Historia de un Amor ·Flamantha·

CAPÍTULO 17

Anajú estaba inquieta. Desde luego deseaba emprender su huida con Rafa pero tenía un mal presentimiento sobre todo lo que podría conllevar. ¿Y si esto suponía un problema más que una solución? Al fin y al cabo ellos serían felices, pero no sabían con certeza cuál sería el precio a pagar para otros, especialmente para Flavio. También tenía en mente a la princesa, aunque el primer día había sido algo fría con ella por los celos, los demás se había portado de maravilla con ella intentando que estuviera cómoda en el castillo. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por una mano en su hombro que la sobresaltó.

— Perdona — dijo Rafa en un susurro y acercándose para besar su mejilla — ¿Cómo vas?

— Estoy casi lista, me falta guardar un par de cosas.

— ¿Estás segura?

La española sabía que no se refería al equipaje con esa pregunta, y por un momento le dieron ganas de ponerse a llorar. Claro que estaba segura de su amor por él y de huir juntos, pero había algo en su interior roto ante la idea de irse así.

— ¿Qué ocurre? — volvió a preguntar el moreno preocupado — ¿Te arrepientes?

— No, no me arrepiento de nuestra decisión pero tengo miedo.

— ¿De qué nos pillen?

— No, de las consecuencias que pueda tener.

— Es que si pensamos en todo eso no nos iríamos.

— Estamos siendo egoístas.

— También sería egoísta el casarnos con quien no queremos, y obligar a Samantha a casarse con quien no ama de verdad.

— ¿Y qué va a ocurrir con el príncipe francés?

— Cancelará el duelo si no estoy.

— ¿Y si eso no pasa?

— ¿Qué crees que pueda pasar?

— Mil cosas — dijo sentándose a pensar — Puede batirse en duelo con Flavio ya que no estás.

— Eso solo ocurriría si Flavio se presta.

— ¿Y no crees que lo haría?

— No creo que sea tan estúpido de poner su vida en riesgo por mi honor, y menos después de que se entere de que he huído.

—Estamos hablando de Flavio, la persona más noble que conocemos.

— Pero no es idiota, sabe lo que le conviene.

— ¿Y si lucha?

— No lo haría por mí — repite el moreno.

— Por ti no, pero por ella sí.

— ¿Le ves capaz?

— ¿Acaso tú no?

El príncipe se quedó pensativo. Habían guardado este secreto por casi un año, y en público casi no se dirigían la palabra. Aparte de por lo obvio, si habían guardado tan bien su secreto sería por algo. Estaba claro que estaban enamorados y por eso habían sido extremadamente cuidadosos en esconder su relación para no separarse. Además, era cierto que su hermano estaba más sonriente de lo habitual, y a decir verdad se sentía mal por no haber insistido más en el por qué. Quizás se hubiera podido solucionar de otra manera.

— Amor — dijo cogiéndola de ambas manos y mirándola a los ojos — Si nos paramos a pensar en todo lo que puede ocurrir, al final no huiríamos.