Capítulo 38: Yui y Yamada

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Los rumores sobre que Tamura y yo teníamos algo se volvieron a esparcir por la academia Mori Mori. Ya me había acostumbrado a los comentarios de los chicos que me han recalcado estar con Tamura mucho tiempo antes que yo; y por supuesto, a los regaños de Akemi.

–En Yaribu necesitamos del desempeño de Tamura. ¿Qué gracia tiene qué esté en un club de sexo entonces? –me volvía a reclamar el rubio.

A quien debía reclamarle era a Tamura, yo nunca le prohíbe nada a él. Además, Kashima y Toono estaban en el mismo club, ¿con cuantos chicos ya ellos lo habían hecho?

–Yo no le prohibí nada a Tamura –le recalque por cuarta vez e intentando pasar por su lado para poder regresar con mis compañeros del club–. Él es libre de hacer lo que quiera.

–Oh entiendo, así tú puedes hacer lo que quieras con Yaguchi.

Odiaba a Akemi. Odiaba que fuese tan sincero y que siempre quisiera decir lo que piensa aún así cuando nadie pedía su opinión. Odiaba que fuese mucho más atento a las acciones de los demás, mucho más de lo que fingía. Odiaba el día en que me involucré por primera vez con el presidente de este club de pervertidos; maldecía el día en que lo conocí.

–Oye, tú no le reclamas nada a Itome. No me hagas sentir culpable si Tamura y yo tenemos una relación similar a la suya.

Aunque a la verdad, yo no tenía relación alguna con Tamura. O al menos no alguna que llevara la etiqueta de "novios".

–Yamada-san, ¿a quién intentas engañar? Dices que te gusta Yaguchi-san pero siempre estás con Tamura.

No sé a lo que pretendía llegar Akemi. No era la primera vez que intentaba retorcerme con sus palabras, pero no lo lograría.

–Piensa lo que quieras. Oh, pero recuerda, tú también tuviste a alguien antes de Itome –le dije mientras sonreía para después salir de ahí–. No me hagas abrir la boca Akemi.

Habían muchas cosas que se decían de Keiichi Akemi; yo sabía mucho más de él, de lo que el rubio podría incluso imaginar.

Esta vez él no me detuvo con sus palabras cuando intenté irme. Esta vez me permitió salir y al llegar a la cancha, encontrándome con nadie. Todos se habían marchado y me habían dejado.

–Eh nena deportista –me llamó desde las gradas y yo volteé a mirarlo mientras sonreía.

Comencé a subir las gradas de dos en dos para llegar hasta él. Al quedar frente a él, Tamura me halo de la pólera de mi camiseta deportiva así acercándome a él con violencia para poder besarme. Mis manos se tuvieron que sostener del borde de la grada en la que él se encontraba sentado para no caer.

–Eh –murmuré con una sonrisa plantada cuando se apartó al fin–. Escucha, Akemi volvió a hablar conmigo.

Tamura sabía sobre todas esas veces que el presidente de su club ha hablado conmigo. Creo que nos faltarían los dedos para contar todas esas ocasiones en las que Akemi se acerca a mí para hablarme siempre del mismo tema.

–A la mierda con él –dice rodando los ojos y muestra la lengua burlonamente.

Tamura y yo teníamos una relación, ¿cómo decirlo? Que duraría hasta que uno se cansara del todo, supongo que Akemi no lo entendería si trataba de explicarle.

➛ Tres es la Perfección [PRONTO FINALIZADA] 𖠵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora