Capítulo 2: Club de Baloncesto

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Como estudiante de primer año, me vi con la obligación de tener que escoger un club al que unirme. Y fue una decisión muy difícil, porque tampoco es que hubiesen muchos clubs interesantes. Llevaba casi veinte minutos frente al computador del secretario viendo los volantes de los clubs junto a su información.

Ninguno captaba mi atención aún.

–¿Ya te decidiste? –me preguntó el secretario exasperado por segunda ocasión. Yo negué–. ¿Me permites recomendarte alguno? Los clubs de deportes son muy populares, mientras que los de arte, no tanto.

Tampoco es que hubiesen muchos clubs de arte. Solo habían dos.

–¿Se te dan bien los deportes?

–Solamente el baloncesto.

Hubo una ocasión en la que mi padre quiso que Ren y yo nos dedicáramos a los deportes, específicamente al baloncesto. Por lo que nos contrató un entrenador personal, quien nos puso en forma y nos enseñó todas las técnicas necesarias en el deporte. Al principio odiaba el deporte, pero luego se me comenzó a dar muy bien.

–Bien, pues podrías unirte al club de baloncesto –el secretario tomó una pequeña hoja de papel y comenzó a garabatear sobre ella para después tendérmela–. Ten. Ahí está la dirección del aula en el que se reúnen después de clases. Las reuniones son dos veces a la semana. De seguro te llevarás bien con los chicos, son muy simpáticos.

Le agradecí por su paciencia y ayuda para después finalmente salir de su oficina. Me tomó un par de minutos entender su letra y tampoco ayudaba que la tinta del bolígrafo había manchado la pequeña hoja de papel por lo que varias cosas no se veían.

Lo escrito en la pequeña hoja de papel no servía de mucho, por lo que lo arrugue y lo arrojé a la basura. Creo que era mejor preguntar.

Comencé a caminar por los pasillos esperando que al menos, una persona no se encontrara en la reunión de su club y que pudiera ayudarme a encontrar el mío. De mis ojos casi salían lágrimas de emoción cuando a la distancia logré ver a un chico.

–¡Ey disculpa! –le grité a la distancia y como era de esperarse, el chico volteó a mirarme–. ¡Hola! Soy nuevo aquí y verás, estoy un poco perdido.

Al acercarme, pude ver con mejor detalle al chico. Su cabello color naranja con un pequeño moño improvisado a un costado, sus mejillas levemente enrojecidas y sus ojos color dorados. Y a juzgar por la ropa deportiva que llevaba puesta, podría decir sin equivocarme que el chico pertenecía al club de soccer.

–Oh, claro. ¿Qué necesitas? –me preguntó a la vez que sonreía. ¡Moría de ternura!

–¿Sabes el lugar en el que se reúne el club de baloncesto? –le pregunté y el chico asintió al instante.

Uff, que suerte.

–Sí, sígueme –él comenzó a caminar y como era obvio, comencé a seguirlo–. Por cierto, ¿cuál es tu nombre?

–Aki Yamada, ¿y el tu... –le iba a preguntar su nombre pero él me interrumpió antes de que pudiese formular la pregunta.

–Kyousuke Yaguchi –se presentó y volteó a mirarme mientras sonreía–. Pero puedes llamarme Yacchan. Si vas a entrar al club de baloncesto, nos veremos muy seguido, Yamada-san.

Espero que así sea.

➛ Tres es la Perfección [PRONTO FINALIZADA] 𖠵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora