Capítulo 13.

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Nuestro viaje fue callado, no era un silencio incómodo; quizá nadie tenía mucho que decir y eso era todo. Pasamos por una pizza en el camino, Woojin abrió la puerta y sin pensarlo dos veces nos sentamos a comer. Él me dirigía  de vez en cuando la mirada y sonreía.

Su teléfono empezó a sonar sobre la mesa y un brillante "Jyo" en el identificador era lo que más llamaba la atención. 

—Maldición—. Susurró bajo la mirada sorprendida de Jin Hee y de mi, puesto que él  no solía decir groserías. 

—Appa dijo...— La boca de Jin Hee formaba una perfecta "O", mientras yo daba un mordisco a mi trozo de pizza.

—Sí, lo olvidé,  lo lamento—. Dijo luego de unos segundos de mantener móvil en la oreja.—Puedes venir por ella ahora mismo,  aún está despierta, sí,  no te preocupes yo espero—.

Dejó su teléfono sobre la mesa bajo mi mirada atenta y le sonrío a Jin Hee, para luego levantarse.

—Jyo viene por ti, hija—. Ella soltó una amplia sonrisa.

—¿De verdad, Appa?— Él  asintió. 

Intercale mi mirada entre Woojin y ella, sin entender la razón de la emoción de ambos. Jyo no era un nombre que hubiera escuchado entre los miembros de la familia de él y poco sabía de Jin Hee y los que conformaban su familia materna. Me sentía incómodo,  como si no perteneciera a la conversación y de repente la pizza en mi plato ya no se veía tan sabrosa.

—Ve por tus cosas, solo estará en la ciudad unos días más y quiere pasarlos contigo,  llega dentro de cinco minutos—.

Jin Hee corrió entre risas tontas para aparecer con una pequeña maleta rosa que a penas y podía mover con su pequeño cuerpo.

—Chan-ah, tía Jyo es muy parecida a Omma. Es mi favorita y a veces me deja jugar con su maquillaje—. Sonreí. 

—Eso es genial, Jin-ah—. Ella asintió. 

—Me gustaría que pudieras venir conmigo a su casa, es grande y bonita; parece sacada de un cuento o la casa de Barbie—.

—Entonces debería preguntarle—. Dijo mientras se tocaba la barbilla.

—En otra vez será,  a mi también me quedan pocos días en esta ciudad —. 

Y era cierto, una semana y media era lo que me restaba en la ciudad, habiendo pasado ya media semana de las dos que acordamos pasar en este lugar. Parte de mi ya deseaba irse y la otra ansiaba quedarse. Una mirada penetrante me sacó del trance, Woojin analizaba mi rostro después de esa confesión y en sus ojos apareció un brillo triste, se levantó pidiendo permiso de ir al baño bajo mi atenta mirada.

—¿Dónde vives, Chan-ah?— Preguntó con curiosidad la inocente niña, una vez su padre se retiró de la habitación. 

—En Seúl, ahí es donde estoy actualmente—. Los ojos de Jin Hee se llenaron de un brillo especial.

—Como Chris—. Dijo, mi estómago dio un vuelco al escuchar mi nombre.

—¿De qué hablas, Jin-ah?— la intriga me carcomia a tal punto que quería saber lo que la niña decía a toda costa.

—Appa siempre ha dicho que él va a apoyarme si quiero estar con un niño o una niña, sé que Chris era su príncipe—. Soltó susurrando como si fuera un secreto.— Un día encontré su foto en uno de los cajones, solo quería ser un poco traviesa pero Appa me habló de él,  ya no recuerdo su rostro... Pero sé que era muy bonito, como un principe.

—Jin-ah, tu Appa amaba mucho a Omma—. Admití aunque cada palabra que pronunciaba me dolía en el alma.

—Sé que lo hacía—. Dijo asintiendo. —Sé que appa amaba a omma con todo su corazón,  pero sus ojos brillan igual al hablar de Chris y por eso sé que también lo ama.

Lo siento Chris. (Woochan).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora