Capítulo 15: Resentimiento. Pt2.

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Por ti, Wei Ying.

Capítulo 15: Resentimiento. Parte 2.

Lan QiRen nunca supo determinar si el hecho de que aquella fatídica noche fue una especie de suerte el haber estado presente en el pandemonio mismo o no. Después de todo, presenció y fue testigo esa noche de dos grandes sucesos horribles, pero el más importante había sido una de las cosas más terribles que había tenido que presenciar en su vida; la rebeldía furiosa y apasionada de su sobrino menor, Lan WangJi, a la hora de proteger al infame Patriarca YiLing... de su propia secta.

Podía recordar con horrorosa claridad lo caótica que había sido esa noche desde el principio. La presencia de Wei WuXian había caído de sorpresa en Ciudad Sin Noche, pero las grandes sectas no se habían dejado intimidar y lo habían enfrentado de inmediato, intentando sacar ventaja, especialmente LanlingJin que, bajo el mando de un particularmente ansioso Jin GuangShan, habían presionado sobre el Patriarca YiLing sin temor alguno.

Entonces el mismo infierno se había desatado sobre Ciudad Sin Noche.

En un parpadeo, Lan QiRen de pronto se vio rodeado de cadáveres feroces que atacaban sin piedad alguna y hacían correr sangre sobre las paredes de la ciudad, impregnando el aire mismo con el aroma nauseabundo de la muerte, y de miles de cultivadores que, tras haber perdido todo rastro de racionalidad en sus mentes al ver al Sello del Tigre Estigio en la mano del Patriarca, se atacaban unos a otros, totalmente perdidos en su oscura sed de poder.

Lan QiRen nunca había presenciado tanto resentimiento y odio concentrado en un sólo lugar y afectando a tantas personas. Cada melodía que emitía aquella infame Chengqing en los labios del Patriarca YiLing parecía profundizar estos oscuros sentimientos, volviéndolos cada vez más feroces e implacables tanto en las personas como en el sinfín de cadáveres que seguían sus órdenes. El caos y la destrucción misma seguían a Wei WuXian esa noche, avanzando con cada paso que este daba, dejando nada más que absoluta miseria a su paso.

Entonces fue el momento en que Lan QiRen comprendió que el oscuro poder del Patriarca podía llegar incluso a él cuando, en medio de todo aquel pandemonio, de pronto un integrante de su secta llegó a él, empapado de sangre, con la mirada desorbitada del horror y exclamando:

—HanGuan-Jun... ¡HanGuan-Jun ha huido con el Patriarca YiLing!

El mundo se inclinó vertiginosamente bajo los pies de Lan QiRen cuando escuchó aquellas terribles palabras. Su mano, que sujetaba la empuñadura de su espada, se apretó tanto alrededor de esta que sus nudillos se tornaron totalmente blancos por el esfuerzo.

—¡Encuéntrenlo y tráiganlo de vuelta! ¡Ahora mismo!

—Sí, señor...

—Espera. —Súbitamente, junto al integrante de la secta GusuLan emergió la figura sangrante de Lan XiChen. Su rostro estaba sumido en profunda preocupación, su ceño fruncido sobre sus ojos claros y sus labios pálidos. Lucía casi enfermizo, con salpicaduras de sangre por toda su piel y sus túnicas inundadas de un rojo carmesí. Sus manos fueron un tanto temblorosas a la hora de tomar al hombre a su lado por el brazo, con fuerza—. Cuando viste a WangJi, ¿cómo estaba él? —Su voz salía entrecortada y un tanto ronca, llena de emociones complejas.

Lan QiRen frunció el entrecejo, pero no dijo nada, atento a la respuesta del integrante de su secta.

—El Patriarca YiLing estaba fuera de sí —respondió el hombre, observando con evidente nerviosismo como sus hermanos de secta a su alrededor luchaban contra cadáveres, intentando proteger a su líder y su maestro—. Y HanGuan-Jun, él... Él estaba herido, señor. No pudieron ir muy lejos.

Por ti, Wei Ying.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora