Capítulo 3: Un pequeño y cálido rayo de luz.

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Por ti, Wei Ying.

Capítulo 3: Un pequeño y cálido rayo de luz.

Pasaron días en los cuales Lan WangJi no regresó a La Profundidad de las Nubes. Lan XiChen no tuvo siquiera una sola noticia suya, pero no lo necesitaba. Sabía exactamente dónde estaba y qué hacía. Asumió que, en las condiciones en las que estaba su hermano, preso del dolor más grande que un alma puede experimentar en la vida, le tomaría un tiempo el regresar y asumir la verdad más dura; 

Wei WuXian estaba muerto.

Lan QiRen estaba furioso... y horriblemente preocupado por su sobrino más joven. Sólo gracias a la disuasión de Lan XiChen no intercedió y envió a buscar a Lan WangJi desde el primer día, pero eso no quitaba ni su preocupación ni su enfado, el cual finalmente explotó al día siguiente a su partida. Se pasó días enteros recriminando a XiChen por no poder controlar lo que, a su juicio, no era más que una tragedia que podía haberse evitado, como si los sentimientos de Lan WangJi no fueran reales en absoluto, sino más que una mera ilusión distorsionada por los acontecimientos de la vida. XiChen aceptó cada recriminación con pasividad, en primer lugar porque sabía que era la forma más eficaz de que su tío dejara en paz a Lan WangJi en su profundo duelo, y en segundo porque entendía que unos sentimientos tan complejos y profundos como los que su hermano poseía por Wei WuXian jamás podría ser comprendidos por alguien más, porque nadie en la vida tendría la misma capacidad de amar con tal devoción... ni siquiera él mismo.

Tenía la firme esperanza que, cuando llegase el momento, sería capaz de ayudar a su hermano a salir del profundo pozo lleno de miseria en el que se encontraba y, juntos, encontrarían de nuevo el sentido de la vida de Lan WangJi.

La noche en que su hermano finalmente regresó, sin embargo, todas esas esperanzas se hicieron añicos a su pies y comprendió, de la forma más cruel posible, que aquel dolor de pérdida sería una marca eterna en el corazón de su hermano, una que no sanaría ni siquiera con el correr de los años...

... una que llevaría por el resto de su vida.

Aquella noche, dispuso como todas las noches desde que Lan WangJi se había ido, a unos cuantos discípulos a custodiar la entrada de La Profundidad de las Nubes en caso de que su hermano regresara. Como bien habían pasado unas cuantas ya, no tenía la más mínima esperanza de que algo cambiase.

Pero lo hizo.

Uno de los discípulos irrumpió en el Hanshi luego de asegurarse de que Lan XiChen estuviera completamente solo, sin la constante presencia recriminadora de Lan QiRen que esos días lo había seguido como su sombra.

—Líder de secta, señor, su hermano.... su hermano ha regresado.

Aquellas palabras fueron más que suficientes para que XiChen alzara la vista de inmediato, saliendo abruptamente de su meditación.

—¿Dónde está? ¿Está bien?

—Está en el Jingshi, señor. Él... él no dejó que nadie se le acercara. Se encerró allí... Creo que tiene que verlo por usted mismo.

No tuvieron que decírselo dos veces. XiChen se colocó rápidamente de pie y salió del Hanshi con pasos apresurados. Mientras recorría su camino, con el discípulo siguiéndole en respetuosa distancia, ordenó con voz firme:

—Asegúrense de que shufu no se entere por el momento. Quisiera tratar con WangJi a solas primero.

—Sí, señor.

Efectivamente, al llegar, lo primero que vio Lan XiChen fue el Jingshi firmemente cerrado desde adentro, sumido en completa oscuridad. Fuera, los discípulos se miraban nerviosamente unos a otros, sin saber muy bien qué hacer. Al ver acercarse a ZeWu-Jun, inmediatamente sus rostros se relajaron y retrocedieron en sus puestos con la cabeza inclinada en respeto.

Por ti, Wei Ying.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora