22: El rescate

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Giovanni, reunió a todos sus hombres,
en el salón todos  firmes ante él. Sus amigos a un lado con los brazos cruzados, quería sacarla de aquel infierno.

—Os daré las indicaciones de cada pasó que tenéis que dar. — empezó hablar Giovanni serio. —Quiero seis francotiradores guardando el perímetro, rodeándolo para ser más es explícito. Quiero que cada uno apunte a todos los guardia de allí. Mariano, Paolo, Mijail y yo, entraremos a por ellos. Maurizio, Orlando y Franco estarán frente a la casa para que nadie salga, estarán escondidos. Enzo esperará en el auto con el coche el motor en encendido y por último Alessandro, hackeara las cámaras que haya en el lugar. ¿Quedó todo claro? — todos asintieron

—Si, señor. —respondieron los escoltas.

—Quiero a muchos vivos, quiero hacerles pagar lo que han hecho, y darles la misma paliza que la dieron ella. Pero yo les dejaré agonizar y que los buitres se los coman. — habló el lado oscuro de Giovanni.

Giovanni tenía tantas ganas de hacerles pagar, lo que la hicieron no tenía perdón y sobretodo que la hayan tocado con su hijo en su vientre.

—En el momento que vengas mis suegros nos largamos, preparen todo. — los hombres asintieron y salieron de allí. Giovanni sin decir nada salió igualmente del salón.

—Esos hombres acaban de declarar la guerra. —dijo Maurizio, cuando Giovanni desapareció del salón.

—Si, acaban de sacar el infierno de mi hermano. — afirmó Mariano.

—¿Tú hermano es capaz de todo?— preguntó él ruso.

—Aún no conoces a mi hermano, ya le verás en plena acción. —exclamó Mariano. —Le han tocado su punto más débil.

—Si... Y tendrán que pagan las consecuencias. — dijo Franco.

********

Giovanni en el despacho, esperando el momento para ir a por ellos, tenía ya pensado como torturarlos, como hacerlos sufrir. Sonrió al imaginarse el dolor que pasarán, con la clase de tortura que le harán, y le conozcan realmente.

Se sirvió una copa pero esta vez sin emborracharse, solo necesitaba estar activo. Dentro él se llenaba de amor al saber que la tendría entre sus brazos, aunque estuviera herida física y emocionalmente. Pero no se iba a rendir, la iba a tener y la iba a cuidar y está vez muy bien.

Las horas transcurrieron y sus suegros llegaron, Giovanni fue al salón, donde les vio, fue hasta donde la mujer y la abrazó, por otro el hombre ni le saludó, le miraba serio.

—Ya estamos aquí, ¿Qué querías decirnos?—habló el hombre serío.

—Me odia, lo sé y no me importa. — dijo Giovanni sinceramente. —Pero... Esta aquí por tú hija

—Mi hija está muerta, gracias a ti.— dijo con rabia.

—No, ella está viva. —los señores Rizzo, se quedaron incrédulo.

—¿Qué quieres decir, hijo? — dijo la mujer amable.

—Miré, tenemos un video de las personas que la tienen. No le diré lo que contenía el video,  porque fue desagradable. Pero lo importante es que está viva. —explicó Giovanni.—Iremos por ellos

—Quiero que sepas algo — habló el hombre, Giovanni le miró atentamente. —En el momento que mi hija este aquí, me la llevaré a Milán. Sólo le causaste dolor y sufrimiento. —Giovanni se quedó rígido, pero el hombre tenía razón. Ella corría peligro a su lado.

—Eso debería ser decidido por nuestra hija — le dijo carissa a su esposo.

—Señora, su esposo tiene razón, yo la puse en peligro. — habló Giovanni bajando su mirada. —Si decide irse, no la detendré, simplemente le diré algo, señor. No me separará de mi hijo.

El fruto de un asesino 1°saga los Miserables (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora