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Mirada fijamente a su oponerte mientras ambos hacía el saludo tradicional para ponerse en la posición de ataque, el fue en acercarse corriendo fue aquel chico, Yugi logró detener el golpe de su oponerte agarrándolo de el brazo, el chico se sorprendió ante eso hasta que claro, grito cuando el tricolor logró hacer que se cayeran a el suelo dándole un vuelta en el aire.

Se levanto de inmediato para empezar a daré varias patadas y golpes a el oji-amatista, el cual lograda tener sus ataques para luego daré un golpe en el rostro haciendo que cayeran en el suelo con cierto dolor, y antes de que el oponerte de Yugi pudieran hacer eso, sonó un reloj.

—Termina el duelo.

El chico se levanto algo molesto, mientras que Yugi se acercada a el para sonreír.

—Buen intento.

—Escucha Muto—lo miro algo molesto, Yugi parpadeo sorprendido por su actitud—Que tú allás sido el rey de los juegos, no indica que incluso en el karate puedas ganar.

—Basta—menciono un hombre de unos 68 años golpeado un basto en el suelo—Termino el duelo Ichiro, no es necesario que sigas y empieces a discutir con Yugi.

—No es un duelo, es una pelea—respondió algo molesto—Si usted hubieran dicho "pelea" de seguro esté trampa locas hubieran perdido.

—Suficiente—hablo Yugi algo molesto—No voy a soporta que hables así de mi.

—¿Qué?, ¿ahora si quieres pelea enserio?—se puso en posición de ataque, Yugi negó.

—No, el karate solo lo hizo para situaciones de grandes riegos, y ya el sensei lo ha dicho muchas veces "les enseñaré lo que sé, con tal que lo use para buenas razones".

Yugi se dio media vuelta para empezar a camina, dejado a aquel chico literal ardiendo de enojo, no le hizo caso, así era siempre debes que dejó hacia unos días el "duelo de monstruos".

¿Por qué Yugi estaba en una clase de karate?.

Hace ya como diez meses que empezó a entrenar en esa clase, a el principio era un pasatiempo, hasta que claro, empezó a gustarle tanto que solo podía pensar en hacerlo para protegerse de cosas peligrosas y si era posible, ayudar a alguien.

Pudo haber crecido, pero por adentro era el típico y tierno Yugi que todos conocía.

Y lo "duelo de monstruos", tuvo que dejarlo un tiempo por sus exámenes finales de la universidad, ahora estaba en plena vacaciones, por lo que apenas se cambio de ropa salió despidiéndose de su maestro y compañeros.

Su forma de vestir cambio en los últimos años, ahora usada una camisa de mangas largas de un tonó morado oscuro tocado casi el negro, un chaleco y un pantalón de tonó gris, aquel colla que parecía correa aún lo tenía puesto, la diferencia era que era todo negro y más pequeño.

—¿Hola?—respondió una llamada de su teléfono, mientras seguía caminado.

—Yugi, ¿a dónde estás?, te estamos esperado de hace rato.

—Perdón Tea—sonrió algo apenado—Lo que suceder es que se alargo mi clase de karate.

—Lo entiendo, pero será mejor que vengas, te tenemos una sorpresa.

—¿Una sorpresa?, Tea, mi cumpleaños fue hace ya dos semanas —sonrió de lado escuchándola.

—Por eso, te tenemos un regalo especial por pasa tú año de universidad.

—Esta bien, ¿en dónde está?.

—En la cafetería cerca de el parque, no tardes.

—Estoy cerca—sonrió—Sayonara.

Hijo del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora