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Caminada entré tanta oscuridad, se sentía perdido e incluso se quedó quieto esperando a ver si alguien aparecía, eso se cumplió, o algo así, ya que pudo ver una luz levemente rojiza, se acercó algo curioso, tuvo que taparse los ojos con sus ante-brazos por lo fuerte que era.

Apenas aquella luz desapareció se encontró en un campo de flores con varios templos griegos, sin olvidar algunos pilares, y claro, aquellas mariposas que empezada a volar alrededor de él.

Yugi no pudo evitar por cómo se acercada las mariposas, le hacía cosquillas literal, claro que estas se alejaron cuando se escucharon pasos, volteó algo curioso para ver a un hombre acercarse, cabello negro como la noche y ojos verdes, un tonó demasiado claro, llegado a parecer ser puros.

Llevada puesto una armadura que le parecía rara a Yugi, de color gris con cierto toques en negro, sin olvidar varias alas.

—¿Te gusta el lugar?.

—Sí...—respondió en un leve susurro—¿Quién eres?.

—¿Quién soy?—rió un poco, no sonada malo, era más sereno y tranquilo—Soy tú padre, Yugi.

—¿M-mi pa-padre?...

Yugi no sabía que decir, estaba en shok, jamás conoció a su padre, su madre en si nunca le dijo el por qué, a excepción de una cosa "vive lejos por cosas del trabajo", y ahora tenía aquel hombre frente a él, diciéndole que era su padre.

—No nos parecemos...

—¿Es necesario parecerse para ser familia?—sonrió para mostraré cierto colla, Yugi quedó más sorprendido, era aquel colla que quería ver, el que se le hizo familiar—Yugi, me alegra tanto volver a tenerte a mi lado, si tú madre pudieran verte...—le puso el colla—Estaría más que feliz de tener un hijo tan puro y perfecto.

De repente aquella escena cambio, Yugi veía caos por todos lados, gente sufriendo y gritado, varios hombres con clases de armaduras morados haciendo terribles cosas, retrocedió chocado con una pared, volteo por instinto viendo un espejo.

Su boca se abrió dejado escapa un suspiro de sorpresa.

Sus ojos era de un tonó verde como el de aquel hombre, nada más, que tenía un ligero tonó rojizo en el medio, su piel era más blanca, tocado casi el color blanco por completo.

Se tocó el rostro sorprendido, hasta que todo volvió a hacer negro, no pudo ver más su reflejo, volteo de nuevo cuando escucho gotas caer a el suelo, se tapó la boca más que sorprendido, estaba aterrado y preocupado, frente a él estaba Milo totalmente herido, con una clase de armadura dorada totalmente destrozada.

—Milo, ¿pe-pero qu-qué?...—se acercó a él para tocarle el rostro, viendo aquellos ojos azules totalmente vacíos, no tenía sus pupilas—Milo... raciona por favor—lo agito un poco—¡Milo despierta!, ¡no me asustes!.

—Es tarde joven amo.

Se confundió a escucha esa voz, miro detrás de Milo viendo a dos hombres, uno peli-plateado de ojos del mismo color, y el otro peli-dorado, ojos dorados, ambos parecía ser hermanos.

—¿A qué se refiere?, ¡¿ustedes le hicieron esto?!.

—No era digno de usted, ¿no?.

—Exacto, no se equivoca joven amo.

—¿Qué?...

—Joven amo... es volver, y dígale adiós a su vida de humano.

Yugi se confundió ante eso, hasta que unas cadenas salieron de la nada para literal empezar a jalaron lejos de Milo, mientras que el peli-plateado se acercada a él con una espada en la mano, el rostro de Yugi se llenó con gotas de sangre antes de por fin se arrastraron a la oscuridad.

Hijo del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora