Capítulo 4: Cicatriz de luto perpetuo. Pt1.

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Por ti, Wei Ying.

Capítulo 4: Cicatriz de luto perpetuo. Parte 1. 

Dentro del Jingshi jamás hubo un silencio tan embriagador y cargado de emociones como el de aquella noche en que Lan WangJi reclamó como suyo al pequeño A-Yuan justo en presencia de su tío y su hermano. Las palabras fueron escasas, pero los hechos fueron firmes, potentes y llenos de grandes significados. Por un largo momento, pareció que nada ni nadie podía interferir siquiera en una proclamación tan vigorosa y rebosante de sentimientos.

Lan QiRen parecía realmente estupefacto, Lan XiChen, por otro lado, exaltado más no sorprendido. Sin embargo, ninguna de estas reacciones realmente le importaban a WangJi. Él había tomado su decisión hace varios días, en el momento justo en que sus brazos sacaron a A-Yuan de ese agujero oscuro, y no había poder en el mundo que le hiciera retractarse, arrepentirse o cambiar de opinión al respecto.

Si no había sido capaz de salvar y proteger a Wei Ying, la única persona por la cual su corazón se había permitido desarrollar sentimientos tan profundos como para poner su vida por completo de cabeza, al menos se aseguraría de proteger la representación más pura y hermosa de lo increíblemente justa y valedora que fue su lucha contra el mundo; al niño al que había querido, protegido y atesorado con tanta devoción como para arriesgar su propia vida.

Era ciertamente curioso como una criatura tan pequeña e inocente, al cual el mundo había golpeado con crueldad aún a su corta edad, se transformó en algo tan importante en la vida de dos personas muy diferentes entre sí, pero que compartían los mismos principios y valores. Mientras que para Wei WuXian el pequeño había sido un recuerdo alegre, cálido y constante sobre cómo su lucha no había sido en vano, para Lan WangJi el niño era el pequeño pero significativo rayo de luz presente en la oscuridad absoluta que se había transformado su vida desde que su otra mitad partió a donde nunca podría encontrarlo, la ahora única razón que tenía para seguir viviendo.

Y por esa razón de vida, estaba dispuesto a luchar con uñas, dientes y todo lo que necesitase para mantenerlo a su lado, totalmente a salvo. No importaba lo que su tío dijese, no importaba lo que como secta debían hacer ante la situación de un Wen sobreviviente, ni mucho menos importaba lo que el mundo pensaría con su decisión. Él no iba a retractarse. Si tenía que arriesgar todo por ese niño, lo haría sin pensarlo dos veces.

Entonces, súbitamente, el pequeño A-Yuan se retorció entre sus brazos, sacándolo abruptamente de sus caóticos pensamientos, y soltó un gemido largo bajo su garganta rasposa. Al volver la mirada hacia él, Lan WangJi se dio cuenta de que pequeñas gotas de sudor le escurrían por el suave rostro mientras que sus labios habían tomado una preocupante tonalidad pálida.

XiChen también pareció darse cuenta del peligroso estado del pequeño, pues al segundo siguiente de escuchar el gemido, se acercó con paso lento hacia donde estaban y se agazapó junto ellos. Lan WangJi no lo alejó esta vez, porque sabía a ciencia cierta que su hermano jamás lastimaría al niño, no importaba su origen.

—WangJi, este niño necesita atención médica, no luce nada bien. —Los ojos claros de su hermano bailaron desde el rostro crispado del niño a él—. ¿Qué es lo que tiene?

—Fiebre constante. Todos los días.

—¿Que tal sus síntomas cuando está despierto?

—No lo ha estado.

Aquella declaración pareció alertar a Lan XiChen aún más. De inmediato, una de sus manos se alzó al rostro del niño y comenzó a verificar su temperatura, frunciendo profundamente el ceño al sentir de primera mano lo alta que esta se encontraba. Además, un pequeño rastro de sorpresa pasó rápidamente por sus ojos claros al advertir que, durante todo ese tiempo, Lan WangJi había estado traspasándole energía espiritual al niño. Seguramente lo había estado haciendo desde que habían llegado al Jingshi.

Por ti, Wei Ying.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora