Epílogo

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Una semana después...

Sintió un hormigueo que le corrió todo el cuerpo, después una segunda vez y luego una tercera. Estaban haciendo que poco a poco el sueño comenzara a abandonar su cuerpo. 

Tony tiene un punto débil que Steve conoce muy bien, su cuello. El genio es muy sensible en esa parte de su cuerpo y siempre que el rubio tiene contacto con ella, sea por un beso o alguna marca que quiera dejarle manda un cosquilleo por todo su cuerpo. Ama despertar así, con los brazos de su esposo rodeándolo dándole cariño, queriendo levantarlo cuando ya no podía conciliar más el sueño. 

Stark abrió un poco los ojos, los sentía pesados. Una clara señal de que aún le faltaban unas horas de descanso, descanso que Steve le estaba quitando igual que la noche anterior. Lo primero que vio fue el fornido pecho del más alto, levantó la mirada con una sonrisa para encontrarse con unos inconfundibles ojos azules cielo. El rubio también tenía una sonrisa en la cara. No perdieron el tiempo y comenzaron los besos de buenos días. Esos que Tony decía que eran la única buena razón para levantarse temprano.

—Buenos días amor —saludo primero el rubio.

Todo se sentía una hermosa paz, un momento tranquilo sin preocupaciones. Era sábado, seguro Peter aun dormía o estaba en la cocina sacando algo del refrigerador para comer. 

Eso era lindo, ya no tenían el afán de levantarse en las mañanas para prepararle algo su pequeño niño –que ya no era tan pequeño– quien se levantaba temprano en las mañanas para sentarse en la sala a ver dibujitos. Ya ni siquiera era necesario llevarlo a la escuela.

Miró a su esposo que esperaba su saludo con una sonrisa bonita, sin ojeras bajo sus ojos por no dormir cuando un bebé en el cuarto de al lado lloraba cada noche. Ni tampoco tenía su ropa del día anterior llena de talco para bebe ni leche de un tetero derramada encima, en realidad estaba desnudo. La paz era un poco abrumadora a veces.

Buenos días roba sueño contestó finalmente.

—Iré a hacer el desayuno, ¿qué quieres que prepare?

La paz era abrumadora a veces.

—Leche.

El mayor no respondió solo le sostuvo la mirada durante un largo rato. El millonario creyó que su esposo había entendido su sutil adivinanza, pero estamos hablando de Steve Rogers. El hombre que nunca entenderá a Stark a la primera.

—Tony... ¿no fue suficiente con la que te di anoche?

El castaño rió mirándolo con mucho cariño. Ok. Fue mi error. Mal uso de palabras.

—Mejor quedemos otro rato en la cama, bebé. Optó por usar el mismo tono que su pareja usó aquella vez en un hotel de París cuando le dijo que quería un hijo.

Ahora sí comprendió que quería decir. Recordaba esa extraña forma en la que lo dijo. No me digas que...

—¿De verdad? —pregunto después de un corto silencio.

—Claro. Hablo enserio. —Se acercó más a él hasta rozar su nariz—. Peter ya está grande y nosotros no estamos viejos. Extraño arrullar a Pete. Podríamos. —Steve solo lo escucha, pero no dice nada. Estaba aún en la sorpresa por las declaraciones de Tony. Volver a la paternidad desde cero luego de quince años es otro nivel—. Siempre quise tener una niña.

Su preocupación se esfumó al recordar a su esposo cargando a Peter, tirado en el suelo frente al menor tratando de que dijera papá y las veces que se quedaba dormido con Peter sobre su pecho. Sería repetir esos momentos.

Secuestro || Stony ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora