veía más chico.
La música empezó a sonar un segundo después, mentalmente Jimin agradeció la canción que habían elegido. Lie, una de sus canciones favoritas.

Estaba parado en el centro del escenario, la música inundó sus oídos y se dejó llevar. Con cada palabra dicha por el cantante su cuerpo parecía moverse por si mismo, con gran gracia y ligereza Jimin se desplazaba y baila. Sus manos y gestos iban al compás de los pasos que daba.
Una sola palabra cruzaba por la mente de las tres personas que lo observaban: Pureza. Jimin bailaba con pureza, con el corazón. No bailaba como si estuviera en una audición, bailaba como baila cualquier chico en su habitación cuando nadie lo ve, ese tipo de baile que no todos hacen.

Al terminar la canción Jimin paro su baile, no sabía si lo había hecho bien pero si sabía que lo había disfrutado, y eso estaba bien para el. Las miradas de todos eran de asombro. Pero más se asombro él cuando el director se puso de pie y le aplaudió. Lo siguieron la sub directora y Namjoon. Se avergonzó un poco bajo todos los aplausos, bajo del escenario y se acercó a ellos.

—No hay más que decir, estás dentro— ante las palabras del director Jimin salto de felicidad y le dio las gracias. La sub directora se le acercó, lo miro con brillo en sus ojos, con ternura.

—Eso fuera hermoso… puedes empezar a partir del lunes. De 9:00am a 1:00pm. Ahora Namjoon te mostrará el lugar.

Agradecido se despidió de Namjoon y salieron de aquel aula. Sintió que su cuerpo se relajaba y una sensación de alegría lo invadió.

—Tengo que decirte Jimin, que eso fue impresionante. Dominaste el escenario.

El resto del tiempo se la pasaron recorriendo aquel lugar. Namjoon le mostraba las aulas, le presentaba a los demás maestros y a los alumnos que se encontraban ahí. El día paso relajado y rápido, para la tarde, Jimin se despidió de Namjoon y decidió que era momento de irse al edificio.

No había ni dado dos pasos cuando su celular vibró, Jimin leyó el mensaje que su madre había mandado y sintió su sangre helarse.

Todo le empezó a dar vueltas y un terror horrible lo inundó. Sentía que sus fuerzas se iban y el aire le faltaba. En el mensaje se leía: “Jungkook despertó”

"No estamos enfermos Jimin" (Y.M)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora