Capitulo 27

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Dimitri.

Cuelgo la llamada, estoy desesperado, ¿Cómo lo supo? Sé que ella lo está disfrutando, y que Lexa debe estar sufriendo se le notaba en la voz, su voz quebrada, asustada, sin entender lo que está pasando. Lucila no le va a hacer nada por que la necesita viva para sacar lo que quiere de mi, más allá de eso, sí cumple su objetivo no sé qué le podría hacer una vez que ya no le sirva. Temo que no sea nada bueno, puedo vivir con el odio de Lexa sabiendo que está sana y salva pero ¿Puedo vivir con la culpa de su muerte?

- Drake, ¿Estás con John? Es urgente. - sé que en mi voz se escucha la desesperación y no pretendo disimularlo.
- Sí, ¿Qué pasa?
- La tiene, Lucila, la tiene, no sé qué hacer, necesito salvarla.
- ¿Cómo la tiene? ¿Cómo lo supo?
- Al parecer mis sospechas no eran erradas. Me tienen que ayudar a salvarla.
- Dimitri, necesitamos que te calmes, sabes lo que va a pasar si vas. ¿Estás dispuesto a eso?
- Lo sé, pero que puedo hacer, la dejo morir, eso no me lo podría perdonar en la vida.
- ¿Dónde se encuentra?
- En el galpón, el lugar abandonado, pasando el pueblo.
- Tienes que ir, y darnos tiempo, para poder sacarla.
- ¿Y cómo la van a sacar?
- De eso nos encargamos nosotros.

Salgo corriendo de la cabaña, asegurándome de tener las llaves de la moto, la cabaña y el celular por si me llaman. Subo a la moto y comienzo a manejar con toda velocidad.
Nunca me sentí tan preocupado, tan indefenso, a la vez tan egoísta por que ella me preocupaba, pero lo que tenía que hacer para salvarla era perderme y aún así existía la posibilidad de perderla igualmente. Mi cabeza lo único que hizo en todo el trayecto es pensar que harán Drake y John, ¿Cómo decirle lo que sucede? ¿Estoy dispuesto a hacer lo que sea?

Llego al lugar imaginando como me encontraré la situación, ¿Será tan mala como la veo en mi cabeza?
Antes de entrar, de estar más cerca del lugar, llamo a Drake.

- ¿Qué van a hacer? Estoy por entrar.
- Tú solo danos tiempo. - termina de decir esas palabras y corta.

Eso no me deja mucho más tranquilo, sabía que la única opción de darles tiempo era escupiendo todo lo que no le dije, todos los secretos.

Entro al galpón y ahí está ella atada a una silla con las manos a su espalda, una mordaza en su boca, los ojos hinchados de llorar, su cara colorada, casi sin fuerzas para levantar la cabeza, el cabello totalmente revuelto. A unos pasos estaban dos hombres grandes vigilando todo, manteniendo una situación controlada. Lucila que está junto a Lexa me ve con una sonrisa y se acerca a mí.

- Cielo, te tardaste un poco ¿no crees?
- Lucila, sueltala, ella no tiene nada que ver en todo esto.
- Eso no va a poder ser justamente por que ella tiene todo que ver en esto. Es nuestra salida, es la llave. O me vas a decir que no la amas. - Se hizo un silencio, ella sabía que yo la amaba, por eso la trajo.
- No me lo niegues, no hace falta, tu silencio dice de sobra, ahora haz las cosas fáciles, ya sabes lo que tienes que hacer. Si quieres que siga viva.
- Está bien, pero antes, ella merece saber lo que pasa, merece conocer la verdad y tienes que prometerme que no le harás nada.
- No le haré nada, a no ser qué me obliguen.

La mire a Lexa, me acerque, le saque la mordaza de la boca, mientras me miraba con ojos espectantes.

- Pelirroja, llego la hora de la verdad.
- ¿Qué está pasando Dimitri?
- Shh, tranquila que todo va a estar bien. Lo que te voy a decir, no es fácil de asimilar, pero quiero que hagas un esfuerzo, el último para que todo esto termine. - No me dice nada, solo asiente con la cabeza esperando a que yo empiece a hablar, no me queda más remedio, si debo hacer tiempo.

Antes de empezar, tomé aire como si habría estado bajo el agua y necesitará respirar, la miré a Lucila con ojos de odio aunque a ella no le importe. Por mis adentros antes de decir todo lo único que pensé es en qué espero se apuren y en qué Lexa no me odie por esto.



Mi ángel caídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora