ＳＥＸＵＡＬ ＧＨＯＳＴ

15

— ¿Eres Minho, cierto?— el de pecas apenas pudo hablar, pero el enojo en su voz se notaba demasiado. El contrario soltó una risa.

— ¿Minho? ¿Y ese quién es?— el de pecas palideció, sintiendo como las manos del contrario se dirigían hasta el cierre de su pantalón, entonces se puso a pensar y analizar todos aquellos detalles.

SeungMin nunca hablaba en los lugares donde hubiera mucha gente, tampoco comía. Y a veces parecía que su presencia no era botada por los demás, maldijo en sus interiores al pensar lo tonto que era. Realmente era un idiota, pensó que probablemente Minho lo sabía, por eso su actitud.

Pequeñas lágrimas se acumularon en el borde de sus ojos, no quería, el realmente no quería esto.

Sus ojos suplicaron por ayuda pero todas las personas eran tan ajenas a la situación que parecía que este sería su fin. Estaba dispuesto a darse por vencido, no tenía fuerzas, tampoco podía moverse o algo por el estilo. Su mente trajo la imagen de Minho la última vez que se vieron, odiaba admitirlo.

Pero si lo necesitaba.

— ¿Teniendo un poco de diversión?— jamás pensó que se alegraría de escuchar aquella voz, giró su rostro como pudo para notar a Minho sentado tranquilamente en uno de los lados del tren. Lee le sonrió— creí que habías dicho que no me necesitabas. Eso realmente dolió ¿Sabés?— los ojos del de pecas se llenaron de lágrimas.

SeungMin miraba todo confundido.

— ¿Así que tú debes ser Minho?

— Disculpa— se paró frente al contrario, el pelinaranja juraba que podía sentir la poca presencia que emanaban ambos— pero esa persona que está ahí— señaló a Felix— no te pertenece a tí.

— Tampoco a tí.

— Aún no— sonrió, acercándose a uno de los pasajeros mientras buscaba cualquier cosa que sirviera en los bolsos de estos traspasando la tela—. Esto estará bien— miro a SeungMin retador, negó seriamente para después romper una bolsa de sal y tirarsela al contrario, poco a poco la presencia de SeungMin fue desapareciendo.

— ¡Esto no termina aquí!— termino por decir antes de desaparecer por completo.

Felix sintió su cuerpo libre, sonrió mientras caía contra el piso del vagón. Minho se acercó flotando.

— ¿La sal funciona contra ustedes?

— Ni se te ocurra.