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—¿Dónde... estoy?.

Yugi empezó a camina confundido mirando a todos lados, parecía ser el santuario, nada más que se veía más nuevo, como si llevará tan solo cuatro años de haber sido construido, se detuvo cuando escucho a alguien grita su nombre, por lo que volteo confundido.

—¡A fin llegas!.

—¿Sei... Seiya?.

Seiya... lo había conocido cuando Milo lo presento a todo el santuario, y a parecer lo tenía frente a él, aunque para su sorpresa era algo difícil, su cabello y sobretodo que su armadura era... más antigua.

—¿Seiya?, por favor Yugi, no me pongas apodos—rió un poco el castaño—Anda, te estábamos esperado.

—¿Estábamos?—se confundió a escucha eso, el castaño lo agarro de la mano para empezar a camina—Seiya ¡espera!, ¿quiénes me estaba esperando?.

—Pues todos, Sasha tiene una sorpresa para ti.

—¿Para mí?... ¿Sasha?.

—Claro.

De repente todo desapareció, miro a todos lados confundido viendo que se encontraba en una gran oscuridad, trago en grueso para empezar a retroceder cuando vio que el suelo empezada a volverse de sangre, se quedó quieto a sentí un fuerte dolor en su vientre, bajo con cierto miedo la mirada, viendo una vaga atravesándolo.

—¿Cómo pudiste?... —no supo porque dijo eso, pero así fue, lo dijo y miro a cierto punto, viendo una figura algo levemente borrosa, sin logra distinguir quien era—Creí que me querías...

—¿Quién va a poder quererte?, eres literal el hijo de Hades, no mereces ni siquiera la vida.

—¡Yugi!.

Miro a otro lado, viendo aquel hombre de cabello negro y ojos verdes, lo único que pudo llegar a escucha fue como alguien se acercada a él corriendo, no podía escucha nada, ni sentí, estaba ¿muriendo?, ¿qué sucedía?.

—¡¡Pagarás por esto Escorpio!!.

•••

—¡WAAAHH!.

Como otras veces, despertó asustado y sobretodo gritado, miro a todos lados viendo que estaba en aquella habitación que le dio Saori, dejó escapar un largo suspiro para volverse a acostar, tocó su frente limpiándose el sudor, aquel sueño lo dejó literal en shok.

¿Por qué soñada esas cosas?, ¿acaso sucedía algo malo?.

—¡Yugi!.

Miro la puerta viendo como se abría de golpe, mostrado a un Milo totalmente preocupado.

—¡¿Estás bien?!, ¡¿qué paso?!.

—Calma Milo, solo fue una pesadilla—se sentó mientras que el oji-azul se acercada a él para sentarse a su lado—Otra vez...

—Es muy raro que tengas pesadillas tan seguido—le aparto levemente algunos cabellos dorados que estaba en su rostro, Yugi suspiro—¿Suceder algo malo Yugi?.

—No, para nada—sonrió—Y aprovechado que todos está dormidos... creo que debo decirte algo importante Milo.

—¡¿Tienes novio?!.

—¿Qué?, ¡no!, si tuviera novio creo que te hubiera correspondido bien aquel beso.

—Tuche.

—Es... sobre algo de estas "sobrenaturales"—hizo comillas con los dedos, se acercó a la pequeña mesa de dormir que estaba cerca de su cama para abrir un cajón y saca su baraja—Trata de esto.

Hijo del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora