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Se quejó levantándose del suelo quitando la tierra de su cabello, para ser un principiarte Joey era fuerte, a pesar de que su armadura dorada apareció, no se podía defenderse exactamente muy bien, quien fuera ese rubio era fuerte, miro de reojo el balcón, viendo que Yugi seguía allí, quieto, como si intentará aun salir del shok.

—¿Te vas a quedar quieto o qué? —regreso su mirada a el oji-avellanas apenas lo escucho habla, viendo como el Wheeler se tronada los dedos.

—Escucharme, rubio barato oxigenado—camino un poco hacia él, sin deja su seriedad—No sé quién eres pero ¡no me importa!, te volveré a hacer esta pregunta una vez más, ¡¿qué quieres con Yugi?!.

—¿Deseas saber? —rió un poco—Ok, solo te diré esto: lo quiero aleja de ti.

—Darte por muerto—corrió hacia el rubio mientras su uña se tonada de un color rojizo, Joey no se finjo en eso, tuvo que ver otro lado cuando escucho su nombre, provocado que la aguja escarlata le diera—Novato.

—A-agh...—se quejó para luego hacer aparecer su cosmo, frunciendo el ceño para daré un golpe a Milo, para su sorpresa este se separó de un salto logrado esquiva su ataque—Y a parecer tus sentidos se pusieron normal—suspiro tocado su herida—Pero tengo muchas sorpresas Escorpio.

Yugi por fin raciono, dándose cuenta mejor que no solo Milo estaba en peligro, si no también Joey, ¡y no quería perder a ninguno!, vio a todos lados del balcón intentado ver como baja, aunque se le ocurrió algo mejor: ¡ir por los demás!.

—¡Milo, no pierdas por nada del mundo, iré por los demás! —grito poniendo sus manos alrededor de su boca.

—¡DARTE PRISA! —Milo esquivada las esferas de poder que Joey mandada, era demasiado rápido y ciertamente era difícil esquivarlas—Tomarte esto como un alago, eres mejor que el anterior espectro de Wyvern.

—Oh... gracias, supongo.

Yugi salió corriendo de la habitación de forma algo desesperada, corrió hacia la habitación de Seiya, era la más cercana a su suya, pero antes de abrirla sintió algo filoso tocar su cuello, sus pupilas se dilataron a sentí aquel filo en su cuello, dejando un pequeño rasguño.

—No deseada llega a esto joven amo—miro de reojo a la persona, tragado en grueso algo asustado, ¿qué estaba ocurriendo? —Suelte la perrilla—el oji-amatista le hizo caso.

—¿Quién eres?.

—¿No me recuerda? —hizo una pequeña mueca de dolor, totalmente falsa ya que luego sonrió divertido—Soy tu prometido.

—¿Perdón?.

—¡Antes de conocer a Escorpio, estábamos comprometidos Yugi!, Hades aprobada todo, y ¿qué paso? Conociste a el antepasado de Milo.

—Escucha... no sé quién eres, ni entiendo que está pasando aquí, pero dime: ¿qué desean?.

—A usted joven amo... solo a usted, vámonos y haré que Joey deje vivir a Milo.

—¿A mí?... —susurro para sí mismo confundido, viendo la puerta frente a él, deseada grita, pero si lo hacía de seguro lo mataría, pobre de Yugi, no sabía que ellos lo quería vivo—Ok... pero dejen a Milo.

—Claro, sígame...—apago la navaja del cuello de Yugi, agarrándole la mano haciendo que volteará a verlo—A su padre le dará alegría volver a verlo.

—¿Cómo te llamas...?.

—Aiakos... ahora camine, mi compañero se encargará de hablar con Joey.

•••

Grito de dolor cuando su cuerpo choco con aquellos pilares, se apoyó en las partes rotas levantándose con cierto dolor, escupió algo de sangre para levanta la cabeza, mirando a Escorpio acercarse, Milo se acercó a él sonriendo algo burlón, Joey era fuerte, pero se distraía de forma fácil.

Hijo del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora