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Cada palabra que Milo le dijo lo dejó en shok, ¿cómo era posible que Joey se volviera un espectro de Hades?, no podía aceptar la noticia, miles de teorías e ideas se pasaron por su mente buscando una respuesta, pero no tuvo ninguna. Permanecía en silencio con sus dedos entrelazados, sus codos estaban apoyados en la mesa, cabizbajo sin dirigiré la mirada a el oji-azul, esperada muchas cosas, pero no la noticia del rubio.

—Perdón—Milo rompió el silencio, logrando hacer que Atem lo mirará—No... no lo cuidé bien—susurró cabizbajo—Yo... jamás creí que...—

—¿Qué podía ser el hijo de Hades?—el caballero asistió—Nadie lo esperaría, Yugi es t-...—

—Tan diferente a Hades—lo interrumpió, el egipcio no dijo nada, bajó sus manos dejándolas en la mesa, mirando con atención al peli-azul-morado—Yugi intenta ve lo mejor en las personas, y... Hades quiere llenar el mundo de oscuridad para hacerlo mejor—apretó los puños por debajo de la mesa—¡¡Sin darse cuenta que solo lo empeora!!—se levantó de la silla para dar un puñetazo en la mesa, Atem tuvo que levantarse para alejarse, ya que Milo destrozó la mesa.

—Y yo creí que perdía el control...—murmuró el oji-rubís mirando los pedazos de madera en el suelo.

—Ay—Milo se dio cuenta de lo que hizo, y se dio cuenta porque su mano empezó a sangrar por algunas astillas—Genial, es mi quinta mesa—

—¿De hoy?—

—No, del mes—miró la palma de su mano—No debí de quitarme mi armadura—sus ojos azules se dirigieron a el tricolor, recordando que se quitó la armadura para hablar mejor con el egipcio, también para no hacer daños más graves—¿Y cómo te enteraste de la situación? —

—Vi la luna—limpió su camisa con su mano, queriendo ver si tenía alguna astilla —No me preguntes lo demás, es difícil de explicar—

—El vínculo —Atem lo miró sorprendido, Milo dejó escapar un silbido para mirar otro lado.

—Veo que Yugi confía mucho en ti...—susurró el tricolor, y para ser sinceros, se molestó un poco.

—¿Ya le contaste todo?—

Atem volteó a escuchar esa voz, se sonrojó un poco a encontrarse con Acuario, usando una ropa normal, »el morado le queda bien« pensó mirándolo con detalle, una camisa morada con un pantalón gris, y no sabía con exactitud si lo que le llegada casi a las rodillas, pero le hacía quedar bien.

—Sí, cada cosa...—respondió Milo, obviamente lo único que no le dijo fueron esos momentos privados.

—¿Y qué piensas hacer?—preguntó Camus mirando a el faraón.

—Necesito unas horas, sigo un poco unido a Yugi por el vínculo que teníamos, pero ahora no sé qué le hizo Hades, por lo que tardaré un poco—

—Bien... te haré compañía —mencionó Milo.

—No—habló Camus, Escorpio lo miró sorprendido—Mientras que Atem está ocupado, tú y los demás intenten ver si encuentran más rápido el castillo de Hades—

»Es mi imaginación... ¿o indirectamente me dijo inútil?« pensó el egipcio mirando a Acuario.

—Pero Camus...—Milo no entendía para nada la situación.

—Yo lo acompañaré —

—¡¿Qué?!—exclamó el faraón sorprendido—¡Yo no necesito niñera!, ¡sé cuidarme solo! —

—Bien—Camus se dio media vuelta, empezando a caminar—Te dejaremos solo, si dices que puedes cuidarte, eso indica que podrás contra cinco espectros—

Hijo del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora