FOOLISH HEART [MICHAENG]

No es la misma de antes

—Es muy linda... Nayeon apresuremos el paso.—La nombrada se sentía confundida, mientras estaba siendo jalada por su amiga.

—¿Eh? Si, si.—Avanzó rápidamente junto con su amiga, pero aun así su amiga la dejo atrás.

Ya habían llegado al edificio de la consulta de Myoui.

•

—¡Son Chaeyoung espera! Tu billetera.—La nombrada.

—¿Es que siempre se me va a quedar algo en tu oficina?—Dijo mientras tomaba su billetera de vuelta.

—Tu me tiraste los chocolates.—Mina encogió los hombros.—Debiste ser cuidados...—Una voz que no conocía la interrumpió.

—Chaeng.—Había llegado Jeongyeon llevandose la atención de la pelinegra también.

—Ah Jeong.

—Hola.—Dijo la rubia refiriéndose a Mina.—Soy Yoo Jeongyeon.

—Myoui Mina.—Hizo una referencia.

—Esperen.—Nayeon había llegado después.—Oh, Señorita Myoui muchas gracias por ayudar a Chaeyoung.—Nayeon le hizo una reverencia.

—Oh no, no, no tienes que agradecer.—La japonesa movió las manos en negación.—Bien, entonces yo me volveré a mi oficina, un gusto.

—Hey, espera.—Jeongyeon soltó, recibiendo la mirada de confusión de sus dos amigas.—¿Tienes algún número de contacto?—Nayeon frunció el ceño.

Mina la miró un poco confundida.

—Esta el numero de mi consulta... Oh espera, tengo una de mis tarjetas por acá.—La japonesa revisó la pequeña cartera que su blusa traía.—Mira, aquí tienes.—Dijo pasándole la tarjeta con sus contactos.

—Gracias.—Jeongyeon le mostró una sonrisa.

—No hay de que, bueno... Que estén bien.—Myoui hizo un gesto con su mano hacia las tres chicas, adentrándose al edificio.

—¿Para que querías su número?—Nayeon preguntó rápidamente, mientras que Chaeyoung comenzaba avanzar en silencio.–Yo lo tenia, te lo podía dar.

—No seria lo mismo, ya no puedo perder el tiempo.—La rubia dijo directamente, Nayeon solo le dio un pequeño golpe en el hombro.—Auch.—Se quejó en forma de broma.—¿Por que?

—Avanza.

La castaña de grandes dientes apresuró el paso alcanzando a la coreana más baja.

Jeongyeon y Nayeon tenían planeado llevar a su amiga a dar un paseo por el centro comercial.

El motivo principal era animar a su pequeña amiga, aun después del tiempo que había pasado todavía era notorio que no era la misma Chaeyoung de siempre. Luego de descubrir lo que había pasado con su ex novia, la esencia castaña se había apagado, según lo que Nayeon y Dahyun le contaron a la rubia.

Y fue muy claro, Jeongyeon recordaba a su amiga un poco más inquieta, algo tranquila pero no tanto. ¿Que tan probable era que había cambiado en todos estos años?

—¿Como te fue?

—¿Con?—La castaña no tenia la menor idea de que hablaba Nayeon.

—¿Como que con que? Fuiste donde la psicóloga ¿Estuvo bien?¿Que te dijo?

—Nada, solo le di las gracias.—Le dio un sorbo a su bebida.—No iré a terapia, estoy buscando a alguien que me de el certificado, ya te dije.

—¿Habra alguien que haga eso?—Intervino Jeongyeon.

—Aun no sé, sino hay, tendré que aguantarme esas charlas inútiles.—Dijo mientras se limpiaba los labios con una servilleta.—¿Quien quiere mi helado?

—¡Yo!—Jeongyeon lo arrebató de las manos de Chaeyoung antes que Nayeon.—¿Quieres Nayeon?

—Si.

—Compra.—La rubia río como siempre solía hacerlo, aunque esperaba algo ademas de el puchero de Nayeon. Se dio cuenta que su amiga mas baja no había prestado atención a su chiste.

Tal vez sí cambió en estos años, antes se reía con cualquier cosa que ella hiciera.

—Tu chiste fue malísimo.—La coreana de grandes dientes arrebató el helado de las manos de Jeongyeon.—¿Cierto Chaeng?

—¿Ah? Si, si.

—¿Ya deberíamos irnos? Se me está haciendo tarde, le prometí a papá que haria la cena con el. —Dijo poniéndose su abrigo.—¿Vamos a mi casa?

—Claro.—Respondió Nayeon rápidamente.

—Yo voy a pasar esta vez, no dormí muy bien anoche, así que iré a dormir.

Las dos mayores sé miraron pero Nayeon movió la cabeza en negación.

—Te iremos a dejar a casa entonces.—La castaña mayor tomo sus cosas antrelazando su brazo con el de Chaeyoung.

—En serio chicas no es necesario, se van a retrasar.—Dijo mirando a Jeongyeon.

•

—¿Diga?—La pelinegra intentaba calmar su respiración, ya que fue consecuencia de haber dejado su celular en la cocina en la noche.—No, pasa nada, estaba durmiendo... ¿Por que?—Mina frunció el ceño.—¿Mañana? ¡Mañana! ¿Aquí? ¿En corea?...—Se afirmó en una de las mesas que estaban.—Papá, siempre exagera... No me siento sola... No es eso... Es obvio que quiero verte.—Suspiró.—¿Mañana a que hora? Bien, ahí estaré.

Al cortar la llamada, Mina abrió las cortinas de si departamento dejando entrar la luz solar a su hogar.

_______________
1/3