21: Tonnara di scopello

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Giovanni aún creía que soñaba, ella estaba viva, pero le hervía la sangre saber que estaba sufriendo. Se sentía culpable, él la metió en su mundo y no le puso la seguridad necesaria para cuidarla, él mismo iba a encontrar su ubicación y destruir salvajemente a todo aquel que le hizo daño.

Él tiene enemigos y muchos, querían venganza y lo estaban logrando. Lo que no sabían es que acaban de desatar una guerra muy grande.

Hicieron daño a su hermoso ángel, ese ángel que cayó en su vida para hacerle más noble y adorable, ese ángel que destruyó el infierno de su interior, ellos eran su vida y temía que su bambino no saldría de esta. Esos golpes que recibió no lo aguantaría nadie, ni el mismo.

Esa imagen que vio en el vídeo lo destruyó, le partió el corazón. Necesitaba encontrarla y tenerla a salvo. Los gritos de dolor de ella, aún penetraban sus oídos, esa imagen llena de golpes y hematomas en su cuerpo.

¡Dios! Era horrible y doloroso para él ver eso.

En el jardín estando bajo la luz de la luna, sentado en el jardín, con sus rodillas flexionadas y con lágrimas en los ojos. Mientras imaginaba el dolor de ella.

—Giovanni, los encontraremos. Sandro se encargará de eso. —habló su hermano, interrumpiendo su momento de tranquilidad.

—Lo sé, pero ella es golpeada por mi culpa, soy el único culpable. — respondió limpiando sus lágrimas.

—Giovanni, ella está viva, hermano. Iremos a por ellos y los culpables pagaran por todo. — Giovanni le miró.

Grazie... voglio essere solo, buona notte. (Gracias... Quiero estar sólo, buenas noches) —se levantó del jardín y salió de allí, yendo a su habitación.

Cuando se metió en su cuarto y ese vacío y frío de su dormitorio le partía el alma. Su hermano tenía razón, ella estaba viva, pero sufriendo golpes salvajemente. Toda esa agonía que sentía, le impedía respirar. Dolor, rabia, ira, alegría, nostalgia. Eso sentía en su interior, una mezcla de emociones.

Empezó a desnudarse, mientras su mirada estaba perdida. Con sólo su boxer, se metió en la cama, se puso de lado mirando a un punto de la habitación, y poco a poco cerró sus ojos.

**********

La mañana seguía siendo igual, fría y dolorosa y ningún cambio. Se puso un chándal, descalzo y con el torso desnudo, salió de la habitación. Llegó al salón, ese dolor sin ella ahí desayunando, le mataba lentamente, amanecer sin ella, era algo difícil de explicar. Odiaba todo lo que estaba pasando por su culpa. Necesitaba verla, abrazarla y llenarla de besos.

Buorgiorno. —saludó Estefanía al verle.

Buorgiorno, cara. — saludó él, de la misma maneras, dándole un beso en la mejilla.

—Siéntate a desayunar. — habló Carina ofreciéndole café, Giovanni negó y miró a Sandro.

—¿Has averiguado algo? —le preguntó.

—Todavía no, necesito un poco más de tiempo. —habló el rubio.

—¡No tenemos tiempo! —gritó. —¡Ella está sufriendo junto a mi hijo!

—Giovanni, tienes que relajarte. —le dijo su hermano serío.

—¡Cómo me pidas de nuevo qué me tranquilice, te la lío! — gritó alterado.

Salió del salón tirando el café que tenía a su lado al suelo. Fue al despacho y se encerró allí.

Mi manchi, amore mio. Ti troverò, lo giuro, anche se mi costa la vita. (Te extraño, mi amor. Te encontraré, te lo juro, incluso si me cuesta la vida) — susurró sobre las cuatro paredes del despacho.

El fruto de un asesino 1°saga los Miserables (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora