Capítulo 16: Resentimiento. Pt3.

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Por ti, Wei Ying.

Capítulo 16: Resentimiento. Parte 3. 

—¡WangJi, tu espada!

Lan QiRen no pudo determinar qué anciano había gritado en total estupefacción pero no le importó. Avanzó, apartando con brusquedad la mano de Lan XiChen que se alzaba en su dirección.

—Alzar tu espada contra tus mayores es una falta que se paga con un azote en el mundo de la cultivación y tú lo sabes, WangJi —habló a través de sus dientes apretados—. ¡Te voy a traer de regreso hoy mismo, así tenga que amarrarte!

—¡Shufu! —lo llamó Lan XiChen con voz ahogada.

Lan QiRen hizo caso omiso de él. La furia, decepción y un sinfín de otros sentimientos crepitantes tenían su cabeza hecha un lío, y en todo lo que podía pensar era en traer de regreso a su sobrino, al WangJi que él conocía... al que había criado como a un hijo.

Como si sus palabras hubieran sido una orden, los ancianos se lanzaron hacia adelante, dispuestos a ejercer la fuerza necesaria para doblegar la determinación furiosa de Lan WangJi. No obstante, Bichen fue certera y letal, alzándose con un brillo feroz por sobre todos y atacando sin vacilación alguna.

—¡WangJi, detente! —Algunos ancianos intentaban hacer entrar en razón a WangJi mientras se debatían para escapar de sus golpes mortales.

—¡WangJi, deja de pelear contra nosotros!

Con ojos desorbitados por el horror, Lan QiRen observó como aquella espada en manos de su sobrino, que siempre había sido usada con justicia y rectitud por todo el mundo del cultivo, arremetía sin ninguna culpa o vacilación contra los ancianos de su secta, dejando heridas no mortales pero lo suficientemente poderosas como para apartarlos de forma definitiva de la lucha feroz. Y mientras su hoja brillante se bañaba con la sangre de su propia secta, WangJi no permitió que sus movimientos lo separaran siquiera un centímetro de Wei WuXian, que con el furor de la lucha había retrocedido hasta el fondo de la cueva, tapándose los oídos y una mirada totalmente desorientada en sus ojos oscuros.

Fue sólo cuestión de minutos antes de que los ancianos se vieran sobrepasados por el poder destructor de WangJi y su firme deseo, al punto en que muchos comenzaron a caer a su alrededor, incapaces de alzarse nuevamente a pesar de sus esfuerzos.

Y cuando Lan QiRen, perdido en la honda desesperación de sus emociones, intentó dar un paso hacia él con su espada alzada, Lan XiChen lo aferró por un brazo con tal fuerza que su mano temblaba violentamente.

—No, shufu... por favor, se lo ruego...

Lan QiRen no respondió. Sus ojos buscaron a su sobrino menor que yacía frente a él.

WangJi, al sentir su mirada, alzó sus ojos tormentosos. Con una mano sostenía con delicadeza Wei WuXian sobre su costado, quién tenía la cabeza apoyada en su hombro y la mirada totalmente perdida en la nada, mientras que la otra alzaba temblorosamente a Bichen a modo de defensa, justo frente a los rostros de Lan QiRen y Lan XiChen... los únicos que se mantenían en pie en aquella cueva.

—¿Te atreves, WangJi? —la voz de Lan QiRen emergió sin ningún tipo de emoción mientras se dirigía al Jade menor—. ¿Te atreves a usarla contra mí también?

El semblante de Lan WangJi se llenó de agonía.

—No quiero...

—No quieres, pero lo harás, ¿verdad? Todo por ese hombre miserable que tienes a tu lado.

—Shufu...

—¿Estás consciente de tus acciones, WangJi? ¿Te das cuenta de lo que has hecho? Tu castigo...

Por ti, Wei Ying.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora