Capítulo 5: Cabello azul cielo

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–¡Maldita sea! ¡Corre más rápido, Yamada! –me gritó el entrenador y yo jadeante traté de correr a mayor velocidad.

¡Odiaba este club! Lo único que hemos hecho son ejercicios y desde que entré, aún no juego baloncesto.

Mis compañeros seguían corriendo de manera bastante relajada y yo era la única a la que estaba a punto de darle un ataque al corazón. Literalmente ya no podía con mi vida.

–¡Bien! Tómense una pausa –nos ordenó el entrenador y todos corrieron a buscar sus botellas de agua–. Excepto tú, Aki Yamada. Tienes que darle una vuelta a la academia. Necesito que estés en mejor forma.

Estoy un cien por ciento segura que este hombre me odiaba.

–¡Al menos déjeme beber agua! –me quejé y el entrenador de inmediato negó.

–¡Aquí solo beben agua los que hacen su rutina! Ahora vete a dar la vuelta a la academia.

El día en que este hombre muera, yo seré la primera en bailar de alegría sobre su tumba.

Comencé a correr alrededor de la academia. Sudaba a mares y mis piernas me temblaban. Hacía bastante tiempo que no había corrido tanto, y con suerte, probablemente hoy sería mi última vez corriendo.

Doblé en una curva para regresar a la cancha cuando me detuve al ver a Yacchan con Kashima. ¿Esos dos desde cuando se conocen?

Kashima comenzó a hablar animadamente con un chico que se había encontrado en el camino de cabello marrón y ojos verdes, éste venía acompañado de un chico de cabello y ojos color azul cielo. El de cabello azul cielo tomó a Yacchan de su moño y Kashima alejó la mano del contrario del cabello de Yacchan.

–¿Estás bien, Yacchan? –le pregunté al chico de cabello naranja cuando se alejó de los demás y comenzó a caminar en mi dirección.

–Ugh, que vergonzoso. No me digas que vistes eso.

–Es un idiota –le dije refiriéndome al chico de cabello azul cielo.

–No importa, los pleitos no son lo mío. Estoy bien, gracias por preguntar –y sin más que decir, se comenzó a alejar. Se le notó algo desanimado.

Estaba a punto de reprocharle al chico de cabello azul cielo por lo que le hizo a Yacchan, pero ya se habían marchado los tres.

Seguí corriendo para regresar a la cancha y durante el transcurso, me topé con el chico de cabello azul cielo. Al verlo de cerca vi sus diminutas cejas y sus colmillos un poco sobresalientes en su blanca dentadura. Y nos quedamos ahí, mirándonos, sin dirigirnos palabra alguna. Al final fui yo quien interrumpió el contacto entre nuestros ojos para seguir corriendo de regreso a la cancha.

¿Quién se creía ese tipo para tratar a Yacchan de tal manera?

–¡Pensé que llegarías en una semana! –bromeó el entrenador al verme llegar y yo rodé los ojos por ello–. Ve con los demás. Toma un balón y ponte a lanzar.

Hice caso a su petición al tomar un balón y dirigirme a uno de los canastos para comenzar a tirar el balón. Tomaba rebote y seguía lanzando. Mi cuerpo se enfocaba en el pequeño ejercicio y en mi mente seguía el rostro de aquel chico.

Debía tener cuidado con ese problemático.

➛ Tres es la Perfección [PRONTO FINALIZADA] 𖠵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora