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Mirada a Yugi dormir, no podía está tranquilo, apenas el cielo se tonada de un color naranja indicado el anochece, el tricolor se encontraba entré sus piernas sentado con su cabeza apoyada en su pecho, durmiendo con tranquilo, mientras que Milo solo podía mirarlo, con algo de miedo y preocupación.

—En la luna sangrienta... lo vas a perder.

—¿Qué quiso decir? —suspiro para acaricia el cabello de el oji-amatista—Perderte... no, no quiero perderte.

Miro el balcón viendo como las cortinas blancas dejada ver el color que tomada el cielo, mordió su mejilla por adentro intentado calmarse, ¿por qué apareció Minos en su sueño?, ¿qué quería de Yugi?, ¡ay santo dios, justo cuando todo le va bien esto debe de suceder!.

—Mi-milo...—miro a el tricolor apenas esté hablo, viendo como abría de forma lenta sus ojos, dejado ver aquellos ojos amatistas—¿Qué pasa?.

—No suceder nada Yugi, ¿por qué preguntas?.

—No lo sé, sentí algo raro y luego te vi mira el balcón preocupado.

—Oh... es que la noche se acerca—menciono de forma tranquila para daré un beso en la frente—Sigue durmiendo.

—No tengo más sueño, y aparte creo que debo de acostumbrarme a esto ¿no?.

—Supongo que sí... oye Yugi, ¿tú piensas volver a Japón?.

El tricolor tembló un poco a escucha eso, miro a el oji-azul, el cual solo lo mirada esperando su respuesta.

—¿Por qué preguntas eso Milo?.

—Me gustaría que terminarás tus estudios y fueras alguien importarte, aunque ya lo eres.

—Bueno...—miro sus manos, viendo las manos de el caballero encima de las suyas—No lo sé, no quisiera romperé las ilusiones a Saga y Kanon, parecer está orgullosos de mi.

—Ajam...

—Y sobre todo, no quisiera dejarte.

—Yo no me voy a otro mundo Yugi, solo quiero verte ser algo que yo puede ser, estudia y tener a alguien normal...—susurro levemente mientras veía como el oji-amatista empezada a jugar con sus manos.

—¿Alguien normal?, ¿me estás insinuado que busque a alguien más?.

—Sí...

Era la primera vez que Milo actuada así, como el mismo dijo, era un completo mujeriego que no se tomada ninguna relación enserio, pero con Yugi era diferente, algo en él le decía que debía de proteger y cuidar de Yugi, tratarlo como el delicado chico que es, y con aquel sueño, no deseada que saliera lastimado.

—Y puedo saber, ¿por qué quieres eso?.

—No deseo que salgas lastimado Yugi, tengo miedo de que algo malo te pase.

—Milo... ¿ya te dije que estuve a punto de ser comido por una serpiente gigante?.

—Si, ya me lo dijiste, ¡pero esto no se compara con las cosas que has vivido!, dependías del duelo de monstruos para defenderte, aquí si o si tienes que pelea, usa tus puños y...

Ciertamente Milo no pudo terminar de hablar por qué sintió los labios suaves de Yugi contra los suyos, no pudo evitar sonrojarse por eso, sintiendo como entré poco Yugi se separó algo sonrojado.

—Milo, estoy seguro que si algo me pasará, tú estarías allí para ayudarme.

—Yugi... eso no lo dudes —sonrió un poco, sintiendo como Yugi jugada con el aguijo de su casco—No seria fácil encontrarte, pero no pararía de buscarte, cruzaría cielo y mar para... —junto su frente con la de el tricolor, provocado que este se sonrojara—Volver a ver esos bellos ojos amatistas.

Hijo del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora