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Advertencia.
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Los labios de Minho atraparon el cuello del menor en cuanto este apenas cerró la puerta, la piel pura de aquel chico tenía una extraña sensación adictiva que provocaba que no pudiera frenarse a sí mismo una vez comenzará. Los labios del de pecas dejaron salir un jadeo sin vergüenza alguna, su cuerpo había reaccionado más rápido de lo debido así como el ambiente había cambiado a favor de Minho.

— ¿Qué crees que haces?— expresó débilmente en cuanto el contrario se separó flotando burlonamente mientras lo miraba con deseo. El cuerpo de Felix tembló, aquella mirada llena de lujuria sobre su cuerpo, era hipnotizante y ciertamente profunda, no podía quitar su vista del mayor y eso en parte lo asustaba.

Si tan solo estuviera vivo...

En menos de un segundo, el de pecas se encontraba agitado sobre la cama, sintiendo como las manos gélidas del contrario recorrían su piel sin necesidad exacta de quitar su ropa como para sentir aquel contacto.

— Perdiste— respondió Minho burlón— ¿Recuerdas?

El australiano maldijo por lo bajo mientras se culpaba a sí mismo en primera por haber aceptado, aunque no es que Minho le hubiese dado la opción de rechazar su propuesta. Su espalda se arqueo en cuanto sintió los dedos del mayor entrando suavemente en su entrada, iniciando por un dígito para seguidamente introducir el otro, su ropa había desaparecido en algún momento el cual no recordaba con claridad.

Minho comenzó a mover sus dedos en el interior del menor, en múltiples direcciones. El de pecas mordía sus labios, aún así, no podía resistir en cuanto tocaba algún punto débil, siempre terminaba abriendo su boca mientras una sensación eléctrica recorría todo su cuerpo dejandolo débil por unos instantes con su respiración más agitada que antes mientras el sudor recorría su cuerpo.

Minho sonrió ante la imagen del chico frente a él, grabaría cada una de esas memorias en su mente. Cada parte de ellas siempre estarían ahí, después de todo, aunque la mayoría de las veces el menor se presentaba como alguien fuerte e incontrolable, era terriblemente sumiso y frágil.

— Es la primera vez, que voy encerio— hablo con la suficiente fuerza para que el contrario lo escuchará, los ojos de Felix buscaron contacto con los de Minho, cuando lo obtuvo, sus mejillas se colorearon de rosa rápidamente.

Lo decía encerio, las palabras que había salido de la boca del mayor, eran reales contrario a su existencia. O al menos de esa forma lo pensaba el de pecas.

— No creas que me voy a enamorarme de tí— respondió ahogando un gemido—, mucho menos si lo haces de esta manera— se aferró a las sábanas mientras sentía como el contrario entraba en él.

Minho sonrió.

— Ya lo veremos— bajo su voz antes de iniciar sus movimientos, eran rudos como de costumbre, pero esto le brindaba al de pecas una extraña sensación de placer aún mayor, realmente no podía entender como es que aquel fantasma de sonrisa burlona lo podía hacer sentir tan bien aunque no lo quisiera admitir—, además, ya lo sabía.

Susurro, el de pecas gimió con fuerza mientras sentía como sus ojos se cerraban poco a poco.

SEXUAL GHOSTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora