02

625 44 22
                                    

Milo simplemente podía esta algo molesto, hoy ciertamente era el día en que la gente iba a visita las ruinas de el santuario, quien debería de esta en el lugar de Escorpio era Aioria, pero tuvieron que hacer un juego de cartas donde Milo perdió, y justo ahora, se dirigía a donde lo esperada la gente.

No iba con mucha prisa, después de todo, llevada su ropa normal, una camisa roja, chaqueta de cuero negra a igual que su pantalón, por lo que no iba a decir que era un caballero.

En si, después de que Athena lo logró revivir luego de la batalla contra Hades, podía está tranquilo sin ninguna preocupación, a excepción de encontrar un alumno para la armadura de Escorpio, algo que podía hacer después.

Llegó a la entrada de el santuario donde solo vio a una persona, un tricolor de ojos amatistas que mirada a todos lados con curiosidad, Milo se confundió ¿cómo era posible que alguien tuvieran tener un cabello así?, sobretodo, que no entendía por qué era el único en ese lugar.

Yugi dejó de mira a todos lados cuando sintió una mirada encima de él, por lo que miro a donde sentía aquella sensación, se sonrojo a ver un peli-morado-azul de ojos azules, ¿por qué se sonrojo?, fácil:

Le parecía lindo.

—Hola—saludo Milo sonriendo.

—Ho-hola...—tartamudeo dejado su sonrojo atrás para regresa la sonrisa de forma tierna, muy típico en él.

—Veo que eres el único aquí, así que me presento—le ofreció su mano, Yugi la acepto—Soy Milo.

—Yugi Muto.

—Bien Yugi, sígueme y no te pierdas.

Yugi solo pudo asistí mientras seguía a Milo, el cual mientras avanzada le explicada cada cosa y lugar donde iba, claro que no se acercó mucho a las doce casas, ya que Athena lo podía matar por traer a alguien que no era un caballero.

Y de seguro se pregunta, ¿qué hacía Yugi allí?.

Fácil, cuando escucho habla de el santuario le dio cierta curiosidad, y ya sabemos como es Yugi.

Yugi en si estaba enserio maravillado por las cosas de Grecia, Milo le mostrada los antiguos templos tradiciones de Grecia, e incluso le mostró cada parte de el coliseo, algo que estaba mal por los momentos, después de todo, Saori estaba mandado a reparar varias cosas.

Pero digamos que no ha empezado por completo.

Por lo que hacía una excepción.

—Y aquí terminamos, en la playa.

—Wow, debo de admitir que no creí que Grecia fuera muy linda.

—Ya decía yo—sonrió un poco—Tú no eres de aquí.

—Exacto, soy de Japón.

—Eso explicar tú apellido—miro el cielo—¿Y te gusta Grecia?.

—Recién llegué ayer, pero si, puedo decir que si...

Yugi volvió a sonrojarse cuando vio una sonrisa tierna aparecer en los labios de Milo, miro otro lado empezado a jugar con sus manos, en si, no era la primera vez que alguien de su mismo género le parecía lindo un chico, pero en si había diferente.

Sentía una rara energía salir de Milo, y cuando lo miro de reojo, vio que era un tonó dorado.

Era raro, ya que cuando conoció a Shaina no fue así, y claro, esto tenía que pasar luego de que vio aquel aviso sobre ese colla, si éramos sinceros, sentía algo raro, como si hubieran vino aquí por cosas de el destino, de la misma forma que hizo el rompecabezas y conoció a Atem.

Hijo del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora