Capítulo 12: Equilibrio.

3.5K 451 225
                                    


Por ti, Wei Ying.

Capítulo 12: Equilibrio.

Los meses posteriores a la llegada de A-Yuan a Profundidad de las Nubes fueron... complejos. Lan WangJi no tenía otro calificativo para darles. Después de todo, durante el día era una cosa... mientras que durante la noche otra muy distinta. El día parecía estar lleno de pequeños rayos de luz que le brindaba la presencia del niño en su vida y los nuevos descubrimientos que ambos iban haciendo juntos en referente a su relación, las noches por otra parte eran caóticas, amargas y llenas de dolor, porque eran el único momento donde Lan WangJi se permitía dar rienda suelta al suplicio de su corazón destrozado.... pero incluso en esos momentos, el pequeño ser que ahora dependía totalmente de él le entregaba cierto consuelo.

Tras despertar esa primera noche que lo embargó aquella pesadilla estremecedora, WangJi se había sentido desesperado y profundamente inquieto. Su corazón había sido incapaz de soportar la duda y la culpa que lo carcomía, así que se había aferrado a lo que pensó que le daría la respuesta que buscaba; Inquiry.

Y esa noche, tocó su cítara con tal ímpetu y desesperación hasta que sus dedos sangraron, bañando de un intenso rojo las cuerdas de WangJi, y las articulaciones de sus manos se entumecieron al punto en que por varias horas perdió gran parte de su sensibilidad y fue incapaz de mover las manos correctamente sin sentir que un músculo dentro de ella se desgarraba lentamente.

No obstante, esa acción que esperaba le entregara un poco de consuelo a su alma, lo sumió en una desesperación agónica e insufrible.

Todo lo que deseaba era una sola respuesta, una débil señal de que su alma gemela descansaba en paz al fin, sin resentimiento o dolor alguno, de que no había partido del mundo albergando sufrimiento u odio dentro de su corazón...

Había puesto especial atención a cada nota, a cada movimiento de sus dedos sobres las cuerdas... aún cuando estas se sentían como trozos de vidrio sobre carne abierta. Jamás había sido tan cuidadoso y perfeccionista a la hora de tocar su cítara. Más importante aún; había puesto todo su corazón sobre ello, depositando todas sus esperanzas en algo que jamás le había fallado...no, al menos, cuando lo había necesitado.

Y aún así, las casi doce horas que se había mantenido tocando sin cesar, todo lo que había recibido en respuesta era un gélido silencio que se había colado por su cuerpo, tocando hasta la última terminación nerviosa de este... y las lágrimas habían surgido entonces. WangJi ya había perdido la cuenta de cuantas había estado derramando desde esa fatídica noche en que recibió la noticia, pero parecía ser que estas nunca iban a acabarse. Aún así, cierta parte de él se alegraba de poder soltar sus emociones de alguna manera, o estas lo hubieran consumido totalmente desde el principio.

Esa noche, soñó, sangró y lloró hasta sentir que los ojos le escocían. Sin embargo, cuando la luz del sol se filtró por las rendijas del Jingshi y las puertas de este se abrieron, revelando las siluetas medio difusas de dos personas, de pronto comprendió que su vida podía estar llena de dolor de ahora en adelante... como también llena de calidez. Porque sin que tuviera que emitir palabra alguna, unos pequeños brazos lo envolvieron y lo estrecharon con absoluta ternura y dedicación, mientras que una dulce voz susurraba en su oído:

—Si gege está enfermo... ¡A-Yuan lo cuidará y hará que sane!

Desde esa mañana, el pequeño comenzó a colarse en el Jingshi casi todas las noches, al punto en que Lan XiChen se había visto obligado a armar una pequeña habitación junto a la de WangJi para evitar que el niño tuviera que cruzar toda una hectárea para llegar junto a él. Dado que ambos no deseaban que A-Yuan crease una especie de dependencia con WangJi, le habían otorgado su propia habitación desde el primer día, pero el niño no había hecho uso de ella hasta un par de semanas después y los jades lo permitieron porque sabían que necesitaban darle tiempo para adaptarse. Hubieron veces en que llegaba en la madrugada, sin ser notado por nadie y tan sigiloso como un gatito, y en esas oportunidades WangJi despertaba de sus usuales pesadillas para encontrarlo firmemente acurrucado a su lado, en un profundo sueño. Otra veces llegaba incluso antes de que el propio WangJi se acostara, con una manta bajo el brazo y luciendo tan profundamente tierno que este era incapaz de negarse y terminaba sacudiendo la cabeza con un profundo suspiro. Entonces A-Yuan esbozaba una enorme sonrisa y entraba triunfante para sentarse a su lado, ya que en esas ocasiones no dormían inmediatamente, sino que solían tener pequeñas charlas o momentos de distracción antes.

Por ti, Wei Ying.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora